Malandros en la frontera sur de los Estados Unidos reclaman derechos

La diáspora venezolana ha sido una de las más destacadas del siglo XXI, con un flujo migratorio hacia los Estados Unidos que ha aumentado significativamente en los últimos años. Desde la Caracas suramericana muchos aseguran que frente al muro sobra la cantidad de malandros en la frontera sur.

Sin embargo, más allá de los venezolanos, otros grupos de inmigrantes de diferentes nacionalidades también han buscado refugio en la línea imaginaria llena de barrotes que se halla al sur de los Estados Unidos.

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Animados por esta especulación, intentaremos analizar la situación de seguridad de Estado y cómo la presencia de estos inmigrantes, algunos de los cuales han sido etiquetados como «malandros», afecta tanto a los estadounidenses como a los venezolanos que están legalmente en el país.

No todos son malandros en la frontera

La diáspora venezolana ha sido emblemática debido a la crisis política y económica que atraviesa Venezuela, lo que ha llevado a un éxodo masivo de ciudadanos en busca de mejores condiciones de vida y oportunidades en el extranjero. En la masa humana han permeado malandros en la frontera que son mal vistos por propios y extraños.

Malandros en la frontera
Muchos han sido tachados de malandros en la frontera.
Ilustración de MidJourney

De acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 5.6 millones de venezolanos han abandonado su país desde 2015, siendo Estados Unidos uno de los destinos más elegidos.

Sin embargo, es importante señalar que la diáspora venezolana no está exenta de controversia. Algunos medios y políticos han estigmatizado a los venezolanos que buscan refugio en los Estados Unidos, etiquetándolos como «malandros» o criminales. Es crucial recordar que la gran mayoría de los venezolanos que han migrado son personas honestas y trabajadoras que buscan una mejor calidad de vida.

Un gentío tras el “sueño”

En el contexto más amplio de la frontera sur de los Estados Unidos, no solo se encuentran venezolanos, sino también inmigrantes de otras nacionalidades, como colombianos, dominicanos, haitianos, mexicanos y centroamericanos, quienes históricamente han buscado refugio y oportunidades en el país.

Según datos del Centro de Estudios Migratorios, entre octubre de 2020 y marzo de 2021, se registraron más de 300 mil detenciones de inmigrantes indocumentados en la frontera sur de los Estados Unidos, lo que representa un aumento significativo en comparación con años anteriores. Estas cifras reflejan la complejidad del tema migratorio en la región y el desafío que representa para la seguridad de Estado. La problemática se agudiza cuando malandros en la frontera llegan en tono orgulloso a solicitar derechos.

Malandros en la frontera
Los migrantes buscan refugio en la línea imaginaria llena de barrotes
Ilustración de MidJourney

Flujo migratorio y política

La situación en la frontera sur ha sido objeto de un intenso debate político y ha generado preocupaciones sobre la seguridad nacional y la capacidad del sistema de inmigración para gestionar de manera efectiva el flujo migratorio.

Es importante destacar que la mayoría de los inmigrantes que llegan a la frontera sur buscan huir de la violencia, la pobreza y la inestabilidad política en sus países de origen. Si bien algunos pueden cometer delitos o involucrarse en actividades ilegales, estigmatizar a toda la población inmigrante como «malandros» es injusto y simplista.

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En cuanto a los venezolanos y otros inmigrantes que ya se encuentran legalmente en los Estados Unidos, el proceso de adaptación y búsqueda de oportunidades puede ser complicado. Muchos han sido tachados de malandros en la frontera. Según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, la tasa de desempleo entre los inmigrantes ha sido más alta que entre los ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, también se ha demostrado que los inmigrantes contribuyen positivamente a la economía y a la diversidad cultural del país.

Un tema muy complicado

Es fundamental abordar el tema migratorio de manera integral, tomando en cuenta tanto la seguridad de Estado como la protección de los derechos humanos de los inmigrantes. Es necesario buscar soluciones que sean justas y equitativas para todas las partes involucradas.

La diáspora venezolana y otros grupos de inmigrantes en la frontera sur de los Estados Unidos enfrentan desafíos significativos, pero también aportan a la sociedad estadounidense. Estigmatizar a estos inmigrantes como «malandros» no solo es injusto, sino que también desvía la atención de los problemas reales y complejos que deben abordarse en el ámbito migratorio. Es necesario encontrar soluciones que promuevan una migración segura y ordenada y que respeten los derechos humanos de todos los involucrados.

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