Donald Trump viene a instalar su propio modelo de nuevo orden mundial

Donald Trump ha regresado a la presidencia de Estados Unidos, esta vez con una propuesta que promete cambiar las dinámicas internas del país y su proyección internacional. Al asumir como el cuadragésimo séptimo presidente, Trump no solo busca retomar el control que dejó en 2021, sino implementar un modelo de gobierno que redefine el orden mundial bajo parámetros claros de beneficio estadounidense. En su discurso inaugural, subrayó que su administración será la más «ambiciosa y eficiente» en la historia del país, un preludio a lo que él describe como el establecimiento de un «nuevo paradigma global».

El análisis sobre este regreso ha sido exhaustivo. Según el Atlantic Council, un think tank influyente en política internacional, Trump busca cimentar un legado que combina populismo económico y militarismo estratégico. Un artículo reciente titulado: «Ocho grandes ideas para la segunda administración de Trump» , escrito por un octeto de expertos entre ellos John E. Herbst y Robert Soofer, detalla sus posibles enfoques en áreas como la política exterior, la Atlantic Councily la tecnología. Herbst, exembajador en Ucrania, argumenta que Trump está decidido a poner fin al conflicto en Ucrania, utilizando una combinación de presión económica y diplomática que, aunque controvertida, podría marcar un punto de inflexión en la geopolítica europea.

Los ojos de Donald Trump

En la práctica, este modelo de nuevo orden mundial ya está tomando forma. Trump ha propuesto una solución que presione a Rusia para alcanzar un acuerdo con Ucrania, lo que incluye establecer zonas desmilitarizadas y reforzar el suministro de armas avanzadas a Kiev. Según Herbst, el Kremlin se enfrenta ahora a un dilema estratégico: cooperar o arriesgarse a una mayor intervención estadounidense. Esta política no solo busca pacificar la región, sino también consolidar a Estados Unidos como el árbitro definitivo en conflictos internacionales, una posición que Trump considera clave para mantener la hegemonía global.

Al asumir como el cuadragésimo séptimo presidente, Trump no solo busca retomar el control que dejó en 2021, sino implementar un modelo de gobierno que redefine el orden mundial bajo parámetros claros de beneficio estadounidense. Ilustración MidJourney

En el ámbito de la seguridad nacional, Donald Trump ha planteado la creación de una defensa similar a la “Cúpula de Hierro” de Israel para proteger al territorio estadounidense de amenazas externas. Robert Soofer, experto en estrategias nucleares, subraya que esta iniciativa busca garantizar que Estados Unidos esté preparado para responder a ataques tanto balísticos como de misiles de crucero. Aunque costosa, la implementación de este sistema refuerza la narrativa de Trump de que «América debe protegerse a cualquier precio», un principio que guía gran parte de su política militar y de defensa.

La hegemonía del dólar

La economía también ocupa un lugar central en este nuevo orden. Josh Lipsky, del Centro de Geoeconomía del Atlantic Council, explica que Trump está enfocado en garantizar que el dólar mantenga su posición como moneda dominante en el comercio global. Frente a intentos de desdolarización por parte de potencias emergentes, su administración planea modernizar el sistema de transferencias financieras internacionales y liderar la regulación de activos digitales. Esto no solo protegería los intereses financieros de Estados Unidos, sino que también consolidaría su influencia económica sobre países aliados y adversarios.

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El impacto de estas políticas trasciende lo financiero. En el contexto de la tecnología, Donad Trump ha prometido una revolución en las redes 5G, buscando posicionar a Estados Unidos como líder en innovación. Su administración planea reevaluar la asignación de espectro de banda para fomentar la inversión privada y garantizar la competitividad frente a China, una estrategia que, según el Atlantic Council, podría redefinir las reglas del juego en la infraestructura tecnológica global.

Un escudo contra las catástrofes

Donald Trump no ha limitado su visión al ámbito internacional. En el frente interno, su administración está trabajando en iniciativas para fortalecer la resiliencia del país ante desastres naturales, una medida que ha sido aplaudida por Thomas S. Warrick, exsubsecretario adjunto del Departamento de Seguridad Nacional. Warrick argumenta que la respuesta proactiva de Trump ante huracanes e incendios recientes en estados como Florida y California no solo es una necesidad inmediata, sino también una oportunidad para dejar un legado duradero en la gestión de crisis.

Otro componente innovador de esta nueva etapa es la creación del Cuerpo de Voluntarios Empresariales de Estados Unidos. Según Aubrey Hruby, asesor senior del Atlantic Council, este programa busca aprovechar la experiencia de jubilados y jóvenes profesionales para expandir el poder blando estadounidense en mercados emergentes. Este enfoque no solo fortalece la competitividad global del país, sino que también ofrece soluciones pragmáticas a problemas internos como la deuda estudiantil.

En su discurso inaugural, subrayó que su administración será la más «ambiciosa y eficiente» en la historia del país, un preludio a lo que él describe como el establecimiento de un «nuevo paradigma global». Ilustración MidJourney.

Un asunto mercante a tratar

En el ámbito del transporte marítimo, Trump ha señalado la necesidad de revitalizar la industria naviera nacional para competir con la creciente influencia de China en el Indo-Pacífico. Michael Hogan, analista del Atlantic Council, sugiere que estas medidas, aunque ambiciosos, son esenciales para garantizar la preparación estratégica de Estados Unidos en caso de conflictos regionales. La derogación de leyes restrictivas como la Ley Jones y la apertura a alianzas internacionales son pasos clave en esta dirección.

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A pesar de las críticas, la administración de Donald Trump está decidida a implementar un enfoque integral que abarca desde la modernización militar hasta la transformación económica y tecnológica. Este modelo de nuevo orden mundial refleja una visión pragmática y centrada en los intereses estadounidenses, pero plantea preguntas sobre sus implicaciones a largo plazo para la estabilidad global. Con su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha dejado claro que no busca solo liderar; su objetivo es redefinir las reglas del juego.

 

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