Guyana es un exportador de crudo emergente que debe activar las alarmas de Venezuela

En un contexto global donde la energía es protagonista de las agendas internacionales, la emergente figura de Guyana como exportador de crudo se erige no solo como una oportunidad económica para este país, sino también como un llamado de atención para su vecino, Venezuela. Guyana es un exportador de crudo emergente, una realidad que, hasta hace poco, parecía improbable. Este país, conocido por su densa selva y la riqueza de sus recursos naturales, ha comenzado a escribir un nuevo capítulo en su historia, uno que lo posiciona en el mapa mundial de la energía. Sin embargo, este despertar de Guyana no solo resuena como una historia de éxito económico; también suena las alarmas en Venezuela, país que ha sido por décadas un gigante petrolero en la región.

Este análisis es presentado por José Antonio Gil Yepes, sociólogo venezolano y ex presidente de la encuestadora Datanálisis, para el diario El Universal de Venezuela, bajo el título: «Guyana, Venezuela, México y el petróleo». En su columna, Gil Yepes destaca la ascendente producción petrolera de Guyana y cómo esta nueva dinámica energética podría reconfigurar las relaciones y dependencias internacionales en materia de hidrocarburos. Con una visión crítica y detallada, Gil Yepes examina las repercusiones que el ascenso de Guyana como exportador de crudo emergente podría tener para Venezuela, en un momento donde este último busca recuperar su posición en el mercado petrolero mundial.

Guyana es un exportador de crudo emergente

La situación de Venezuela contrasta marcadamente con el panorama que se despliega en Guyana. Mientras Guyana es un exportador de crudo emergente, Venezuela enfrenta una serie de desafíos estructurales que han mermado su capacidad de producción y exportación. Históricamente, Venezuela fue uno de los pilares de la industria petrolera global, con una producción que superaba los 3 millones de barriles diarios (MBD). Sin embargo, los últimos años han sido testigos de un declive pronunciado, con niveles de producción que oscilan entre los 600 y 800 MBD. Este declive no solo refleja los desafíos internos de Venezuela, sino que también subraya la importancia de adaptarse a un panorama energético global en constante evolución.

_Guyana es un exportador de crudo emergente
La experiencia de México, descrita por Gil Yepes, ofrece una perspectiva histórica valiosa. La Revolución Mexicana y las subsiguientes políticas expropiatorias provocaron un éxodo de inversionistas hacia Venezuela, transformando a este país en un nuevo centro de la industria petrolera. Ilustración MidJourney

La experiencia de México, descrita por Gil Yepes, ofrece una perspectiva histórica valiosa. La Revolución Mexicana y las subsiguientes políticas expropiatorias provocaron un éxodo de inversionistas hacia Venezuela, transformando a este país en un nuevo centro de la industria petrolera. Sin embargo, la ironía del destino ha querido que Venezuela se encuentre ahora en una posición similar a la que México enfrentó hace un siglo. La emergencia de Guyana como exportador de crudo podría significar para Venezuela lo que Venezuela significó para México: un cambio de guardia en la industria petrolera de la región.

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Más intereses que lealtades

La geopolítica del petróleo es compleja y las alianzas son a menudo fluidas y basadas en intereses más que en lealtades. Guyana es un exportador de crudo emergente que ha sabido captar la atención y el apoyo de actores globales importantes, incluyendo a China, Estados Unidos, y Rusia, entre otros. Este respaldo internacional no solo fortalece la posición de Guyana en su disputa territorial con Venezuela por el Esequibo, sino que también refuerza su emergente sector petrolero. Venezuela, por su parte, enfrenta desafíos en múltiples frentes, desde la inseguridad jurídica hasta las sanciones internacionales, que complican sus esfuerzos por revitalizar su industria petrolera.

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La historia de Guyana y Venezuela es, en última instancia, un recordatorio de que, en la geopolítica del petróleo, las fortunas pueden cambiar rápidamente, y aquellos que no se adaptan corren el riesgo de quedarse atrás. Ilustración MidJourney.

La experiencia de Guyana destaca la importancia de crear un entorno favorable para la inversión. Mientras Guyana ofrece condiciones atractivas para los inversionistas petroleros, Venezuela se ha visto obstaculizada por una estructura de impuestos y regalías poco competitiva, así como por la inseguridad jurídica. Estos factores no solo desincentivan la inversión extranjera directa, sino que también limitan la capacidad del país para recuperar y expandir su producción petrolera. En este sentido, la historia de Exxon en Venezuela y su posterior enfoque en Guyana simbolizan un cambio de preferencia de los inversionistas que podría tener implicaciones duraderas para la industria petrolera venezolana.

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Lo único permanente es el cambio

La trayectoria de Guyana como exportador de crudo emergente subraya una lección crítica para Venezuela y otros productores de petróleo: la necesidad de adaptarse a un mundo en constante cambio. La competitividad, la seguridad jurídica, y la capacidad para atraer y retener inversiones son fundamentales en el dinámico mercado energético global. Mientras Guyana avanza, Venezuela se encuentra en una encrucijada, enfrentando la posibilidad de un futuro en el que ya no sea un actor principal en el escenario petrolero mundial.

La ascención de Guyana como exportador de crudo no solo redefine las dinámicas regionales de energía, sino que también ofrece una oportunidad para reflexionar sobre el futuro de la industria petrolera en América Latina. A medida que Venezuela busca redefinir su lugar en este nuevo paisaje, la historia de éxito de Guyana puede servir tanto de inspiración como de advertencia. La transición de Guyana de un país mayormente desconocido en el ámbito petrolero a un exportador de crudo emergente demuestra que, en el mundo de la energía, el cambio es la única constante. Para Venezuela, el desafío es doble: no solo debe superar sus propias limitaciones internas, sino que también debe navegar un entorno internacional cada vez más competitivo. La historia de Guyana y Venezuela es, en última instancia, un recordatorio de que, en la geopolítica del petróleo, las fortunas pueden cambiar rápidamente, y aquellos que no se adaptan corren el riesgo de quedarse atrás.

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