¿Israel se contendrá y no atacará a Hezbolá?: Un análisis multidimensional

El tablero geopolítico en Oriente Medio se encuentra una vez más en un punto crítico, con Israel y Hezbolá en el centro de un intrincado juego de poder y diplomacia. La pregunta planteada por Jamie Dettmer, editor de opinión de POLITICO Europe, resuena con urgencia: ¿Desafiará Israel a Washington y atacará a Hezbolá? Este análisis busca explorar las diversas facetas de esta compleja situación, donde la seguridad, la política internacional y las decisiones estratégicas se entrelazan. 

La situación en Israel es tensa y cargada de expectativas. Los kibutzim en el sur de Israel han exigido seguridad permanente tras la guerra contra Hamás, un conflicto que ha marcado profundamente la política interna y externa de Israel. Ahora, con la mirada puesta en la frontera libanesa, donde ciudadanos israelíes han sido evacuados, surge una demanda similar de protección y firmeza. La respuesta de los líderes israelíes ha sido intransigente. Su determinación de aplastar a Hamás, evidenciada en la eliminación de comandantes de nivel medio en Gaza, refleja una postura que podría extenderse hacia Hezbolá. 

Hezbolá
Los kibutzim en el sur de Israel han exigido seguridad permanente tras la guerra contra Hamás, un conflicto que ha marcado profundamente la política interna y externa de Israel. Ilustración MidJourney

Hezbolá y las ambigüedades 

Desde la administración del presidente Joe Biden en Estados Unidos, se percibe una dualidad en el mensaje. Por un lado, se establece un plazo hasta fin de año para concluir la guerra contra Hamás, subrayado por el Secretario de Estado Antony Blinken. Por otro, el asesor adjunto de seguridad nacional, Jon Finer, señala que no hay un plazo estricto para Israel. Esta ambigüedad en la política exterior estadounidense pone de manifiesto la complejidad de su relación con Israel, una relación históricamente marcada por desafíos y desacuerdos. 

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La tradición de Israel de actuar según sus propios intereses en asuntos de seguridad es bien conocida. El ejemplo del Primer Ministro Ehud Olmert en 2007, ignorando la oposición del Presidente George W. Bush para atacar una planta nuclear en Siria, es un claro precedente de esta tendencia. Esta acción, alineada con la Doctrina Begin, enfatiza la política israelí de ataques preventivos y la defensa de sus ciudadanos con todos los medios disponibles. Este enfoque intransigente se aplica igualmente a la actual situación con Hamás y potencialmente con Hezbolá. 

Resistencia a las presiones 

La resistencia de Israel a las presiones externas, incluidas las de sus aliados más cercanos, es un factor clave en este análisis. Los líderes israelíes, motivados por el deseo de prevenir otro evento como el pogromo del 7 de octubre y garantizar la seguridad de sus ciudadanos, parecen dispuestos a asumir riesgos y desafíos significativos. Esta postura se extiende a su enfoque hacia Hezbolá, como lo demuestran las declaraciones de Mark Regev, asesor del primer ministro Benjamin Netanyahu, y del Ministro de Defensa Yoav Gallant. 

Hezbolá
La fortificación de Hezbolá en el sur de Líbano, y sus ataques con cohetes y misiles intensificados desde el 7 de octubre, plantean un desafío directo a la seguridad de Israel. Ilustración MidJourney

Gallant, en particular, ha insinuado un cambio de enfoque hacia el norte, hacia la frontera con Líbano y Hezbolá. Esta posible escalada refleja la creciente tensión y la exigencia de los ciudadanos israelíes evacuados de tener garantías de seguridad antes de regresar a sus hogares. La guerra contra Hamás ha establecido un precedente en la búsqueda de seguridad para los kibutzim en el sur, y ahora se espera una respuesta similar para los evacuados cerca de la frontera libanesa. 

Washington en fuego cruzado 

La complejidad de la situación se ve agravada por el papel de Estados Unidos y su intento de evitar una expansión del conflicto a Líbano. Los esfuerzos de Washington para disuadir a Irán y a Hezbolá de involucrarse en un conflicto más amplio han sido, hasta ahora, exitosos. Sin embargo, la postura de Israel, su historial de tomar decisiones unilaterales en defensa de su seguridad, y la creciente presión interna podrían cambiar esta dinámica. 

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La resolución 1701 de la ONU, que exige a Hezbolá no mantener presencia militar al sur del río Litani, ha sido constantemente ignorada por el grupo militante. La fortificación de Hezbolá en el sur de Líbano, y sus ataques con cohetes y misiles intensificados desde el 7 de octubre, plantean un desafío directo a la seguridad de Israel. La posibilidad de que Israel decida atacar a Hezbolá, en un intento de asegurar su frontera norte y prevenir ataques futuros, es una perspectiva real. 

En resumen, la pregunta de si Israel atacará a Hezbolá es compleja y multifacética. Involucra consideraciones de seguridad nacional, la relación con Estados Unidos, la política interna de Israel, y la dinámica regional en Oriente Medio. Los líderes israelíes se enfrentan a decisiones difíciles, equilibrando la presión interna con las implicaciones internacionales. A medida que avanzamos hacia el final del año, el mundo observará con atención para ver si Israel decide actuar contra Hezbolá, desafiando así no solo a sus adversarios regionales, sino también a su aliado más importante, Estados Unidos. 

 

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