En una revelación que ha sacudido los cimientos de la comunidad de medios internacionales, se ha descubierto que la Voz de América (VOA) supo durante meses que uno de sus periodistas independientes era un espía al servicio del régimen de Vladimir Putin, y decidió ocultarlo. La impactante noticia ha puesto en duda la credibilidad de esta venerada institución mediática, que se ha jactado durante años de su compromiso con la verdad y la transparencia. Un reportaje reveló que historia que las peligrosas lagunas en la verificación de seguridad del talento de la Voz de América (VOA) finalmente han salido a la luz.
El periodista Ted Lipien, antiguo jefe del servicio polaco de la Voz de América y director asociado interino de la VOA, es el autor original del material que destapó este escándalo. Lipien, quien ahora escribe para el portal de noticias políticas The Hill, publicó un artículo titulado “Cómo el mal liderazgo de Voice of America (VOA) la enredó en un escándalo de espionaje”. Lipien, con una trayectoria impecable en la lucha por la democracia y la libertad de prensa, destaca en su escrito que la mala gestión de seguridad de la Voz de América, le ha mordido la cola lanzando a la agencia al escándalo.
Puntos menos para la Voz de América
El caso gira en torno a Pablo González, un periodista independiente de la VOA, cuyo nombre real es Pavel Rubtsov, un ciudadano ruso-español. González fue arrestado por las autoridades polacas en noviembre de 2022, acusado de trabajar para la inteligencia militar rusa. Este arresto se produjo en medio de un intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente, donde varios supuestos espías rusos fueron entregados a cambio de periodistas estadounidenses detenidos en Rusia bajo falsas acusaciones.

Lipien fue el primero en informar que González había estado trabajando para la VOA, incluso manteniendo una página de reportero en el sitio web principal VOANews.com. Sin embargo, en el momento de su arresto, la Voz de América no indicó ninguna relación con González en su informe inicial. Fue solo después de una investigación posterior que los funcionarios de la VOA admitieron que González había sido corresponsal para el Centro de Noticias de la VOA, aunque minimizaron su papel diciendo que no había presentado reportajes desde julio de 2021.
Haciendo control de daños
La Voz de América afirmó que González solo había realizado «algún trabajo de cámara» en Ucrania, una declaración que fue rápidamente desmentida al descubrirse que había proporcionado reportajes de noticias completos, con observaciones y conclusiones propias. Este intento de minimizar su asociación con González generó aún más sospechas sobre la transparencia y la veracidad de las declaraciones de la VOA.
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La Voz de América, financiada en su totalidad por el gobierno de los Estados Unidos, se encuentra ahora bajo un intenso escrutinio. Su afirmación de independencia editorial ha sido severamente cuestionada, especialmente después de que se descubrió que no realizó una verificación básica del pasado de González. Este fallo se ve agravado por el hecho de que su abogado, Gonzalo Boye, también tiene antecedentes controvertidos, habiendo sido condenado en los años 90 en España por su participación en un secuestro perpetrado por el grupo terrorista ETA.
Amigos inconvenientes
La situación se torna aún más crítica cuando se considera que Boye también fue abogado de Edward Snowden, el excontratista de la NSA que filtró documentos clasificados y huyó a Rusia. La falta de diligencia de la VOA al no investigar a fondo a las personas asociadas con González plantea serias dudas sobre la capacidad de la agencia para proteger su integridad y la seguridad de sus operaciones.
Ted Lipien, en su artículo, no se limita a exponer el caso de Pablo González. También señala otros ejemplos de mala gestión dentro de la VOA y la Agencia de Medios Globales de Estados Unidos (USAGM), la entidad responsable de la supervisión de la VOA. Lipien relata cómo, en marzo de 2019, advirtió a Amanda Bennett, entonces directora de la VOA y ahora directora ejecutiva de la USAGM, sobre la contratación de un ex presentador de televisión estatal putinista por parte del Servicio Ruso de la VOA. A pesar de la evidencia fácilmente accesible en Internet sobre el pasado propagandístico de este individuo, la Voz de América permitió que continuara en su papel durante meses antes de finalizar su contrato.

Credibilidad dañada
La dirección de la VOA ha sido acusada de desviar la atención de sus propios fallos administrativos y de gestión. En lugar de abordar las debilidades en sus procesos de verificación de seguridad, han tratado de minimizar el impacto de estos errores, retirando reportajes de su sitio web y emitiendo declaraciones engañosas. Este enfoque no solo ha dañado la credibilidad de la Voz de América, sino que también ha puesto en riesgo la seguridad de sus periodistas y empleados.
La gravedad de estos fallos se evidencia en la reciente decisión del Servicio de Inteligencia de Estados Unidos de revocar la autoridad de la USAGM para realizar investigaciones de antecedentes de los empleados. Esta medida se tomó después de numerosos escándalos relacionados con la seguridad, incluido el caso de González. A pesar de estas advertencias, la VOA encontró una manera de contratar a González como freelance, lo que subraya la falta de control y supervisión efectiva dentro de la organización.
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Acerca de la libertad de prensa
La repercusión de este escándalo ha sido amplia, generando reacciones tanto dentro como fuera de Estados Unidos. La comunidad internacional de periodistas ha expresado su preocupación por las implicaciones de este caso para la seguridad y la libertad de prensa. En un momento en que los periodistas enfrentan crecientes amenazas y persecuciones en todo el mundo, la incapacidad de una institución como la VOA para proteger a sus propios empleados es alarmante.
El Congreso de los Estados Unidos se enfrenta ahora a una presión creciente para investigar a fondo este caso y otros fallos relacionados con la gestión de la USAGM. La seguridad de los periodistas y la integridad de las instituciones mediáticas son esenciales para la democracia y la libertad de prensa. La necesidad de una revisión exhaustiva y de reformas significativas dentro de la VOA y la USAGM es más urgente que nunca.
La Voz de América, una vez considerada un faro de verdad y transparencia, se encuentra en una encrucijada. La revelación de que albergaba a un espía de Putin y lo ocultó ha erosionado su credibilidad y ha planteado serias preguntas sobre su futuro. Mientras el mundo observa, la VOA debe enfrentar sus fallos, tomar decisiones para corregirlos y restaurar la confianza en su misión de proporcionar noticias veraces medidas e independientes a una audiencia global.