China ha acusado recientemente a Estados Unidos de estar fomentando una guerra preventiva contra Pekín a través de sus agentes de ciberseguridad. Estas acusaciones se producen en medio de un clima de tensión creciente entre ambas potencias, donde los ataques cibernéticos y la guerra de información se han convertido en herramientas clave de la confrontación global. La aseveración china surge como respuesta a un informe publicado en el portal de The Washington Post, donde se detalla cómo hackers supuestamente respaldados por el gobierno chino han penetrado en proveedores de servicios de internet en Estados Unidos, generando una oleada de preocupaciones sobre las posibles consecuencias de estas incursiones digitales.
El reportaje original, titulado “Hackers del gobierno chino penetran en proveedores de internet de EE.UU. para espiar”, fue elaborado por Joseph Menn, un periodista especializado en tecnología que se unió a The Post en 2022. Con más de dos décadas de experiencia cubriendo temas relacionados con la tecnología para medios como Reuters, Financial Times y Los Angeles Times, Menn es también autor de varios libros sobre ciberseguridad, incluyendo «Cult of the Dead Cow: How the Original Hacking Supergroup Might Just Save the World» y «Fatal System Error: The Hunt for the New Crime Lords who are Bringing the Internet». Su más reciente trabajo ha puesto de manifiesto las crecientes capacidades de China en el ámbito de la ciberseguridad y el espionaje digital, y cómo estas acciones han sido interpretadas por el Gigante Asiático como un preludio de una guerra preventiva contra Pekín.
Avizoran guerra preventiva contra Pekín
El informe de Joseph Menn detalla que los ataques cibernéticos supuestamente respaldados por China han alcanzado niveles de sofisticación y agresividad sin precedentes. Según Brandon Wales, exdirector ejecutivo de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA), las actividades de piratería del gobierno chino han aumentado excesivamente en comparación con lo que solían ser. Este aumento ha generado un profundo malestar en las esferas de seguridad nacional de Estados Unidos, que incluso en estas acciones no solo un esfuerzo por recopilar información, sino una preparación deliberada para una guerra preventiva contra Pekín en el ciberespacio. Las técnicas empleadas por los hackers chinos incluyen el uso de vulnerabilidades previamente desconocidas, lo que sugiere un nivel de inversión y dedicación que excede al de los grupos de hackers tradicionales.

El contexto geopolítico no puede ser ignorado al analizar estas acusaciones. Las relaciones entre China y Estados Unidos han estado marcadas por una rivalidad creciente, no solo en el ámbito militar y económico, sino también en el terreno de la tecnología y la ciberseguridad. La guerra preventiva contra Pekín no es solo una posibilidad en el campo de batalla física; cada vez más, se está librando en el ciberespacio, donde las fronteras son difusas y las consecuencias de un ataque pueden ser tanto económicas como políticas. Los expertos en ciberseguridad en Estados Unidos temen que estos ataques sean solo la punta del iceberg y que, en realidad, están destinados a preparar el terreno para acciones más disruptivas en el futuro.
China respondió
Por su parte, Pekín ha respondido con firmeza a las acusaciones de Washington. Un portavoz de la embajada china en Washington, Liu Pengyu, rechazó las alegaciones, calificándolas como parte de una estrategia deliberada de desinformación y manipulación mediática por parte de Estados Unidos. Según Liu, el grupo conocido como «Volt Typhoon», acusado de llevar a cabo estos ataques, no es más que una tapadera para un grupo cibercriminal de ransomware llamado «Dark Power», que no tiene ninguna conexión con el gobierno chino. Estas declaraciones subrayan la postura de Pekín de que Estados Unidos está utilizando estas acusaciones como pretexto para justificar una guerra preventiva contra Pekín, en este caso, a través de la ciberseguridad.
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La posibilidad de que Estados Unidos esté considerando una guerra preventiva contra Pekín en el ciberespacio ha sido tema de debate en diversos círculos de seguridad. Algunos analistas sugieren que estas acciones son parte de una estrategia más amplia para contener el creciente poderío de China en el ámbito digital y tecnológico. Sin embargo, otros advierten que tales movimientos podrían escalar rápidamente a un conflicto más amplio, con consecuencias impredecibles. La manipulación de DNS y la inserción de puertas traseras en sistemas críticos son tácticas que podrían tener repercusiones devastadoras si se emplean en un escenario de conflicto directo entre ambas potencias.
Lumen Technologies y Volexity
Las recientes revelaciones de los informes de seguridad, incluidos los de Lumen Technologies y Volexity, han exacerbado las preocupaciones sobre la magnitud y el alcance de las operaciones cibernéticas chinas. Lumen, por ejemplo, ha identificado que los ataques no solo han comprometido a proveedores de servicios de internet en Estados Unidos, sino también a empresas en India, lo que sugiere una estrategia de penetración global. Estos hallazgos refuerzan la idea de que China podría estar sentando las bases para una guerra preventiva contra Pekín, preparándose para interrumpir infraestructuras críticas en caso de un conflicto abierto con Estados Unidos.
La respuesta de Estados Unidos no se ha hecho esperar. Aunque la Casa Blanca ha remitido las preguntas al Departamento de Seguridad Nacional, que a su vez ha reconocido la gravedad de las amenazas, no ha habido un pronunciamiento oficial sobre las posibles represalias. Sin embargo, dentro de la comunidad de inteligencia y ciberseguridad, se ha discutido la necesidad de reforzar las defensas y desarrollar capacidades ofensivas para contrarrestar las amenazas chinas. La posibilidad de una guerra preventiva contra Pekín en el ciberespacio ha cobrado una nueva dimensión, donde la disuasión y la preparación para ataques de represalia se están convirtiendo en elementos centrales de la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos.

Equilibrio de poderes
A medida que se intensifica esta lucha en el ciberespacio, la cuestión de cómo gestionar las tensiones entre Estados Unidos y China se vuelve cada vez más compleja. La guerra preventiva contra Pekín, ya sea a través de medios convencionales o digitales, plantea desafíos éticos y estratégicos que ambos países deberán enfrentar. La competencia tecnológica y la carrera por el dominio cibernético están redefiniendo las relaciones internacionales en el siglo XXI, y las acciones de hoy podrían determinar el equilibrio de poder en las próximas décadas. En este contexto, tanto Estados Unidos como China se encuentran en una peligrosa trayectoria, donde el ciberespacio se está convirtiendo en el nuevo campo de batalla en su pugna por la supremacía global.
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El futuro de las relaciones entre Estados Unidos y China está profundamente ligado a la evolución de esta confrontación en el ciberespacio. Con cada nuevo ataque, la posibilidad de una guerra preventiva contra Pekín se convierte en una realidad más cercana. La pregunta que queda es si ambas potencias serán capaces de encontrar una forma de coexistir en este nuevo orden digital o si el ciberespacio se convertirá en el catalizador de un conflicto que podría tener consecuencias catastróficas para el mundo entero.