El juez Juan Merchan se encuentra en una posición que pocos podrían envidiar: con cada decisión que toma en el juicio de Donald Trump, no solo evalúa la culpabilidad o inocencia de un expresidente, sino que también pone a prueba la integridad y la ética del sistema judicial estadounidense. Este caso, plagado de controversias y tensiones políticas, ha puesto de relieve la capacidad de Merchan para mantenerse imparcial en medio de una tormenta mediática y política.
Tom Jackman, periodista de The Washington Post, ha seguido de cerca este juicio. Jackman ha cubierto crímenes y tribunales desde 1998, y su experiencia en casos de alto perfil es innegable. Fue pieza clave en la cobertura de los juicios de francotiradores de DC y en la cobertura que ganó el Pulitzer sobre los tiroteos de Virginia Tech en 2007. En su reciente artículo, “El juez Merchan enfrenta decisiones críticas a medida que el juicio de Trump se acerca a su fin”, Jackman destaca la calma y la determinación de Merchan en medio de este proceso.
Juan Merchan frente al destino
Desde su llegada a los Estados Unidos, Juan Merchan ha recorrido un largo camino. Originario de Colombia, llegó a Queens a los seis años y comenzó a trabajar desde temprana edad para ayudar a su familia. Su historia es un testimonio de perseverancia y dedicación. Graduado en derecho por la Facultad de Derecho de Hofstra en 1994, Merchan inició su carrera como fiscal asistente en la oficina del fiscal de distrito de Manhattan, la misma oficina que ahora lleva el caso contra Trump.
En este juicio, las instrucciones que Merchan dará al jurado serán cruciales. Según Renato Mariotti, abogado defensor y exfiscal federal de Chicago, “las instrucciones del jurado tienen un impacto enorme en un juicio”. Merchan debe asegurarse de que el jurado entienda claramente los cargos contra Trump y la lógica detrás del caso de la fiscalía, que argumenta que la falsificación de registros comerciales constituye un delito grave de interferencia electoral.

Una gestión impoluta
A lo largo del juicio, Merchan ha demostrado una gran capacidad para tomar decisiones rápidas y decisivas. Su manejo del testimonio de Stormy Daniels es un ejemplo de esto. Antes de que Daniels subiera al estrado, Merchan instruyó a los fiscales a evitar detalles explícitos de su supuesto encuentro sexual con Trump. A pesar de estas instrucciones, los fiscales hicieron preguntas que tocaron esos detalles, y aunque la defensa objetó, Merchan mantuvo la calma y ordenó que algunas respuestas fueran eliminadas del expediente.
Este no es el primer caso de alto perfil que Juan Merchan supervisa. En 2012, estuvo a cargo del caso de la “señora mamá del fútbol”, una mujer acusada de dirigir un servicio de acompañantes para hombres ricos y poderosos. Y en 2022, presidió el juicio a la Organización Trump por fraude fiscal. Además, actualmente supervisa el juicio por fraude pendiente del exasesor de Trump, Stephen K. Bannon. Merchan ha demostrado una y otra vez su habilidad para manejar casos complejos con profesionalismo y equidad.
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Un malcriado en el banquillo
El comportamiento de Trump durante el juicio ha sido un desafío constante para Merchan. Trump ha criticado públicamente a los testigos y al propio juez, calificándolo de “matón corrupto”. Estas diatribas han sido casi inauditas para un acusado en un juicio penal. Merchan ha emitido órdenes para que Trump se abstenga de hacer tales comentarios, pero el expresidente ha continuado desafiando estas instrucciones.
La orden de silencio emitida por Juan Merchan ha sido un tema de constante discusión. Trump ha declarado falsamente que no puede testificar debido a esta orden, lo cual Merchan ha tenido que aclarar en varias ocasiones. A pesar de las repetidas violaciones por parte de Trump, Merchan ha mostrado una notable paciencia, aunque no ha dudado en encontrarlo en desacato al tribunal cuando ha sido necesario.
En un momento crítico del juicio, Merchan observó a Trump maldiciendo en voz baja mientras Stormy Daniels testificaba. En lugar de reprenderlo públicamente, Merchan convocó discretamente a los abogados de Trump al estrado y les ordenó que le dijeran a su cliente que dejara de hacer reacciones visibles. Este enfoque demuestra la habilidad de Merchan para manejar situaciones delicadas sin crear un espectáculo innecesario.
“Buenos días, señor Trump”
Cada mañana, al abrir el tribunal, Merchan saluda a Trump con un “Buenos días, señor Trump”, una práctica que emplea con todos los acusados en sus audiencias. Esta rutina parece ser un intento de mantener una semblanza de normalidad y respeto en un juicio que ha sido todo menos ordinario.

Además de este juicio de alto perfil, Merchan también maneja los expedientes de veteranos y de salud mental del tribunal, donde los acusados criminales son colocados en programas de rehabilitación en lugar de prisión. Este trabajo, que Juan Merchan ha supervisado durante 13 años, revela una faceta diferente de su carrera: su dedicación a la rehabilitación y su enfoque humano hacia la justicia.
A lo largo del juicio, Merchan ha tenido que equilibrar las necesidades de la justicia con las realidades políticas y mediáticas. Su capacidad para mantener la calma y tomar decisiones justas bajo presión ha sido fundamental para el progreso del caso. A medida que se acerca el momento de dar instrucciones al jurado, Merchan enfrenta una de las decisiones más importantes de su carrera. Estas instrucciones no solo determinarán el resultado de este juicio, sino que también tendrán un impacto duradero en la percepción pública del sistema judicial.
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Sistema judicial a prueba
El caso de Donald Trump es histórico no solo por ser el primer juicio penal contra un expresidente estadounidense, sino también porque pone a prueba la capacidad del sistema judicial para manejar casos de tal magnitud con imparcialidad y justicia. El papel de Merchan en este proceso es crucial, y sus decisiones serán escrutadas durante años.
La ética de la nación está en juego, y Merchan lo sabe. Cada decisión que toma, cada instrucción que da, cada vez que llama al orden en la sala del tribunal, está contribuyendo a definir cómo se percibe la justicia en Estados Unidos. Su habilidad para navegar este complejo panorama político y legal es un testimonio de su experiencia y dedicación.
A medida que el juicio avanza, queda claro que Merchan no solo está enjuiciando a Donald Trump, sino que también está haciendo un juicio sobre la ética y la integridad del sistema judicial estadounidense. Su capacidad para mantener la imparcialidad y la justicia en medio de esta tormenta mediática y política será recordada como un momento decisivo en la historia de la justicia en Estados Unidos.