OpenSecrets: La corrupción alimentada por combustibles fósiles es un problema bipartidista

La corrupción alimentada por combustibles fósiles, un fenómeno que ha permeado las esferas más altas del poder político en Estados Unidos, se presenta como un desafío bipartidista que trasciende las divisiones ideológicas tradicionales. Esta problemática, intrínsecamente ligada a la supervivencia de nuestro planeta, se ha manifestado de manera alarmante en la figura del senador Joe Manchin (DW.Va.), quien recientemente anunció que no buscará la reelección en 2024, dejando abierta la posibilidad de una futura campaña presidencial por un tercer partido.

Basav Sen, director del Programa de Política Climática del Instituto de Estudios Políticos, destaca en su artículo para The Hill, titulado «Joe Manchin y la corrupción legal que amenaza nuestro planeta», cómo Manchin personifica la corrosiva influencia del dinero de los combustibles fósiles en la política. Este fenómeno no solo se limita a un solo legislador, sino que se extiende a través de las estructuras de poder en Washington D.C., afectando tanto a demócratas como a republicanos.

Corrupción alimentada por combustibles fósiles

Manchin, presidente del Comité Senatorial de Energía y Recursos Naturales y millonario del carbón, ha sido un arquitecto clave de políticas que favorecen los intereses de los combustibles fósiles. Esto incluye disposiciones en la Ley de Reducción de la Inflación que exigen arrendamientos de petróleo y gas en tierras públicas, y en la Ley de Empleo e Inversión en Infraestructura que subsidian tecnologías riesgosas como la captura y almacenamiento de carbono, perpetuando así la dependencia de combustibles fósiles.

corrupción alimentada por combustibles fósiles
La corrupción alimentada por combustibles fósiles, por tanto, se ha convertido en una característica definitoria del sistema político estadounidense, afectando todas las ramas y niveles del gobierno. Ilustración MidJourney

La corrupción alimentada por combustibles fósiles se manifiesta en acciones como «El trato sucio de Manchin», una ley de desregulación que debilita las leyes ambientales y limita la capacidad de las comunidades para combatir proyectos contaminantes. Este proyecto, que finalmente se incluyó en un proyecto de ley crucial para evitar un incumplimiento del gobierno, exime a los permisos del oleoducto Mountain Valley de los procesos habituales de revisión y comentarios públicos.

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Según datos de OpenSecrets, una organización sin fines de lucro que rastrea el flujo de dinero en la política, los 20 principales receptores de fondos de la industria del petróleo y gas en el Congreso incluyen a tres demócratas, además de Manchin, y 16 republicanos. Entre ellos se encuentra el ex presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy (republicano por California). Estos políticos han recibido colectivamente cientos de miles de dólares, evidenciando cómo la influencia de los combustibles fósiles permea profundamente ambos partidos, cuestionando la integridad de las decisiones políticas en temas ambientales y energéticos.

Un chorro de dinero

Manchin ha recibido cantidades significativas de dinero para su campaña de la industria de los combustibles fósiles, incluyendo aproximadamente 66.000 dólares de los desarrolladores de Mountain Valley Pipeline, NextEra Energy y Equitrans Midstream. Esta situación no es exclusiva de Manchin; otros líderes políticos, como el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer (DN.Y.), también han recibido importantes sumas de estas empresas.

La influencia del dinero de los combustibles fósiles no se limita al Congreso. En la Corte Suprema, el juez Clarence Thomas ha participado en eventos de recaudación de fondos organizados por redes influyentes como la de los Koch, cuyos intereses están profundamente arraigados en la industria petrolera. De manera similar, en el poder ejecutivo, la promoción de soluciones poco efectivas a la crisis climática, como la captura de carbono y la energía del hidrógeno, ha encontrado apoyo en funcionarios vinculados a la industria de la energía que es señalada por sostener la corrupción alimentada por combustibles fósiles.

corrupción alimentada por combustibles fósiles
Según datos de OpenSecrets, una organización sin fines de lucro que rastrea el flujo de dinero en la política, los 20 principales receptores de fondos de la industria del petróleo y gas en el Congreso incluyen a tres demócratas, además de Manchin, y 16 republicanos. Ilustración MidJourney

Sobornos de First Energy en Ohio

Este tipo de corrupción también se extiende a la política estatal. Un ejemplo es el escándalo de sobornos de First Energy en Ohio, donde la empresa de servicios públicos sobornó a figuras políticas para aprobar un rescate para sus plantas nucleares y de carbón en quiebra, lo que resultó en facturas más altas para los contribuyentes de Ohio.

La corrupción alimentada por combustibles fósiles, por tanto, se ha convertido en una característica definitoria del sistema político estadounidense, afectando todas las ramas y niveles del gobierno. A pesar de su prevalencia, este problema recibe poco escrutinio mediático y, a menudo, no se le da el tratamiento adecuado como un escándalo mayor.

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Abordar la corrupción sistémica

Para enfrentar esta crisis y proteger el futuro de nuestro planeta y sus habitantes más vulnerables, es crucial reconocer y abordar esta corrupción sistémica. La salida de figuras como Manchin debería ser el inicio de una conversación más amplia sobre cómo la corrupción alimentada por los combustibles fósiles, ha deformado el sistema político en detrimento del bienestar público y del medio ambiente. Este diagnóstico correcto es el primer paso necesario para la curación de una enfermedad que afecta no solo a Estados Unidos, sino a todo el mundo.

En última instancia, la lucha contra la corrupción alimentada por combustibles fósiles es más que una cuestión política; es una batalla por la justicia climática y la integridad de nuestras instituciones democráticas. La urgencia de esta lucha no puede subestimarse, ya que el futuro de nuestro planeta y la salud de nuestras comunidades están en juego.

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