Miller y Cicurel: EE.UU. debe atacar directamente a Irán para detener la metastásica violencia

En una reciente pieza de opinión para The Hill, el VADM estadounidense retirado John W. Miller y Ari Cicurel, subdirector de política exterior del Instituto Judío para la Seguridad Nacional de Estados Unidos (JINSA), argumentan con convicción que «EE.UU. debe atacar directamente a Irán» para contener y finalmente cesar la espiral de violencia que se ha intensificado en los últimos meses. Su llamado no es un eco de retórica beligerante sin fundamento, sino un análisis basado en experiencias vividas y una comprensión profunda de las dinámicas geopolíticas que rigen el Medio Oriente. Miller, un respetado veterano con una carrera distinguida en el Comando Central de las Fuerzas Navales de EE.UU. (NAVCENT) y como comandante de la Quinta Flota de EE.UU., junto con Cicurel, articulan un caso persuasivo sobre por qué la estrategia actual de Estados Unidos, que hasta ahora ha priorizado los ataques contra intermediarios y representantes de Irán, no ha logrado detener la agresión regional de Teherán.

La pieza titulada «Dejen de permitir que Irán se esconda detrás de sus representantes y los ataque frontalmente» surge en un momento crítico, apenas días después de que el presidente Biden ordenara ataques contra objetivos vinculados a Irán en represalia por el ataque con drones del 28 de enero contra un puesto avanzado estadounidense en Jordania. Este ataque no solo resultó en la pérdida de vidas estadounidenses, sino que también marcó un escalón más en la escalada de violencia que ha caracterizado la presencia de EE.UU. en el Medio Oriente. Sin embargo, la respuesta de EE.UU., a pesar de ser más significativa en magnitud que los esfuerzos previos, ha sido criticada por Miller y Cicurel por permitir que Irán continúe operando en la sombra, a través de sus representantes, sin enfrentar consecuencias directas por sus acciones.

EE.UU. debe atacar directamente a Irán
La lógica detrás del llamado a una estrategia más directa es clara y se sustenta en la premisa de que para disuadir efectivamente a Irán y proteger los intereses y la seguridad de los ciudadanos estadounidenses, EE.UU. debe ir más allá de la táctica reactiva de responder a los ataques a intermediarios. Ilustración MidJourney

EE.UU. debe atacar directamente a Irán

La lógica detrás del llamado a una estrategia más directa es clara y se sustenta en la premisa de que para disuadir efectivamente a Irán y proteger los intereses y la seguridad de los ciudadanos estadounidenses, EE.UU. debe ir más allá de la táctica reactiva de responder a los ataques a intermediarios. La propuesta de Miller y Cicurel pide una reevaluación de la estrategia actual, sugiriendo que atacar directamente a Irán, específicamente sus capacidades militares, intereses económicos y la red logística del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), podría finalmente ofrecer una solución a largo plazo a la violencia que ha hecho metástasis a lo largo de la región.

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Este enfoque no está exento de riesgos ni de controversias. Si EE.UU. debe atacar directamente a Irán deberá afrontar la posibilidad de escalar a un conflicto abierto, con implicaciones no solo para la estabilidad regional sino también para la economía global, dada la importancia de la región en el suministro mundial de petróleo. Sin embargo, Miller y Cicurel argumentan que la disuasión solo puede lograrse a través de la demostración de fuerza y la voluntad de utilizarla. Citando la «Doctrina Pulpo» de Israel, sugieren que EE.UU. podría aprender de la estrategia israelí de apuntar directamente a la infraestructura y el liderazgo de sus adversarios, en lugar de limitarse a acciones que solo sirven para tratar los síntomas de un problema más profundo.

Muchos, pero insuficientes

Los ataques del 2 de febrero, aunque más extensos que los esfuerzos previos, son vistos por Miller y Cicurel como insuficientes en su capacidad para cambiar la conducta de Irán. A pesar de alcanzar 85 objetivos en Irak y Siria, la eficacia de estos ataques ha sido limitada, en parte debido a la demora en su ejecución, lo que permitió a los combatientes vinculados a Irán evacuar las instalaciones atacadas. Además, la retórica pública de la administración Biden, enfatizando su deseo de evitar conflictos en el Medio Oriente, ha sido interpretada por Teherán como una señal de debilidad, socavando aún más el valor disuasorio de las acciones militares estadounidenses.

EE.UU. debe atacar directamente a Irán
«EE.UU. debe atacar directamente a Irán» para contener y finalmente cesar la espiral de violencia que se ha intensificado en los últimos meses en armas de los aliados de Teherán. Ilustración MidJourney

La necesidad de una estrategia más agresiva y directa es aún más crítica dada la naturaleza de la guerra por poderes que Irán ha estado librando. A través de su red de representantes, Teherán ha conseguido extender su influencia y llevar a cabo ataques contra intereses estadounidenses con relativa impunidad. Afirmar que EE.UU. debe atacar directamente a Irán es una estrategia propuesta por Miller y Cicurel, que no solo busca poner fin a esta dinámica, sino también establecer un precedente que podría disuadir futuras agresiones por parte de Irán o sus representantes.

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Viabilidad, riesgos y consecuencias

La propuesta de atacar directamente a Irán plantea numerosas preguntas sobre la viabilidad, los riesgos potenciales y las consecuencias geopolíticas de tal enfoque. Sin embargo, Miller y Cicurel sostienen que la alternativa –continuar respondiendo a los ataques de los representantes de Irán sin abordar la fuente del problema– solo perpetuará el ciclo de violencia. La urgencia de su llamado refleja una comprensión de que, sin una acción decisiva, la situación en el Medio Oriente solo se deteriorará, con un costo humano y estratégico que Estados Unidos y sus aliados no pueden permitirse.

El llamado de Miller y Cicurel a que «EE.UU. debe atacar directamente a Irán», es un recordatorio de las difíciles decisiones que enfrentan los líderes estadounidenses. En un mundo cada vez más complejo y conectado, las estrategias de seguridad nacional no pueden limitarse a respuestas tácticas a corto plazo. Deben, en cambio, abordar las raíces de los conflictos con una visión a largo plazo hacia la estabilidad y la paz. La pieza de opinión en The Hill no solo aporta al debate sobre cómo Estados Unidos debería navegar sus desafíos en el Medio Oriente sino que también subraya la importancia de una estrategia que sea tan audaz como sea necesaria para asegurar un futuro más seguro para todos.

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