En la Cumbre de La Haya, celebrada en Bogotá bajo la batuta de Colombia y Sudáfrica, los países del grupo acordaron seis medidas contundentes para detener el genocidio en Palestina, marcando un hito jurídico y ético en la diplomacia internacional.
Medidas clave contra la ocupación
En una declaración conjunta, los 12 países firmantes – incluyendo Bolivia, Cuba, Indonesia, Libia, Malasia y Sudáfrica – se comprometieron a:
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Vetos a armas, municiones, combustible militar y equipos de doble uso hacia Israel
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Prohibición del tránsito, atraque y servicio a buques transportando ese material
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Revisión urgente de contratos públicos que faciliten la ocupación israelí
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Cumplimiento de obligaciones del derecho internacional, con juicios efectivos por crímenes graves
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Impulso a la jurisdicción universal para procesar delitos internacionales

Un giro hacia la acción efectiva
La medida representa un cambio radical: de simples pronunciamientos a acciones tangibles y coordinadas por estados soberanos. Como afirmó la secretaria ejecutiva Varsha Gandikota‑Nellutla: “Hoy termina la era de la impunidad y comienza la acción colectiva de estados de conciencia”.
Refuerzo del orden jurídico internacional
La cumbre alinea las medidas con las órdenes de la Corte Internacional de Justicia (ICJ) y del Tribunal Penal Internacional (ICC), respaldando la ejecución de sus mandatos. La relatora de la ONU Francesca Albanese declaró que se trata de un acto histórico que lleva la defensa de los derechos humanos de las palabras al campo jurídico.
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Limitaciones y desafíos políticos
Aunque solo 12 países se comprometieron directamente, otros 30 estuvieron presentes en la cumbre. La efectividad de estas acciones dependerá de la capacidad de ampliar firmas antes del 20 de septiembre, en paralelo con la Asamblea General de la ONU.
Críticos señalan que la potencia económica y política de EE. UU. y su veto en el Consejo de Seguridad puede limitar el impacto real de estas medidas.
Significado simbólico y diplomático
El evento representa un nuevo protagonismo del Sur Global en la defensa del derecho internacional, desafiando la hegemonía tradicional y enviando un mensaje firme: la violación a los derechos humanos no será tolerada .
El presidente Gustavo Petro calificó la cumbre como un “milagro histórico en defensa de la ley y la dignidad humana”.