Arturo McFields Yescas: Narcoviolencia en Ecuador repercutirá en la frontera sur de EE.UU.

La creciente ola de narcoviolencia en Ecuador, un fenómeno que ha sacudido las estructuras sociales y políticas de ese país Latinoamericano, podría tener repercusiones significativas en la frontera sur de los Estados Unidos. Según Arturo McFields Yescas, periodista exiliado, ex embajador de Nicaragua ante la OEA, y ex miembro del Cuerpo de Paz de Noruega, la escalada de violencia ligada al narcotráfico en Ecuador podría exacerbar la ya frágil crisis migratoria en la región. En una declaración reciente para The Hill, McFields Yescas expresó su preocupación por el impacto que esta situación podría tener en los Estados Unidos, especialmente en su frontera sur.

Ecuador, un país previamente conocido por su relativa estabilidad en América Latina, se encuentra en una encrucijada. La combinación de una moderna infraestructura portuaria, la dolarización de su economía, profundas desigualdades sociales y altos niveles de corrupción han creado un terreno fértil para el crecimiento del narcotráfico y el crimen organizado. Esta problemática se ha visto agravada por la gestión de diez años del gobierno izquierdista de Rafael Correa (2007-2017), cuya administración limitó la presencia de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos en el país y fortaleció alianzas con asesores cubanos y criminales, debilitando la persecución judicial de los narcotraficantes.

Narcoviolencia en Ecuador

La tasa de homicidios en Ecuador, que actualmente se sitúa en 45 por cada 100.000 habitantes, es la más alta de América Latina. Este alarmante dato refleja la gravedad de la situación que ha sembrado la narcoviolencia en Ecuador. La clausura de la base estadounidense en Manta durante la era de Correa dejó a los puertos del país vulnerables, facilitando así la entrada y operación de narcotraficantes sin mayores restricciones.

Narcoviolencia en Ecuador
La combinación de una moderna infraestructura portuaria, la dolarización de su economía, profundas desigualdades sociales y altos niveles de corrupción han creado un terreno fértil para el crecimiento del narcotráfico y el crimen organizado. Ilustración MidJourney

El recién electo presidente de Ecuador, Daniel Noboa, se enfrenta a este desafío con determinación. Menos de dos meses después de asumir el cargo, Noboa ha declarado una guerra total contra el narcoterrorismo. Su enfoque incluye penas de cárcel para delincuentes, políticos y jueces corruptos, y la recuperación del control de los centros penitenciarios. Hasta la fecha, su gobierno ha detenido a casi 2.000 individuos de alta peligrosidad, un paso inicial en una larga batalla contra el crimen organizado.

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Tsunami migratorio

A nivel internacional, la crisis en Ecuador no solo afecta a sus ciudadanos sino que también tiene un impacto directo en sus vecinos y más allá. La inestabilidad generada por la narcoviolencia en Ecuador podría desencadenar una ola migratoria hacia Estados Unidos, exacerbando la ya tensa situación en la frontera sur. Los países vecinos como Colombia, Perú, Brasil y México tienen un papel crucial en los esfuerzos de cooperación para combatir el narcotráfico y extraditar criminales.

En el frente político, senadores estadounidenses como Marco Rubio, Tim Kaine, Bill Cassidy, Dick Durbin y Rick Scott han emitido una declaración bipartidista de apoyo a Ecuador. Además, el Departamento de Estado de EE.UU., a través de su portavoz Matthew Miller, anunció la próxima visita de la general Laura Richardson y otros altos funcionarios estadounidenses a Ecuador para explorar maneras de enfrentar conjuntamente la amenaza de las organizaciones criminales transnacionales.

Ecuador es un desafío regional

La crisis de narcoviolencia en Ecuador no solo es un problema de seguridad nacional para ese país, sino que también plantea un desafío significativo para la estabilidad regional y la seguridad de la frontera sur de Estados Unidos. La respuesta de la comunidad internacional y la cooperación regional serán fundamentales para enfrentar esta situación. El éxito de Ecuador en esta lucha no solo es crucial para su propio futuro, sino también para la seguridad y estabilidad de toda la región, incluyendo Estados Unidos. La atención y los recursos dedicados a esta crisis serán determinantes en los próximos años, y el mundo no debe perder de vista la importancia de apoyar a Ecuador en su lucha contra la narcoviolencia y sus repercusiones.

Narcoviolencia en Ecuador
Mientras Ecuador se enfrenta a su propia batalla interna, las ramificaciones de esta lucha recaen también en los hombros de sus vecinos y aliados. Ilustración MidJourney

La narcoviolencia que aflora desde Guayaquil, no solo representa un desafío de seguridad interna, sino que también tiene implicaciones significativas en la geopolítica regional. La decisión del presidente Noboa de reemplazar la vieja «basura militar rusa» por armamento estadounidense moderno, en un acuerdo valorado en 200 millones de dólares, es un claro indicio de un cambio estratégico. Este movimiento no solo busca fortalecer la capacidad de defensa de Ecuador, sino que también simboliza un realineamiento con intereses y aliados occidentales, particularmente con los Estados Unidos. Este cambio en la política de defensa y seguridad podría tener efectos de onda expansiva en la dinámica regional, influenciando las relaciones de Ecuador con sus vecinos y con potencias globales.

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EE.UU. ofrece vigilancia

Además, el compromiso de Estados Unidos con en esta lucha contra la narcoviolencia en Ecuador es un ejemplo de la creciente preocupación por la estabilidad en América Latina. La asistencia en inteligencia, la cooperación para combatir la actividad cibernética maliciosa y la asistencia en reformas penitenciarias son ejemplos de cómo Estados Unidos está priorizando la estabilidad regional como parte de su estrategia de seguridad. Este nivel de compromiso no solo es vital para Ecuador, sino también para garantizar que la inestabilidad no se propague a través de las fronteras, afectando directamente a los Estados Unidos y a otros países de la región.

Por último, la crisis en Ecuador y su potencial impacto en la frontera sur de Estados Unidos plantean preguntas críticas sobre la eficacia de las políticas actuales en la lucha contra el narcotráfico y la migración ilegal. Mientras Ecuador se enfrenta a su propia batalla interna, las ramificaciones de esta lucha recaen también en los hombros de sus vecinos y aliados. La necesidad de una estrategia coordinada y multifacética que aborde tanto las causas como las consecuencias de la narcoviolencia es ahora más evidente que nunca. Este escenario subraya la importancia de la cooperación internacional y la acción conjunta en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, no solo en Ecuador, sino en toda la región.

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