Austin Sarat: Estados Unidos al igual que un hipocondríaco está obsesionado con las encuestas

En una era definida por la incertidumbre política y la polarización, Estados Unidos se encuentra en una situación peculiar, comparada a menudo con la de un hipocondríaco: obsesionado con las encuestas. Este fenómeno, que refleja tanto la ansiedad colectiva como la búsqueda incesante de predicciones, ha sido magistralmente analizado por Austin Sarat, profesor de Jurisprudencia y Ciencias Políticas en Amherst College, quien ha contribuido con su perspicacia al debate público a través de su columna en The Hill. Sarat, reconocido por su profundo entendimiento de la psique política americana, inicia su disertación con una confesión personal que resuena con un sentimiento nacional: la adicción a las encuestas de opinión pública.

Según Sarat, esta obsesión no es un fenómeno reciente, pero se ha intensificado en el período previo a las elecciones de 2024. La constante búsqueda de resultados de encuestas refleja una ansiedad colectiva sobre el estado de la democracia americana, similar a la de un hipocondríaco que compulsivamente verifica su temperatura, esperando descubrir el más mínimo indicio de enfermedad. En este contexto, las encuestas actúan como el termómetro de la nación, ofreciendo un vistazo a las tendencias políticas y sociales que configuran el futuro inmediato del país.

obsesionado con las encuestas
La constante búsqueda de resultados de encuestas refleja una ansiedad colectiva sobre el estado de la democracia americana, similar a la de un hipocondríaco. Ilustración MidJourney

Estados Unidos obsesionado con las encuestas

Esta fascinación por las encuestas no es exclusiva de Sarat ni de un pequeño grupo de analistas políticos. Como observó Frank Bruni del New York Times en 2016, Estados Unidos está experimentando una «inflación en las encuestas», una proliferación que va más allá de la mera abundancia para alcanzar lo que Bruni describe como «obesidad mórbida». Este fenómeno, según Bruni, no solo refleja una demanda insaciable por parte del público, sino que también garantiza una oferta constante de encuestas, beneficiando a medios de comunicación, empresas de investigación y academias, mientras convierte a universidades anteriormente desconocidas en nombres familiares debido a sus encuestas.

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La historiadora de Harvard, Jill Lepore, ofrece una perspectiva más amplia sobre este país obsesionado con las encuestas, señalando que las encuestas de opinión pública han sido una parte integral del paisaje político americano desde la Gran Depresión. Sin embargo, advierte que, en la actualidad, el mar de encuestas es «más profundo que nunca», con miles de encuestas realizadas cada año, lo que plantea interrogantes sobre su impacto real en el proceso democrático.

El asunto de la predicción

El análisis de Sarat no se limita a la descripción del fenómeno que describe aun conglomerado obsesionado con las encuestas, sino que también indaga en sus implicaciones. A través de ejemplos recientes, como la encuesta de seguimiento de Morning Consult/Bloomberg en estados indecisos y las variaciones en los resultados entre diferentes encuestadoras, Sarat ilustra cómo las encuestas pueden ofrecer imágenes contradictorias del panorama político. Esta variedad de resultados no solo alimenta la obsesión del público, sino que también subraya la volatilidad y la incertidumbre inherentes al proceso electoral.

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Citando a James Berger, Sarat enfatiza que una verdadera democracia requiere de una ciudadanía informada, no solo sobre quién va por delante en las encuestas, sino sobre las realidades políticas y sociales del país. Ilustración MidJourney

Más allá de la mera observación, Sarat critica la influencia de las encuestas en la política americana, argumentando que convierten la política en un espectáculo y distraen del debate sustantivo necesario para una democracia informada. Citando a James Berger, Sarat enfatiza que una verdadera democracia requiere de una ciudadanía informada, no solo sobre quién va por delante en las encuestas, sino sobre las realidades políticas y sociales del país.

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Paradoja prsonal y colectivas

Sarat reflexiona sobre la paradoja de su propia obsesión con las encuestas, reconociendo que, a pesar de sus defectos, las encuestas continúan ofreciendo una ventana fascinante al alma colectiva de este país obsesionado con las encuestas. No obstante, advierte que la salud de la democracia y el bienestar psíquico de sus ciudadanos podrían beneficiarse de una disminución en la obsesión con las encuestas, sugiriendo un retorno a los principios de acción, organización, voluntariado y participación electoral regular como antídotos contra la ansiedad colectiva que las encuestas alimentan.

El análisis de Sarat no solo destaca la omnipresencia de las encuestas en la política americana, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre su impacto en la democracia. A través de su exploración de esta obsesión, Sarat invita a una reflexión más profunda sobre lo que significa participar en el proceso democrático en una era dominada por la inmediatez de la información y la ansiedad colectiva. Con su contribución, Sarat no solo ha enriquecido el debate público, sino que también ha ofrecido una perspectiva crítica sobre cómo Estados Unidos, al igual que un hipocondríaco, podría comenzar a curarse de su obsesión con las encuestas.

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