Incomprensible postura sobre el comercio digital de EE.UU. dará una franca ventaja a China

En un momento en que el mundo avanza cada vez más hacia la digitalización de su economía, la postura de Estados Unidos sobre el comercio digital parece tomar un giro inesperado, alejándose de los principios que han sostenido la innovación y el crecimiento económico del país. Este cambio no solo plantea preguntas sobre el futuro de la economía digital en Estados Unidos, sino que también parece brindar una oportunidad de oro a China para consolidar su posición en el escenario mundial del comercio digital. La reciente decisión del representante comercial de Estados Unidos (USTR) de apartarse de los principios fundamentales del comercio digital ha generado una amplia preocupación, no solo dentro de las fronteras estadounidenses sino también en el ámbito internacional, poniendo en juego el liderazgo de Estados Unidos en un momento crítico para el comercio mundial.

Este reportaje se basa en el análisis de Kent Conrad y Saxby Chambliss, exsenadores por Dakota del Norte y Georgia respectivamente, quienes han compartido sus perspectivas en un artículo de opinión para The Hill titulado: “La encrucijada digital: el liderazgo de Estados Unidos en juego en el ámbito del comercio mundial”. Conrad y Chambliss, actualmente asesores del American Edge Project, una coalición que defiende la importancia de los innovadores estadounidenses para la economía, la seguridad nacional y las libertades individuales del país, destacan la preocupante deriva de Estados Unidos en materia de comercio digital.

Desenfoque en el comercio digital

La controversia surge en un momento en que la Organización Mundial del Comercio (OMC) se prepara para su próxima reunión, una ocasión que el USTR podría aprovechar para reafirmar la visión de Estados Unidos sobre el futuro del comercio digital. Sin embargo, la falta de aprovechamiento de esta oportunidad no solo confundiría aún más la postura de Estados Unidos sobre un tema globalmente crucial, sino que también proporcionaría a China una ventaja estratégica duradera. La importancia de este momento trasciende la mera clarificación de políticas; representa una prueba crítica de la capacidad de Estados Unidos para liderar en la era digital.

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La controversia surge en un momento en que la Organización Mundial del Comercio (OMC) se prepara para su próxima reunión, una ocasión que el USTR podría aprovechar para reafirmar la visión de Estados Unidos sobre el futuro del comercio digital. Ilustración MidJourney

Históricamente, Estados Unidos ha sido un baluarte en la defensa del libre flujo de datos, productos y servicios entre aliados y naciones afines, una política que ha impulsado el dinamismo económico del país y ha cimentado su capacidad para innovar sobre sus competidores globales en tecnologías emergentes críticas como la inteligencia artificial. Sin embargo, en un cambio de política sorprendente, el USTR anunció en octubre pasado su alejamiento de las doctrinas de comercio digital que protegían el libre flujo de datos a través de las fronteras, prohibían los mandatos de localización de datos y salvaguardaban el código fuente del software contra divulgaciones forzadas.

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¿Capitalismo y proteccionismo?

Este cambio de rumbo ha encendido alarmas y ha provocado críticas bipartidistas, con más de 30 senadores condenando la medida como un regalo para regímenes autoritarios como China y Rusia. El alejamiento del USTR representa un alarmante retroceso en el papel de Estados Unidos como defensor de estándares tecnológicos internacionales que reflejan nuestros valores democráticos y fortalecen nuestra seguridad económica. Más allá de socavar la capacidad de Estados Unidos y otras democracias para abogar por el libre intercambio de información a través de fronteras, este cambio de política también corre el riesgo de envalentonar a países con agendas autoritarias que podrían imponer políticas restrictivas, poniendo directamente en peligro el liderazgo tecnológico de Estados Unidos y comprometiendo la seguridad tecnológica global.

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La pregunta que enfrentamos ahora es si Estados Unidos se mantendrá fiel a los principios que han guiado su éxito tecnológico y económico o si, por el contrario, permitirá que otros países dicten el futuro del comercio digital. Ilustración MidJourney.

La decisión del USTR ha sido descrita por un senador como «una victoria para China», subrayando la gravedad de la situación. En un clima político donde el acuerdo bipartidista es escaso, existe un consenso único en Washington sobre el desafío que China representa para el liderazgo estadounidense. Este entendimiento compartido es una oportunidad para que Estados Unidos confronte las ambiciones autoritarias y la influencia global del Partido Comunista Chino. El comercio digital, que se encuentra en el corazón de esta rivalidad estratégica, trasciende las divisiones partidistas y afecta a todos los estadounidenses, poniendo a prueba el compromiso de Estados Unidos con políticas que promuevan el éxito del sector tecnológico y la creación de empleo.

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Un crecimiento rápido

En medio de un contexto de malestar económico global e inflación postpandemia, la economía estadounidense logró el año pasado un crecimiento más rápido que cualquier otro país avanzado, impulsada en gran medida por avances tecnológicos que fomentaron la productividad y estimularon la inversión en infraestructura y manufactura. El comercio digital es fundamental para nuestra nueva economía, y el cambio de política del USTR amenaza con socavar esta trayectoria de progreso. La próxima reunión de la OMC representa una oportunidad para que Estados Unidos moldee el futuro del comercio digital, reafirmando nuestro firme apoyo a los principios del comercio digital basados en valores estadounidenses. Al hacerlo, no solo promoveremos nuestros propios intereses económicos y mejoraremos nuestra competitividad futura, sino que también reafirmaremos el papel de nuestra nación en el escenario mundial como defensor de la innovación, la fortaleza económica y los valores democráticos.

Este momento crítico demanda liderazgo y visión. A medida que la OMC se prepara para su reunión, es imperativo que Estados Unidos adopte una postura firme, reafirmando su compromiso con el comercio digital libre y abierto. Hacerlo no solo contrarrestará las ambiciones de China, sino que también reforzará la posición de liderazgo de Estados Unidos en la economía global del siglo XXI. La pregunta que enfrentamos ahora es si Estados Unidos se mantendrá fiel a los principios que han guiado su éxito tecnológico y económico o si, por el contrario, permitirá que otros países dicten el futuro del comercio digital. La respuesta a esta pregunta determinará el rumbo de nuestra economía digital y el papel de Estados Unidos en el mundo durante las próximas décadas.

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