¿Gustavo Petro será recordado por haber tenido la impronta del “gobierno de los escándalos”?

La gestión de Gustavo Petro, el actual presidente de Colombia, ha sido marcada por una serie de eventos que han generado amplia discusión tanto a nivel nacional como internacional. Desde el inicio de su mandato, Petro prometió un cambio radical en la forma de gobernar, orientado hacia políticas sociales y ambientales progresistas.

Sin embargo, este enfoque ha sido opacado por una serie de escándalos que han surgido a un ritmo alarmante, casi uno por semana, según observadores y críticos del gobierno. Estos incidentes han planteado interrogantes sobre si la administración de Petro será recordada más por sus controversias que por sus logros o políticas implementadas.

Gustavo Petro y su legado

Thierry Ways, un reconocido empresario y columnista de opinión, recientemente planteó una perspectiva crítica en su columna titulada “La persistencia de las malas ideas” para El Tiempo de Bogotá. Ways, quien además es ingeniero de sistemas por Georgia Tech y especialista en finanzas por la Universidad del Norte, argumenta que el sello distintivo de la administración Petro no radica exclusivamente en los escándalos, sino en la obstinación por seguir adelante con políticas y nombramientos cuestionables, a pesar de las voces contrarias de expertos y sectores afectados.

Gustavo Petro
Aunque la administración de Gustavo Petro se propuso marcar una diferencia significativa en el panorama político y social de Colombia, los escándalos y la persistencia en políticas y nombramientos cuestionables han ensombrecido esta visión. Ilustración MidJourney

Este patrón de persistencia en «las malas ideas», como lo denomina Ways, se manifiesta en varias áreas clave de la gestión gubernamental. Por ejemplo, la decisión de cesar la exploración de hidrocarburos, vital para el presupuesto nacional, ha sido defendida por Gustavo Petro a pesar de las advertencias sobre sus efectos potencialmente adversos para la economía colombiana. De igual forma, la reforma tributaria propuesta, que según críticos desincentivará la inversión privada, y la reforma al sistema de salud, que podría desmantelar aspectos funcionales del mismo, son vistas como ejemplos de esta tendencia hacia el empecinamiento.

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Lealtad sobre la competencia

Además, la gestión de Gustavo Petro ha sido cuestionada por sus nombramientos, donde la lealtad parece prevalecer sobre la competencia. Muchos funcionarios, tras ser removidos por escándalos o bajo desempeño, han sido recolocados en otras posiciones dentro del gobierno, a menudo sin la experiencia necesaria para esos roles. Esta práctica ha generado preocupaciones sobre la eficacia y la integridad de la administración pública bajo su mandato.

Los escándalos de corrupción, aunque no exclusivos de este gobierno, han sido particularmente visibles y frecuentes. El caso más reciente involucra la compra de carrotanques para llevar agua a La Guajira, un programa que terminó en la renuncia del director de la agencia encargada debido a presuntos sobrecostos y denuncias sobre la calidad del agua suministrada. Este y otros escándalos han llevado a la exministra Cecilia López a expresar su preocupación por la posibilidad de que el ideal de cambio promovido por Petro se vea irremediablemente asociado a estas controversias.

Nada nuevo bajo el cielo de Bogotá

Es importante destacar que los escándalos y las políticas controvertidas no son fenómenos nuevos en la política colombiana. Cada administración ha tenido sus retos y temas característicos. Desde la apertura económica y la guerra contra el narcotráfico bajo César Gaviria, pasando por los diálogos de paz fallidos de Andrés Pastrana, hasta la lucha contra las FARC y los escándalos de la ‘parapolítica’ en el gobierno de Álvaro Uribe, cada periodo ha tenido sus particularidades. Sin embargo, la frecuencia y naturaleza de los escándalos bajo Gustavo Petro, combinados con una tendencia hacia la intransigencia en políticas públicas, plantean un desafío único para su legado.

Gustavo Petro
Cada administración ha tenido sus retos y temas característicos. Desde la apertura económica y la guerra contra el narcotráfico bajo César Gaviria, pasando por los diálogos de paz fallidos de Andrés Pastrana, hasta la lucha contra las FARC y los escándalos de la ‘parapolítica’ en el gobierno de Álvaro Uribe, cada periodo ha tenido sus particularidades. Ilustración MidJourney.

A pesar de estos desafíos, es crucial recordar que la perseverancia puede ser una virtud en ciertos contextos, como en el emprendimiento o el deporte. Sin embargo, en el ámbito de la gobernanza democrática, la capacidad de escuchar, conciliar y concertar es fundamental. La democracia no se beneficia de la intransigencia, sino de la construcción colectiva y el diálogo constructivo.

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Una sombra en la visión

Aunque la administración de Gustavo Petro se propuso marcar una diferencia significativa en el panorama político y social de Colombia, los escándalos y la persistencia en políticas y nombramientos cuestionables han ensombrecido esta visión. La historia juzgará si estos elementos serán lo que más se recuerde de su mandato o si, a pesar de los obstáculos, logrará implementar cambios duraderos y positivos para el país.

Lo que es indudable es que el éxito de cualquier gobierno no se mide solo por la firmeza de sus convicciones, sino también por su habilidad para adaptarse, escuchar y mejorar en respuesta a las necesidades y críticas de su pueblo.

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