Crece estadísticamente la fracción de las personas sin hogar en los Estados Unidos

El aumento de las personas sin hogar en los Estados Unidos ha alcanzado cifras alarmantes en los últimos años. Según el recuento anual de Vivienda y Desarrollo Urbano, el número de personas sin hogar ascendió a 650.000 en enero de 2023, lo que representa un incremento del 12 por ciento respecto al año anterior. Esta crisis no solo es una estadística preocupante, sino una tragedia humana que se manifiesta en las calles de ciudades grandes y pequeñas por igual.

Tobias Peter, codirector del Centro de Vivienda del American Enterprise Institute, recientemente publicó un artículo titulado “Nuestro problema de personas sin hogar se está saliendo de control: ¿qué podemos hacer?” en el portal The Hill. Peter, junto con Ethan Frizzell del Ejército de Salvación en el suroeste de Florida, quien también consulta con el Centro de Vivienda AEI, subraya la importancia de abordar este problema con un enfoque más eficaz y humano.

Aumentan las personas sin hogar

El debate sobre la criminalización de las personas sin hogar, actualmente deliberado por la Corte Suprema en el caso City of Grants Pass v. Johnson, destaca un momento crítico en nuestra respuesta a la falta de vivienda. Si bien la decisión del tribunal tendrá un peso significativo, Peter enfatiza que es crucial no perder de vista la necesidad urgente de encontrar soluciones efectivas para las personas sin hogar. La falta de vivienda no solo aumenta las tasas de mortalidad y los riesgos de discapacidad, sino que también representa una carga para las comunidades.

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Tobias Peter, codirector del Centro de Vivienda del American Enterprise Institute, recientemente publicó un artículo titulado “Nuestro problema de personas sin hogar se está saliendo de control: ¿qué podemos hacer?” en el portal The Hill. Ilustración MidJourney

En lugares como California, la situación es especialmente grave. Algunos grupos están pidiendo $8.1 mil millones adicionales por año en gasto estatal para abordar la falta de vivienda, sumándose a los $4.800 millones ya gastados, lo cual coincide con un aumento del 30 por ciento en el número de personas sin hogar en los últimos cinco años. Esta trayectoria insostenible requiere un cambio de paradigma hacia el enfoque del “Buen Vecino”, un remedio de tres partes diseñado para abordar la falta de vivienda desde su raíz.

Un asunto de pobreza

Primero, es fundamental remodelar la narrativa en torno a las personas sin hogar, reconociendo que la falta de vivienda es una consecuencia de la pobreza prolongada y no una falla moral. Las comunidades que priorizan la dignidad de todos los residentes, especialmente aquellos que luchan por mantener su vivienda, están mejor posicionadas para lograr cambios significativos. Este cambio de perspectiva puede ayudar a reducir el estigma y promover políticas más inclusivas y compasivas.

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En segundo lugar, es esencial abordar la crisis de asequibilidad de la vivienda. En todo el país, el aumento de los costos de la vivienda supera el crecimiento de los ingresos, dejando a muchas familias, especialmente a los inquilinos de bajos ingresos, en riesgo de quedarse sin hogar. En Grants Pass, Oregón, la ciudad en el centro del caso de la Corte Suprema, el valor medio de una vivienda se duplicó a $400.000 entre 2014 y 2024, mientras que el ingreso familiar medio solo aumentó a la mitad de esa tasa, a $54.000.

Alternativas y paliativos

Para abordar este desajuste, es necesario construir más unidades de vivienda, lo cual ayudaría a reducir los precios y los alquileres. Liberar el potencial del sector privado a través de la desregulación podría aliviar las presiones del mercado inmobiliario y reducir la cantidad de personas sin hogar. Este enfoque pragmático no solo beneficiaría a las personas sin hogar, sino que también fortalecería la economía en general.

En tercer lugar, el realojamiento rápido debe ser una prioridad en nuestra estrategia para combatir la falta de vivienda. Proveer asistencia para el alquiler a corto plazo junto con servicios de apoyo integrales puede acelerar la transición de las personas sin hogar a una vivienda estable. Este enfoque, basado en un plan de vivienda individualizado, reconoce la importancia de las conexiones religiosas, familiares y comunitarias para la estabilidad a largo plazo.

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Primero, es fundamental remodelar la narrativa en torno a las personas sin hogar, reconociendo que la falta de vivienda es una consecuencia de la pobreza prolongada y no una falla moral. Ilustración MidJourney.

Un ejemplo: El camino a casa

Houston, Texas, es un ejemplo de la eficacia de este enfoque. Enfrentada a niveles inaceptablemente altos de personas sin hogar en 2011 y con recursos financieros limitados, la ciudad implementó el programa “El Camino a Casa”. Este programa priorizó la vivienda rápida y creó una coalición de más de 100 proveedores de servicios, alineando recursos valiosos y promoviendo un rápido realojamiento. Además, Houston relajó las normas de uso de la tierra, permitiendo al sector privado construir 34.000 viviendas a precios moderados. Como resultado, la ciudad logró reducir la falta de vivienda en un 60 por ciento, mejorando la vida de innumerables personas.

A medida que la Corte Suprema delibera sobre el caso City of Grants Pass v. Johnson, es crucial que la nación adopte medidas proactivas en lugar de soluciones punitivas. La criminalización de las personas sin hogar no resuelve el problema subyacente y solo perpetúa el ciclo de pobreza y exclusión. En su lugar, debemos comprometernos a implementar políticas que aborden las causas fundamentales de la falta de vivienda y proporcionen soluciones sostenibles.

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Enfoque del buen vecino

La falta de vivienda es un problema complejo que requiere una respuesta multifacética. El enfoque del “Buen Vecino”, que incluye remodelar la narrativa, abordar la crisis de asequibilidad de la vivienda y priorizar el realojamiento rápido, ofrece un camino prometedor hacia la reducción de la falta de vivienda en Estados Unidos. Este enfoque no solo beneficiaría a las personas sin hogar, sino que también mejoraría la calidad de vida de las comunidades en general.

Es imperativo que los formuladores de políticas, las organizaciones comunitarias y los ciudadanos trabajen juntos para crear un futuro en el que todos los estadounidenses tengan acceso a una vivienda segura y asequible. Al adoptar un enfoque compasivo y basado en evidencia, podemos transformar la manera en que abordamos la falta de vivienda y garantizar que todos tengan la oportunidad de vivir con dignidad y seguridad.

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