Asesinato de líder de Hamás en Líbano desataría demonios en el Medio Oriente

Hace menos de 24 horas una explosión en el sur de Beirut, Líbano, marcó el fin trágico de Salah al Arouri, vicepresidente del buró político y líder de Hamás. En su expediente resalta el ser fundador del ala militar, conocida como las Brigadas al Qassam. Confirmado por el grupo militante palestino, este suceso no solo se llevó la vida de Al Arouri, sino también la de otras cinco personas en el barrio de Dahiyeh. Este acto, más que un mero incidente, abre una nueva página en el conflicto del Medio Oriente, una página teñida de incertidumbre y tensiones crecientes. 

La presencia de Hamás en Líbano, ha sido un tema delicado y de constante vigilancia. Las conexiones del grupo con Hezbolá, el grupo militante libanés respaldado por Irán, han sido de conocimiento público. Sin embargo, la muerte de un líder tan prominente de Hamás en una región fuertemente influenciada por Hezbolá es una provocación directa y peligrosa. Al Arouri, de 57 años, no era solo un comandante; era un símbolo de la resistencia y lucha palestina, involucrado en negociaciones de alto perfil como el acuerdo de 2006 que liberó a más de 1.000 prisioneros palestinos a cambio de un soldado israelí. 

La sangre del líder de Hamás 

La implicación de Israel en este asesinato no es una mera especulación. Las palabras de Mark Regev, asesor gubernamental israelí, en una entrevista con MSNBC, y las declaraciones del embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, no dejan lugar a dudas sobre la autoría del ataque. Este acto podría interpretarse como una afirmación de poder y un mensaje claro a Hamás y sus aliados. Pero, ¿a qué costo? 

líder de Hamás
La sangre del líder de Hamás será reclamada y el hito podría desatar una coreografía de eventos que pueden sorprender a Tel-Aviv así como ocurrió el pasado 7 de octubre. Ilustración MidJourney

El impacto de esta operación en el territorio libanés no puede ser subestimado. La sangre del líder de Hamás será reclamada y el hito podría desatar una coreografía de eventos que pueden sorprender a Tel-Aviv así como ocurrió el pasado 7 de octubre. La elección de Dahiyeh, el bastión de Hezbolá, como el escenario del asesinato del comandante de Hamás, no es una coincidencia. Este acto lleva implícita una provocación a Hezbolá, una milicia con capacidad no solo de influir en Líbano sino en todo el Medio Oriente. Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, ya había advertido sobre represalias severas ante ataques mortales israelíes en territorio libanés. La muerte de Al Arouri podría ser el catalizador de una escalada mayor en las hostilidades, algo que trasciende la ya compleja relación entre Israel y Hamás. 

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Cambio en la dinámica 

Las tensiones entre Hezbolá e Israel han sido una constante, con enfrentamientos esporádicos en la frontera norte de Israel. Estos han sido en su mayoría limitados, aunque ocasionalmente mortales. Sin embargo, el asesinato de un líder de Hamás en Beirut podría cambiar esta dinámica. Nasrallah, quien anteriormente había calificado la guerra en Gaza como una «batalla puramente palestina», ahora se enfrenta a un desafío directo en su propio territorio. 

El ejército israelí, manteniendo su habitual discreción, no ha comentado sobre los informes que lo vinculan con el ataque en Beirut. No obstante, la declaración de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), indicando que están en un estado de alerta máxima, habla por sí sola. Daniel Hagari, un portavoz militar israelí, reafirmó el enfoque de Israel en la lucha contra Hamás, pero los efectos colaterales de sus acciones son ahora una incógnita considerable. 

Beirut se enerva 

La reacción de Líbano al asesinato en su suelo del líder de Hamás es crucial. El primer ministro libanés, Najib Mikati, no ha dudado en calificar la explosión como un crimen que amenaza con arrastrar al país a una nueva fase de confrontación con Israel. Este incidente se suma a una escalada de combates en la frontera entre Israel y Líbano, poniendo a la región en una situación aún más delicada. 

líder de Hamás
El primer ministro libanés, Najib Mikati, no ha dudado en calificar la explosión como un crimen que amenaza con arrastrar al país a una nueva fase de confrontación con Israel. Ilustración MidJourney

La operación militar israelí en la Franja de Gaza ha sido devastadora, con un saldo de más de 20.000 muertes. La tensión entre Israel y Hezbolá ha ido en aumento, y declaraciones como la del ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, sobre actuar para expulsar a Hezbolá de la frontera si sus ataques persisten, solo alimentan el fuego. 

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Hezbolá podría desplegarse 

Hezbolá, categorizado como una organización terrorista por varios países y respaldado por Irán, posee una de las fuerzas militares no estatales más potentes del mundo. La reacción de Irán a este incidente, a través del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Nasser Kanaani, es reveladora. Kanaani sugiere que este evento «encenderá otra oleada en las venas de la resistencia y la motivación para luchar». Esto no solo implica un aumento en la resistencia contra Israel en los territorios palestinos, sino también en la región y más allá. 

El asesinato de Salah al Arouri en Beirut, líder de Hamás, no es solo un episodio más en el prolongado conflicto entre Israel y las facciones palestinas. Representa un punto de inflexión, un momento en el que las líneas de batalla podrían redefinirse, involucrando a más actores y potencialmente desencadenando una reacción en cadena en todo el Medio Oriente. La pregunta que ahora resuena es: ¿qué será lo próximo en este tablero geopolítico tan volátil? La respuesta, aunque incierta, seguramente tendrá consecuencias profundas y duraderas para la región y el mundo. 

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