Comer más de lo necesario parece una obviedad como causa del aumento de peso, pero la realidad detrás de este fenómeno es mucho más compleja de lo que podría parecer a primera vista. Las personas generalmente se engordan por comer más de lo necesario, un comportamiento que, aunque evidente, tiene raíces profundas en factores biológicos, psicológicos y sociales. Esta afirmación resume décadas de estudios sobre el equilibrio energético y el control cerebral del peso corporal. Sin embargo, como bien señala Ignacio Morgado Bernal, catedrático emérito de Psicobiología en la Universidad Autónoma de Barcelona, el cerebro no solo registra la ingesta calórica, sino que desempeña un papel crucial en la regulación de la absorción intestinal de grasas, una faceta que ha sido recientemente estudiada con resultados sorprendentes.
Ignacio Morgado Bernal, autor del artículo titulado: «El cerebro controla el peso corporal y la obesidad, regulando la absorción intestinal de grasas», publicado en el diario EL PAÍS de España, explica cómo el cerebro está íntimamente ligado al control del peso. Este catedrático con amplia trayectoria en neurociencia señala que la obesidad no es simplemente el resultado de comer en exceso, sino de un desequilibrio complejo entre la energía consumida y la gastada. Su análisis está respaldado por investigaciones recientes realizadas en Shanghái, las cuales revelan que el sistema nervioso regula aspectos fundamentales del proceso digestivo, incluyendo la absorción de grasas a nivel intestinal.
Todos engordan por comer más de lo necesario
El acto de comer más de lo necesario, tan sencillo en apariencia, encuentra sus raíces en múltiples factores. Morgado subraya que la obesidad puede ser influenciada por aspectos genéticos, dieta, hábitos de vida, estatus socioeconómico y condicionantes culturales. Aunque estas variables externas tienen un peso evidente, las investigaciones científicas apuntan cada vez más hacia los sistemas homeostáticos e incentivos del cerebro como los principales reguladores del equilibrio energético. En este contexto, comer más de lo necesario no solo es una decisión consciente; es también el resultado de una interacción compleja entre señales biológicas y estímulos externos que incitan al consumo excesivo.

Un hallazgo fascinante de los estudios recientes es el papel del nervio vago, una estructura fundamental del sistema nervioso vegetativo, en la regulación de la absorción de grasas. Este nervio, que conecta el cerebro con el sistema digestivo, tiene la capacidad de alterar esencialmente la estructura intestinal. Según los investigadores chinos, al inactivar químicamente ciertas neuronas del núcleo motor dorsal del nervio vago en ratones, se produce una reducción en la longitud de las microvellosidades intestinales, disminuyendo así la capacidad de absorción de grasas. Este mecanismo demuestra que el cerebro no solo responde al exceso de calorías, sino que también tiene el poder de modificar el entorno intestinal para regular la cantidad de grasas absorbidas.
Además, Morgado señala que quienes engordan por comer más de lo necesario suelen enfrentarse a un problema de salud más complejo que el aumento de peso en sí mismo. La obesidad está estrechamente relacionada con enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la diabetes y ciertos tipos de cáncer, además de problemas psicológicos que pueden afectar la autoestima y la calidad de vida. Esto refuerza la idea de que el control del peso no debería centrarse únicamente en restricciones dietéticas, sino también en comprender y manejar las señales cerebrales que influyen en nuestros hábitos alimenticios.
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Acerca de la puerarina
Otro aspecto notable del estudio es la capacidad del cerebro para responder a estímulos químicos externos. La puerarina, un compuesto utilizado en tratamientos para enfermedades vasculares, se muestra prometedora como herramienta para inhibir ciertas neuronas del nervio vago, aumentando la excreción de grasas y promoviendo la pérdida de peso. Este hallazgo podría ser revolucionario en el desarrollo de nuevos tratamientos contra la obesidad, ya que demuestra que es posible intervenir en el proceso de absorción de grasas mediante mecanismos controlados desde el cerebro.
Sin embargo, a pesar de los avances científicos, la solución al problema de los que engordan por comer más de lo necesario, no se encuentra únicamente en medicamentos o intervenciones quirúrgicas. Morgado enfatiza la importancia de abordar las causas ambientales y culturales que llevan a las personas a comer más de lo necesario. Desde la disponibilidad de alimentos ultraprocesados hasta el estrés y la falta de educación nutricional, muchos factores externos contribuyen a un entorno obesogénico que fomenta el consumo excesivo de calorías. Cambiar estos patrones requiere una combinación de políticas públicas, campañas educativas y, por supuesto, un enfoque individual que tenga en cuenta las particularidades de cada persona.

¿Fuerza de voluntad o autocontrol?
El estudio también resalta la necesidad de replantear nuestra comprensión de la obesidad como un fenómeno exclusivamente relacionado con la fuerza de voluntad o el autocontrol. Comer más de lo necesario no siempre es una cuestión de falta de disciplina, sino de cómo el cerebro interpreta y responde a las señales internas y externas. Este enfoque reduce el estigma asociado a la obesidad y promueve una visión más empática hacia quienes la padecen, reconociendo que enfrentar un desafío multifacético que va más allá de su elección consciente.
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En conclusión, las personas generalmente se engordan por comer más de lo necesario, pero detrás de este hecho subyace un intrincado entramado de factores biológicos y sociales. El trabajo de Ignacio Morgado Bernal y los hallazgos recientes de los investigadores chinos abren una nueva ventana para comprender cómo el cerebro controla el peso corporal. Este conocimiento no solo nos ayuda a entender mejor la obesidad, sino que también ofrece nuevas oportunidades para desarrollar estrategias efectivas y menos invasivas para su manejo. En última instancia, resolver este problema requiere un enfoque integrado que combine avances científicos, educación y cambios en las estructuras sociales que promuevan hábitos más saludables.

