El reciente caso del fallecido financiero Jeffrey Epstein está generando una profunda crisis de credibilidad dentro del ala conservadora de Estados Unidos y amenaza la confianza en la administración Trump. Figuras influyentes, como el exestratega Steve Bannon, han exigido la designación de un fiscal especial para investigar posibles irregularidades relacionados con la muerte de Epstein y la supuesta “lista de clientes” secretada por la Fiscalía General.
Decepcionados: conservadores hablan de “fiasco” y engaño
Diversos líderes del movimiento MAGA, incluidos Patrick Bet-David, calificaron la respuesta del Departamento de Justicia y el FBI de “su mayor error hasta ahora” y una traición hacia aquellos que confiaban en revelaciones impactantes. El memo oficial que descarta la existencia de una “lista de clientes” y declara el suicidio de Epstein sin señales de homicidio contrastó fuertemente con las prometidas filtraciones de la entonces fiscal general Pam Bondi, lo que generó indignación entre los seguidores más radicales.

Pragmatismo frente a conspiración: Trump y los equilibrios internos
El giro pragmático del Gobierno—incluyendo el reconocimiento oficial del suicidio de Epstein y sin evidencias de conspiración—ha trastocado al núcleo MAGA. Mientras el presidente Trump tachó de “increíble” la insistencia en el tema durante una reunión del gabinete, su base exige coherencia o los acusará de encubrimiento.
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Desafíos estructurales: ¿un quiebre en la cohesión conservadora?
Analistas creen que la situación puede fracturar la fidelidad a Trump. Según el Washington Post, la política del FBI y las teorías conspirativas no controladas están erosionando la confianza en las instituciones y en la figura presidencial. Expertos como Jake Tapper advierten que esta polémica «no desaparecerá» y que podría convertirse en un lastre político real para Trump en su eventual segunda candidatura.
