Europa no está fuera del peligroso juego que se gesta en el Gigante de América. Los ecos de la contienda política estadounidense reverberan mucho más allá de las fronteras de Estados Unidos, resonando particularmente en un continente que alguna vez creyó estar seguro de las repercusiones internas del sistema norteamericano. Con la posible reelección de Donald Trump como una sombra sobre las democracias occidentales, muchas naciones europeas observan con preocupación el creciente impulso de una candidatura que ya ha mostrado una inclinación hacia políticas de confrontación y unilateralismo. Este juego, que algunos consideran una amenaza a la estabilidad mundial, no solo pone en peligro el futuro de Estados Unidos, sino que también desafía el delicado equilibrio diplomático y social que Europa ha trabajado décadas para construir.
La perspectiva de un segundo mandato de Trump ha generado múltiples análisis, entre ellos el de Lídia Jorge, escritora portuguesa y autora de la reciente obra Misericordia. Jorge, quien expresó su preocupación sobre la democracia estadounidense en un artículo titulado “Palabras para una muchacha con perlas llamada Kamala Harris”, publicado en EL PAÍS, abordó los signos visibles de decadencia en el sistema político estadounidense. Según ella, lo que ocurre en Estados Unidos ofrece una clara advertencia de cómo incluso las democracias más consolidadas pueden decaer y autodestruirse. Inspirado en las palabras de Chéjov, Jorge contó la historia de un reportero de guerra que, después de asistir a un mitin republicano, quedó paralizado frente a su teclado, asombrado ante el espectáculo de decadencia que presenció. Para Jorge, ese mitin simboliza un proceso de desintegración que no solo afecta a Estados Unidos, sino también a sus aliados más cercanos, Europa incluida.
Europa no está fuera del peligroso juego
Europa no está fuera del juego peligroso. La experiencia del reportero en el Madison Square Garden, escuchando comentarios xenófobos y arenas incendiarias, revela una polarización política que fácilmente podría replicarse en el suelo europeo. No son pocos los líderes y partidos de extrema derecha en Europa que han encontrado en el discurso de Trump una fuente de inspiración para sus propias agendas. Con movimientos nacionalistas en ascenso en países como Francia, Italia y Hungría, el estilo político de Trump ofrece un modelo de confrontación y rechazo de la diplomacia multilateral que ya ha comenzado a calar en los discursos locales. Para Europa, ver cómo un líder estadounidense arremete contra instituciones globales como la ONU y la OTAN envía una señal preocupante: una redefinición del orden internacional que podría dejar a muchos de sus aliados tradicionales en una posición vulnerable.

En sus reflexiones, Jorge señala que “Europa no está fuera del peligroso juego”, sugiriendo que los valores democráticos que alguna vez unieron a ambos lados del Atlántico se están debilitando. La visión de un Estados Unidos que rechaza sus propios principios de moderación y liderazgo moral preocupa a quienes ven en la alianza transatlántica un pilar fundamental de la estabilidad global. Aunque para algunos, las campañas políticas de Estados Unidos son un simple espectáculo mediático, Jorge resalta que la situación actual no es una anécdota pasajera, sino un reflejo de problemas estructurales que podrían tener consecuencias duraderas. Con la posibilidad de un segundo mandato de Trump, el riesgo de un Estados Unidos cada vez más aislacionista amenaza con transformar la política global, dejando a Europa en una encrucijada: ¿adaptarse a un mundo sin el respaldo estadounidense o tratar de llenar el vacío que este deje?
El peligro de América Primero
Europa no está fuera del juego peligroso, insiste Jorge. La frase de de esta escritora resuena como una advertencia, recordando que las políticas de «América Primero» defendidas por Trump no solo afectan a los ciudadanos estadounidenses, sino que también impactan directamente en las decisiones políticas y económicas de otros países. Durante su primer mandato, Trump demostró su disposición a retirar acuerdos internacionales e imponer aranceles a sus aliados europeos, provocando tensiones comerciales que pusieron a prueba la economía del continente. Un segundo mandato podría reforzar este enfoque, ayudando a otros líderes populistas europeos a adoptar posturas igualmente proteccionistas, lo que podría derivar en una fragmentación de las políticas comerciales y de cooperación que tanto han beneficiado a la Unión Europea. Para muchos, la incertidumbre en torno al futuro de la relación transatlántica no solo plantea un desafío económico, sino también una prueba de resistencia para los valores democráticos y liberales que han definido a Europa en las últimas décadas.
Tambièn puedes leer: Michelle Obama: Mortalidad infantil en EE.UU. seguirá en aumento con Donald Trump en la presidencia
Mientras la contienda electoral se desarrolla al otro lado del Atlántico, la imagen de Kamala Harris abrazando a niños y ancianos contrasta notablemente con los discursos agresivos de los republicanos. Jorge describe este contraste como una “gigantesca pieza teatral”, en la cual los actores representan papeles opuestos en una lucha por la narrativa política. Para Europa, este espectáculo polarizante no es solo una cuestión de entretenimiento o curiosidad; es una señal de que las tendencias políticas divisivas en Estados Unidos podrían tener consecuencias tangibles en sus propios sistemas políticos. La imagen de una América que renuncia a su rol de líder moral del mundo representa un cambio profundo, uno que los europeos podrían verse obligados a enfrentar sin el respaldo incondicional de su aliado histórico.
Siguen el modelo de Trump
Europa no está fuera del juego peligroso, debido a la creciente influencia de líderes autoritarios y populistas en el continente, situación que ha sido en parte facilitada por el modelo de confrontación política que Trump popularizó en su primera administración. Desde los mensajes antiinmigración hasta el escepticismo hacia las instituciones internacionales, muchos políticos europeos han adoptado tácticas y discursos similares. Aunque los valores de la Unión Europea enfatizan la cooperación y la democracia, algunos gobiernos han comenzado a cuestionar estos principios en favor de políticas nacionalistas. La pregunta que surge es si Europa podrá resistir la tentación de replicar el modelo estadounidense de polarización y desconfianza hacia la diplomacia.

Al final, como sugiere Jorge, Europa no está fuera del peligroso juego. La situación política en Estados Unidos no es un fenómeno aislado; es una advertencia para todos aquellos que valoran la estabilidad y la democracia. Si Trump regresa a la Casa Blanca, Europa podría enfrentar una serie de desafíos que pondrían a prueba su unidad y su compromiso con los valores liberales. La incertidumbre sobre el papel de Estados Unidos en el escenario global plantea una realidad en la que Europa se verá forzada a asumir una posición más independiente y proactiva, defendiendo sus intereses y valores sin el apoyo incondicional de su aliado más poderoso.
Tambièn puedes leer: Milei interviene la Casa de la Moneda porque los billetes ya no valen nada
Mientras tanto, los ciudadanos europeos observan con inquietud cómo se desarrolla la campaña electoral en Estados Unidos, conscientes de que las decisiones que se tomen allí tendrán un impacto directo en sus vidas. Aunque el continente europeo sigue siendo un bastión de la democracia y los derechos humanos, la sombra de un Estados Unidos dividido y volátil amenaza con desestabilizar el orden global que tanto han defendido. Como dice Jorge, este “peligroso juego” no se juega solo en Estados Unidos; es una partida en la que Europa también tiene una ficha y de la cual no podrá escapar.

