Israel ha adoptado una estrategia contundente en su misión de rescatar a los rehenes retenidos por Hamás en Gaza, generando un debate intenso sobre las consecuencias humanitarias y legales de estas operaciones. En una reciente incursión diurna en el campo de refugiados de Nuseirat, el rescate de cuatro rehenes israelíes resultó en la muerte de al menos 274 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, renovando las preguntas sobre las tácticas utilizadas por Israel en su guerra contra Hamás.
Este informe está basado en el artículo original de Miriam Berger, periodista de la redacción internacional del Post en Washington. Berger, quien tiene una maestría en Estudios Modernos de Oriente Medio de la Universidad de Oxford y fue becaria de investigación Fulbright en Egipto, ha estado cubriendo desde el 7 de octubre los eventos en Jerusalén, Israel y la guerra en Gaza para The Washington Post. Su pieza editorial, titulada “El número de muertos por el rescate de rehenes israelíes se suma al escrutinio legal de la guerra de Gaza”, expone el costo humano de estas operaciones.
Israel se hunde en un lodo inmoral
El Ministerio de Salud de Gaza reportó que la redada en Nuseirat no solo liberó a los rehenes, sino que también dejó cientos de heridos, muchos de ellos mujeres y niños. Esta operación ha desatado una ola de críticas hacia Israel por parte de expertos en derecho internacional, quienes argumentan que las tácticas de rescate deben minimizar las bajas civiles. Adil Haque, profesor de derecho en la Facultad de Derecho de Rutgers, subraya que «el daño previsible a los civiles era desproporcionado con respecto al objetivo legítimo de rescatar a los cuatro rehenes».
Israel ha defendido sus acciones, argumentando que Hamás es responsable de la muerte de inocentes debido a su práctica de ocultar prisioneros e infraestructura militar en zonas civiles. Sin embargo, esta justificación no exime a Israel de sus obligaciones legales de proteger a los civiles. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han mantenido que la inmensa potencia de fuego utilizada fue necesaria para neutralizar las amenazas inmediatas durante el rescate.
Algo de la crónica mortal
Omar Mutwawa, un mecánico de 22 años, fue una de las víctimas en Nuseirat. Según su hermano Nasrallah, Omar salió de su casa para ayudar a los heridos durante el ataque, solo para ser alcanzado por una explosión que lo desmembró. El uso intensivo de tanques, aviones y drones por parte de Israel creó un «muro de fuego» que arrasó con objetivos militares para asegurar la operación. A pesar de las afirmaciones de Israel de que solo recurrieron a esta potencia de fuego cuando sus fuerzas fueron atacadas, la magnitud del daño causado ha sido devastadora para la comunidad local.
La incursión en Nuseirat también expuso la fragilidad del sistema hospitalario de Gaza. Abdel Hamid Ghorab, un paramédico de 33 años, describió cómo el hospital al-Awda, convertido en un improvisado centro de trauma, fue inundado con más de 100 pacientes gravemente heridos, muchos de ellos niños. Ghorab relató que el personal médico se vio abrumado por la cantidad de amputaciones y heridas críticas que tuvieron que atender.
Tambièn puedes leer: Ausencia de capacidades competitivas del sector industrial de EE.UU. hace de China un enemigo
Parecido a la venganza
La operación de rescate ha suscitado interrogantes sobre la proporcionalidad de las acciones militares de Israel. El principio de proporcionalidad en el derecho internacional humanitario prohíbe causar bajas civiles excesivas en relación con la ventaja militar directa. Sin embargo, como señaló Michael Sfard, abogado israelí especializado en derecho internacional, «el número de víctimas es suficiente para plantear dudas sobre si el uso del fuego fue indiscriminado». Esta preocupación es compartida por muchos en la comunidad internacional, quienes exigen una mayor transparencia y rendición de cuentas por parte de Israel.
A medida que la guerra en Gaza continúa, el impacto de las operaciones de rescate de Israel sigue siendo un tema de controversia. La Corte Penal Internacional (CPI) ha intensificado su escrutinio sobre las acciones de Israel, y el fiscal jefe ha solicitado órdenes de arresto para el primer ministro Benjamín Netanyahu y el ministro de Defensa Yoav Gallant por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Netanyahu ha desestimado estas acusaciones, calificándolas de «parodia de la justicia» y reiterando que Israel continuará su lucha contra Hamás.
Muertes en la huida
El caso de Emad Lubad y su familia ilustra el trágico costo humano de estas incursiones. Según testimonios recogidos por Miriam Berger, Emad, su esposa Saher y su hijo Ahmed fueron asesinados cuando su automóvil fue alcanzado por un misil mientras intentaban huir del área de conflicto. Este tipo de incidentes ha llevado a muchos a cuestionar la efectividad y la ética de las tácticas de Israel en su guerra contra Hamás.
Israel, por su parte, ha afirmado que sus operaciones están diseñadas para maximizar el elemento sorpresa y minimizar el riesgo para sus fuerzas. Sin embargo, la elección de realizar incursiones durante el día en áreas densamente pobladas ha resultado en un alto número de bajas civiles. La residente de Nuseirat que habló bajo condición de anonimato describió cómo su familia se refugió en su cocina durante el ataque, observando impotentes cómo un coche cercano explotaba en llamas.
Costo humanitario inaceptable
La narrativa oficial de Israel se centra en la necesidad de actuar con rapidez y fuerza para rescatar a los rehenes y neutralizar las amenazas de Hamás. No obstante, los críticos argumentan que esta estrategia ha tenido un costo humanitario inaceptable. La ex asesora del ejército israelí en cuestiones de derecho internacional, Pnina Sharvit Baruch, defendió la operación afirmando que «no es un crimen de guerra salir de una situación así», pero el profesor Haque insiste en que los comandantes deben tomar todas las precauciones posibles para evitar daños a los civiles.
Tambièn puedes leer: Conoce cuál es el abanico de sentencias que puede recibir Donald Trump más allá de la prisión
A medida que las investigaciones continúan y se recopilan más testimonios sobre la incursión en Nuseirat, queda claro que las acciones de Israel en Gaza seguirán siendo objeto de intenso escrutinio. La comunidad internacional demanda respuestas y justicia para las víctimas, mientras que Israel enfrenta la presión de equilibrar sus objetivos militares con la protección de la vida civil.
Un coctel letal
En este contexto de conflicto y controversia, la búsqueda de rehenes y la venganza se han entrelazado en un coctel letal que ha dejado una huella profunda en Gaza y una mácula en Israel. La misión de rescatar a los rehenes israelíes ha desencadenado un ciclo de violencia y sufrimiento que pone de relieve las complejidades y desafíos de la guerra moderna. Con la mirada del mundo puesta en la región, el desenlace de estas operaciones tendrá implicaciones duraderas tanto para Israel como para los palestinos.
La historia de Nuseirat es solo una de muchas en la prolongada y dolorosa guerra en Gaza, pero sirve como un recordatorio poderoso de los costos humanos de la guerra y la necesidad urgente de encontrar soluciones que prioricen la vida y la dignidad de todos los involucrados.
