Izquierda chilena aprovecha discrepancias internas con caso Venezuela para aislar al Partido Comunista

La reciente controversia en torno al caso venezolano ha revelado grietas significativas dentro de la coalición de gobierno en Chile, permitiendo a ciertos sectores de la izquierda chilena capitalizar en estas diferencias para aislar al Partido Comunista (PC). Este partido, una pieza clave en la administración del presidente Gabriel Boric, ha manifestado abiertamente su desacuerdo con la postura del mandatario respecto al régimen de Nicolás Maduro, lo que ha generado tensiones que podrían cambiar la dinámica política en el país. El Partido Comunista descartó que el régimen venezolano sea una dictadura porque “hay separación de poderes” y emplazó a la Cancillería chilena a explicar por qué firmaron una declaración con países como Argentina y Estados Unidos rechazando el fallo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela.

Antonia Laborde, periodista con una destacada trayectoria en medios como Telemundo y el periódico económico Pulso, recientemente abordó esta problemática en su artículo para el diario español EL PAÍS, titulado “El rotundo rechazo de Boric a la ‘dictadura’ de Maduro no hace eco en el Partido Comunista”. Laborde, quien también cuenta con un Máster de Periodismo de EL PAÍS, señala en su reportaje cómo las diferencias ideológicas en torno a Venezuela han intensificado las fricciones dentro del gobierno de izquierda en Chile, poniendo al PC en una situación de aislamiento.

Grieta en la izquierda chilena

El presidente Gabriel Boric ha sido claro en su condena al régimen de Maduro, calificándolo como una dictadura que manipula los procesos electorales para mantenerse en el poder. Sin embargo, esta postura no es compartida por el Partido Comunista chileno, cuyo líder, Lautaro Carmona, ha insistido en que Venezuela no es una dictadura, argumentando que existe una separación de poderes en ese país. Esta divergencia ha sido explotada por otros sectores de la izquierda chilena, quienes ven en esta situación una oportunidad para reducir la influencia del PC dentro de la coalición gobernante.

Al capitalizar en las discrepancias, los partidos más cercanos a la postura de Boric, como el Partido Socialista y el Partido por la Democracia (PPD), han tomado la delantera en criticar al PC por su aparente defensa del régimen de Maduro. Ilustración MidJourney

La izquierda chilena ha comenzado a utilizar las diferencias sobre Venezuela como una herramienta para debilitar la cohesión interna del gobierno de Boric. Al capitalizar en las discrepancias, los partidos más cercanos a la postura de Boric, como el Partido Socialista y el Partido por la Democracia (PPD), han tomado la delantera en criticar al PC por su aparente defensa del régimen de Maduro. Estos partidos, que también forman parte de la coalición gobernante, han sido especialmente vocales en su condena al PC, llegando incluso a sugerir que los ministros y subsecretarios comunistas deben renunciar si no están alineados con la postura del presidente.

Alianza con EE.UU. y Argentina

La situación se ha vuelto más tensa tras la firma de un documento por parte de Chile, junto con otros países de América Latina, en el que se rechaza categóricamente el fallo del Tribunal Supremo de Justicia venezolano que avala la reelección de Maduro. Esta acción ha sido vista por el PC como un alineamiento con países que históricamente han sido críticos del régimen chavista, lo que ha generado más fricciones dentro del gobierno chileno. Lautaro Carmona, en declaraciones a la radio Nuevo Mundo, expresó su descontento por la falta de consideración hacia las opiniones del PC en la firma de este documento, lo que ha aumentado el malestar dentro del partido.

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En este contexto, la izquierda chilena ha encontrado en el caso venezolano una forma de avanzar su agenda política, utilizando la controversia para aislar al Partido Comunista y cuestionar su lealtad al gobierno de Boric. Figuras como el senador socialista Juan Luis Castro han acusado al PC de preferir alinearse con Maduro en lugar de apoyar a Boric, lo que ha sido interpretado como una traición al proyecto de la izquierda chilena. Por su parte, el diputado del PPD, Raúl Soto, ha afirmado que el PC está “dando la espalda” al presidente chileno, privilegiando la defensa de un régimen que en su opinión es claramente dictatorial.

La portavoz del gobierno y militante comunista, Camila Vallejo, ha intentado calmar las aguas, argumentando que las diferencias entre el PC y el resto del gobierno son normales en política y que se pueden manejar de manera constructiva. No obstante, la presión sobre el PC sigue aumentando, con algunos sectores de la izquierda chilena exigiendo una postura más firme y alineada con la condena de Boric hacia el régimen venezolano.

La controversia sobre Venezuela ha servido como catalizador para las tensiones internas dentro de la coalición gobernante en Chile. La izquierda chilena, en su esfuerzo por mantener una posición unificada frente al régimen de Maduro, ha utilizado estas discrepancias para aislar al Partido Comunista, cuestionando su lealtad al proyecto común. Ilustración MidJourney.

Diferencias ideológicas y políticas

Este episodio ha puesto en evidencia las tensiones subyacentes dentro de la coalición de gobierno en Chile, donde las diferencias ideológicas y políticas están comenzando a tener un impacto tangible en la cohesión interna. La izquierda chilena, que en su conjunto ha buscado proyectar una imagen de unidad, ahora enfrenta el desafío de manejar estas discrepancias sin comprometer la estabilidad del gobierno de Boric. Mientras tanto, el Partido Comunista se encuentra en una posición delicada, intentando defender su derecho a una postura independiente sin alejarse demasiado del resto de la coalición.

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La estrategia de aislar al PC parece estar dando resultados, con crecientes críticas hacia el partido tanto desde dentro como desde fuera de la coalición. Esta situación pone al Partido Comunista en una encrucijada: o se alinea con la postura de Boric sobre Venezuela, o arriesga quedarse cada vez más aislado dentro de la política chilena. En cualquiera de los dos escenarios, las implicaciones para el futuro político del PC y su influencia dentro del gobierno son significativas.

La controversia sobre Venezuela ha servido como catalizador para las tensiones internas dentro de la coalición gobernante en Chile. La izquierda chilena, en su esfuerzo por mantener una posición unificada frente al régimen de Maduro, ha utilizado estas discrepancias para aislar al Partido Comunista, cuestionando su lealtad al proyecto común. El futuro del PC dentro del gobierno de Boric dependerá en gran medida de cómo manejen esta situación y de si pueden reconciliar sus diferencias con el resto de la coalición sin comprometer sus principios. Por ahora, la izquierda chilena parece decidida a aprovechar esta oportunidad para redefinir el equilibrio de poder dentro del gobierno, con el Partido Comunista en la mira.

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