EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo si la polarización del duopolio político actual persiste. Esta afirmación, inquietante pero fundamentada, resuena en el análisis de José Antonio Gil Yepes, un destacado sociólogo venezolano que ha sido presidente de la encuestadora Datanálisis y profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración. Gil Yepes, conocido por su aguda observación de fenómenos sociopolíticos, publicó recientemente un artículo en el diario venezolano El Universal titulado: «El ‘subdesarrollamiento’ de la política norteamericana como ejemplo de otras cosas». En su escrito, el sociólogo examina cómo la creciente polarización política en Estados Unidos está socavando los principios democráticos que han sido su pilar por décadas.
Gil Yepes señala que «EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo» si se sigue debilitando el centro político en favor de los extremos ideológicos. En su artículo, argumenta que esta tendencia es comparable a lo que ocurre en naciones con democracias menos consolidadas, donde la falta de un centro político fuerte y la prevalencia de extremismos impiden el desarrollo de consensos y políticas efectivas. Para ilustrar su punto, Gil Yepes destaca la polarización extrema representada en 2017 por figuras como Donald Trump y Bernie Sanders, y cómo esa polarización sigue vigente hoy en día con Trump aún influyendo en la política y el espectro ideológico opuesto carente de una figura tan extrema, pero igualmente divisiva.
EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo
La polarización, según Gil Yepes, es un fenómeno que no solo fragmenta a la sociedad, sino que también erosiona las bases institucionales. «EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo» si la política se sigue moviendo hacia los extremos, ya que esto impide los acuerdos y consensos necesarios para una gobernabilidad eficaz. En países como Dinamarca, menciona, el modelo político se basa en la negociación y la inclusión de diversos intereses, lo que contrasta con la dinámica polarizante observada en Estados Unidos. La serie «Borgen», disponible en Netflix, es citada por Gil Yepes como un ejemplo de cómo las democracias pueden manejar sus diferencias de manera constructiva.

El impacto de la polarización no solo se refleja en la política sino también en la sociedad civil. Los ciudadanos polarizados actúan como miembros de tribus tradicionales, donde la lealtad al grupo propio es inquebrantable y la desconfianza o agresividad hacia los ajenos es la norma. Esta mentalidad tribalista, advierte Gil Yepes, es peligrosa porque fomenta la marginación y la destrucción del otro, debilitando el tejido social y la cohesión nacional. «EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo» si los ciudadanos continúan comportándose como miembros de tribus en lugar de como ciudadanos de una democracia moderna y pluralista.
Corrupción y concentración de poder
Un aspecto crucial del análisis de Gil Yepes es cómo la polarización política facilita la corrupción y la concentración de poder. Al concentrar el poder en manos de unos pocos, se minimiza la separación de poderes, un principio fundamental en las democracias desarrolladas. Esto no solo profundiza la corrupción, sino que también empobrece y envilece moralmente a la sociedad. La polarización, según el sociólogo, impide el entendimiento y desata desencuentros que destruyen los equipos nacionales. En este contexto, «EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo» si no se revierte esta tendencia hacia la concentración de poder y la corrupción endémica.
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Gil Yepes también aborda el fenómeno de los movimientos de conducta colectiva, descrito por el sociólogo Gustavo Le Bon. Estos movimientos, que se desencadenan en contextos de polarización, llevan a los individuos a perder su identidad y racionalidad individual, actuando en cambio según los dictados de la masa. Este proceso, argumenta, es destructivo para la cohesión social y la estabilidad política. «EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo» si los ciudadanos siguen siendo arrastrados por estos movimientos, perdiendo su capacidad de pensamiento crítico y su moral personal.

Destrucción de los extremos
La falta de un centro político viable es otro punto crucial en el análisis de Gil Yepes. La extrema libertad promovida por la derecha crea grandes desigualdades, mientras que la extrema igualdad promovida por la izquierda desincentiva el esfuerzo individual y empobrece la sociedad. Ambos extremos, según Gil Yepes, son inviables a largo plazo. «EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo» si no se encuentra un equilibrio entre estas dos posiciones, que permita la creación de un centro político mayoritario capaz de gobernar de manera inclusiva y eficaz.
El sociólogo concluye su análisis advirtiendo sobre el futuro de Estados Unidos si la polarización continúa sin control. Un fracaso de la administración Biden-Harris y la desaparición de un centro político fuerte podrían convertir a Estados Unidos en una «república bananera» o «pays cocotier», caracterizada por conflictos internos entre sectores polarizados y una ausencia de imperio de la ley. La posible reelección de Trump, con su enfoque belicoso, podría agravar esta situación, llevando a la sociedad a oscilar entre extremos opuestos de manera peligrosa. «EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo» si no se toman medidas para reforzar el centro y fomentar la cooperación y el entendimiento entre los diversos grupos políticos y sociales.
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José Antonio Gil Yepes ofrece un análisis profundo y preocupante sobre el futuro de la democracia estadounidense en su artículo «El ‘subdesarrollamiento’ de la política norteamericana como ejemplo de otras cosas». A través de una comparación con democracias consolidadas y un examen de los efectos de la polarización extrema, Gil Yepes argumenta que «EE.UU. derivará en una democracia del tercer mundo» si no se revierte la tendencia actual hacia los extremismos y se fortalece un centro político inclusivo y negociador. Su advertencia es clara: la polarización no solo amenaza la estabilidad política sino también la cohesión social y los principios democráticos que han sido el fundamento de Estados Unidos como una nación desarrollada.