La escasez de agua y la extinción de especies pueden tener efectos irreversibles y mortales si la humanidad no cambia de rumbo, según un estudio recientemente publicado por la Universidad de las Naciones Unidas, con sede en Bonn (Alemania).
«A medida que extraemos indiscriminadamente nuestros recursos hídricos, dañamos la naturaleza y la biodiversidad, y contaminamos la Tierra y el espacio, nos acercamos peligrosamente al borde de múltiples puntos de inflexión que podrían destruir los sistemas de los que depende nuestra vida», dijo Zita Sebesvari, una de las autoras del estudio, a la agencia de noticias DPA.
En la extinción morimos todos
El Informe de Riesgos de Desastres Interconectados 2023, publicado por el Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-EHS) advierte sobre seis «puntos de inflexión» o áreas de preocupación: las extinciones aceleradas, el agotamiento del agua subterránea, el derretimiento de los glaciares de montaña, la contaminación espacial, el calor insoportable y, en general, un futuro que no se puede asegurar.
Dichos «puntos de inflexión» se alcanzan cuando un sistema ya no es capaz de amortiguar los riesgos y desempeñar sus funciones, y van más allá de los ámbitos individuales del clima, los ecosistemas, la sociedad y la tecnología. Los autores sostienen que están intrínsecamente interconectados y estrechamente vinculados a las actividades humanas y a los medios de subsistencia que irremediablemente desembocan en la extinción.
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En algunos parajes es irreversible
El estudio pone como ejemplo que algunos países, como Arabia Saudita, ya superaron este punto de inflexión de riesgo de las aguas subterráneas, y otros como India no están lejos de alcanzarlo. «Nuestras acciones están poniendo en peligro estas importantes capacidades de amortiguación de las que dependemos con urgencia», afirma Sebesvari. El estudio explica que cuando los ecosistemas, los sistemas alimentarios o hídricos se deterioran, «la extinción no suele ser un proceso sencillo y predecible. Más bien la inestabilidad aumenta lentamente hasta que, de repente, se alcanza un punto de inflexión y el sistema cambia fundamentalmente o incluso colapsa, con impactos potencialmente catastróficos».
Los expertos de este estudio recomiendan que se tomen soluciones que atajen las causas profundas detrás de esos fenómenos para evitarlos, más que aplicar otras destinadas a adaptarse a ellos, con lo que advierten que esos riesgos conllevan «cambios drásticos» si no se abordan adecuadamente. En el informe se afirma que la acción ideal que se debería tomar es la de «transformar», lo que implica reimaginar de manera fundamental «un sistema más fuerte y sostenible».
Una preocupación fundamentada
La preocupación expresada por la Universidad de las Naciones Unidas no es infundada. Las señales de alarma sobre la cadena de eventos que llevan a la extinción se han vuelto cada vez más evidentes en las últimas décadas. El aumento de la temperatura global, la pérdida de biodiversidad, la contaminación de los océanos y la sobreexplotación de los recursos naturales son factores que han contribuido a este sombrío panorama.
Uno de los puntos de inflexión señalados en el informe es la extinción acelerada de especies. La pérdida de biodiversidad es un problema global que afecta a ecosistemas terrestres y marinos. La sobreexplotación de recursos, la degradación del hábitat y la introducción de especies invasoras han llevado a la extinción de numerosas plantas y animales. Esta pérdida de diversidad no solo amenaza la estabilidad de los ecosistemas, sino que también impacta directamente en la supervivencia humana, ya que dependemos de la biodiversidad para obtener alimentos, medicinas y otros recursos vitales.
Menos agua
El agotamiento del agua subterránea es otro punto crítico identificado en el informe. El agua dulce es un recurso limitado y esencial para la vida en la Tierra. Si se quiere su salida de la ecuación es un catalizador de la extinción. Sin embargo, la sobreexplotación de acuíferos subterráneos ha llevado a la disminución de los niveles de agua en muchas regiones del mundo. Esto no solo afecta el acceso al agua potable, sino que también tiene graves implicaciones para la agricultura y la seguridad alimentaria.
El derretimiento de los glaciares de montaña es un fenómeno alarmante que contribuye al aumento del nivel del mar y a la pérdida de reservas de agua dulce. Los glaciares en regiones como los Himalayas están disminuyendo a un ritmo acelerado debido al cambio climático. Esto amenaza a millones de personas que dependen del agua de deshielo de los glaciares para su suministro de agua durante la temporada seca.
Más allá del cielo
La contaminación espacial es un problema emergente que puede tener consecuencias devastadoras en el futuro. Con el aumento de la actividad espacial, la cantidad de desechos espaciales en órbita terrestre ha aumentado significativamente. Estos desechos representan una amenaza para satélites, estaciones espaciales y misiones espaciales futuras. Además, la contaminación espacial podría generar cascadas de colisiones que aumentarían la cantidad de basura espacial, lo que dificultaría aún más la exploración y utilización del espacio.
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El calor insoportable es un riesgo que se intensifica con el cambio climático. Las olas de calor extremo pueden tener un impacto devastador en la salud humana, causando enfermedades relacionadas con el calor y aumentando la mortalidad. Además, el calor extremo también puede afectar la agricultura, la infraestructura y los ecosistemas.
El informe de la Universidad de las Naciones Unidas advierte que estamos frente a una cadena de dominó de riesgos interconectados que pueden llevar al colapso de sistemas críticos para la vida en la Tierra. La extinción de especies, el agotamiento del agua subterránea, el derretimiento de los glaciares, la contaminación espacial, el calor insoportable y otros desafíos exigen una acción urgente y coordinada a nivel global. Abordar las causas subyacentes de estos problemas y transformar nuestro sistema hacia uno más sostenible es la única manera de evitar una catástrofe irreversible. La pregunta que debemos hacernos como sociedad es si estamos dispuestos a tomar las medidas necesarias para detener esta cadena de dominó antes de que sea demasiado tarde. El futuro de nuestro planeta y de las generaciones futuras depende de ello.
