Cómo explicará Milei a los niños pobres que no hay guita para ellos en su experimento libertario

En una Argentina que navega entre la esperanza de un cambio radical y el escepticismo de sus consecuencias, Javier Milei, con su propuesta libertaria, se encuentra en el centro de un debate que trasciende las esferas políticas y económicas para anclar en el día a día de los más vulnerables: los niños pobres.

A medida que las políticas de ajuste se intensifican y los presupuestos se recortan, la pregunta que resuena en los rincones más olvidados de Buenos Aires y se extiende por todo el país es: ¿cómo explicará Milei a los niños pobres que no hay guita para ellos en su experimento libertario?

Los eternos niños pobres olvidados

Este reportaje, inspirado en uno construido por Constanza Lambertucci, periodista de EL PAÍS de España desde 2017 y actualmente destacada en la edición América desde Buenos Aires, aborda la profundización de la crisis económica en Argentina y su impacto en la infancia. Bajo el título: «La pobreza infantil en Argentina crecerá del 57% al 70% si ‘las condiciones no cambian’, según Unicef», Lambertucci pone en relieve un panorama desolador que amenaza con ensombrecer el futuro de millones de niños y adolescentes en el país.

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Constanza Lambertucci, periodista de EL PAÍS aborda la profundización de la crisis económica en Argentina y su impacto en la infancia en un reportajetitulado: «La pobreza infantil en Argentina crecerá del 57% al 70% si ‘las condiciones no cambian’, según Unicef». Ilustración MidJourney

Desde diciembre, con la llegada de Javier Milei al gobierno, Argentina ha experimentado un ajuste económico que, si bien ha resultado en un superávit fiscal en enero, ha disparado los niveles de pobreza a cifras alarmantes. La promesa de Milei de una revolución libertaria que liberaría al país de las cadenas del estancamiento económico y la inflación parece desvanecerse ante la dura realidad de las cifras donde los niños pobres se evaporan. Según Unicef, a finales de 2023, el 57% de los niños y adolescentes en Argentina eran considerados pobres, sumando un total de 7,1 millones de menores en situación de vulnerabilidad.

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Empeorará según la Unicef

La situación se agrava aún más cuando se considera que el presupuesto de este año, una prórroga del de 2023, asigna solo 3,66 billones de pesos a las políticas dirigidas a niños y adolescentes. Esto representa, de acuerdo con Unicef, una caída del 75% en términos reales respecto al presupuesto devengado en 2023. La contracción presupuestaria no solo pone en riesgo el bienestar inmediato de millones de niños, sino que también compromete su desarrollo a largo plazo.

Los informes presentados por Unicef subrayan la importancia de políticas clave para el desarrollo de los menores, las cuales muestran «signos de alerta» bajo la administración de Milei. La ejecución nula o casi nula de programas vitales relacionados con la alimentación, la educación y la salud en lo que va de 2024 pinta un cuadro sombrío para el futuro la infancia en general y de los niños pobre de Argentina.

El peso moral de los hechos

Ante este escenario, la pregunta de cómo Milei explicará a los niños pobres que no hay recursos para ellos adquiere un peso moral y social ineludible. Los especialistas de Unicef ya han señalado la necesidad de sostener e incluso aumentar las partidas presupuestarias destinadas a las políticas de protección de ingresos para los hogares más vulnerables. Sin estas medidas, el número de niños viviendo en la pobreza podría aumentar dramáticamente, sumiendo a más de un millón en la indigencia.

El contexto de vulnerabilidad social y elevados niveles de pobreza infantil exige una acción inmediata y contundente. Proteger la inversión en la niñez y la adolescencia no es solo una cuestión de justicia social, sino también una condición necesaria para sentar las bases de un desarrollo sostenible para Argentina. La experimentación libertaria de Milei, con sus promesas de libertad económica y eficiencia fiscal, enfrenta ahora el desafío de demostrar que puede traducirse en mejoras concretas para todos los argentinos, especialmente para aquellos cuya voz es menos escuchada: los niños pobres.

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La respuesta a cómo se comunicará a los niños pobres que no hay recursos disponibles para ellos en este experimento libertario no es solo una cuestión de política económica, sino también de ética y responsabilidad social. Ilustración MidJourney.

Todo el mundo a aguantarse

Mientras Argentina se debate entre la promesa de un cambio y la realidad de sus consecuencias, la sociedad mira atentamente, esperando respuestas y acciones que puedan revertir el sombrío pronóstico para su infancia. En este contexto, el experimento libertario de Milei no solo se juega su credibilidad política y económica, sino también su capacidad para garantizar un futuro digno para todos los argentinos, sin dejar a nadie atrás.

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En este complejo escenario, la intersección entre las políticas económicas de Milei y los derechos fundamentales de los niños pobres de Argentina se convierte en un campo de batalla ideológico y práctico. La retórica de eficiencia y libertad económica choca frontalmente con la realidad tangible de la pobreza infantil, una disonancia que pone en tela de juicio no solo las prioridades gubernamentales, sino también el modelo de sociedad que se pretende construir. La experimentación libertaria, con su énfasis en la reducción del gasto público y la promoción de la libertad de mercado, enfrenta el reto de demostrar que puede ser inclusiva y no dejar a los más vulnerables en un limbo de desprotección y olvido.

Ética y responsabilidad social

La respuesta a cómo se comunicará a los niños pobres que no hay recursos disponibles para ellos en este experimento libertario no es solo una cuestión de política económica, sino también de ética y responsabilidad social. La expectativa de que el mercado libre solucionará los problemas estructurales de pobreza se encuentra con la realidad de que, sin un marco de protección social sólido, los más afectados serán aquellos que ya están en desventaja.

La necesidad de políticas que protejan a los más vulnerables, especialmente a los niños, se convierte en un imperativo ineludible en la búsqueda de un desarrollo sostenible y equitativo. En última instancia, la medida del éxito del experimento libertario de Milei no se encontrará en las cifras macroeconómicas, sino en el bienestar y las oportunidades reales que se brinden a cada niño y niña en Argentina.

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