Sanciones de EE.UU. crearon los túneles por donde China desarrolla una dinámica economía

Las sanciones occidentales impuestas por Estados Unidos, destinadas a someter a sus enemigos, han dado lugar a una economía subterránea global que tiene a China en el centro. Esta dinámica ha permitido a Beijing desarrollar una economía robusta y diversificada, fortaleciendo sus lazos comerciales con naciones sancionadas y desafiando la hegemonía económica de Washington.

El trabajo original que da base a este reportaje fue titulado: «Cómo Estados Unidos creó inadvertidamente un ‘eje de evasión’ liderado por China» fue elaborado por Ian Talley y Rosie Ettenheim para The Wall Street Journal. Talley, un experimentado periodista que cubre sanciones y redes globales de financiación ilícita, y Ettenheim, una reportera gráfica especializada en visualización y diseño de datos, combinan sus habilidades para ofrecer una visión detallada de cómo las sanciones han generado un entramado económico subterráneo.

La antigua sabiduría China

China ha aprovechado las restricciones financieras y comerciales impuestas a países como Rusia, Irán, Venezuela y Corea del Norte para reforzar sus propios lazos comerciales. Beijing, enfrentando también sus propias sanciones, ha utilizado su posición estratégica para desarrollar rutas comerciales alternativas que le permiten acceder a recursos vitales y ofrecer productos a naciones que enfrentan restricciones occidentales. De esta manera, China no solo ha logrado esquivar las sanciones, sino que también ha establecido una red de cooperación económica que desafía el orden global dominado por Estados Unidos.

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Beijing, enfrentando también sus propias sanciones, ha utilizado su posición estratégica para desarrollar rutas comerciales alternativas que le permiten acceder a recursos vitales y ofrecer productos a naciones que enfrentan restricciones occidentales. Ilustración MidJourney

El eje de evasión liderado por China se ha consolidado a través de intercambios comerciales que incluyen desde drones y misiles hasta oro y petróleo. Las sanciones, que buscaban asfixiar las economías de estos países, han tenido el efecto contrario, creando un bloque económico que opera fuera del sistema financiero occidental. La portavoz de la embajada china en Washington, Liu Pengyu, defendió las políticas de Beijing, destacando que los intercambios económicos y comerciales se realizan de manera legal y legítima, basados en la igualdad y el beneficio mutuo.

Libre mercado y capitalismo

China obtiene petróleo a precios reducidos de Rusia, Irán y Venezuela, lo que representa una ventaja significativa para el mayor importador de petróleo del mundo. Estos países, a su vez, utilizan los ingresos petroleros para comprar productos sancionados a China, fortaleciendo sus economías y desafiando las sanciones occidentales. Según Kimberly Donovan del Atlantic Council, el uso de la moneda y los sistemas de pago chinos por parte de estos países dificulta la capacidad de las autoridades occidentales para hacer cumplir las sanciones, creando una red económica que opera al margen de la supervisión internacional.

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Los datos aduaneros revelan que China ha suplantado la pérdida de acceso occidental a bienes de doble uso para Rusia. Empresas chinas, como Poly Technologies, han enviado numerosos envíos de productos militares y civiles a empresas rusas sancionadas, demostrando la capacidad de Beijing para mantener en funcionamiento la maquinaria de guerra rusa. Esta relación comercial ha sido clave para que Rusia pueda sostener su capacidad militar a pesar de las sanciones.

Teherán entra al mercado

La guerra de Rusia contra Ucrania ha sido una oportunidad para que Irán también fortalezca su posición económica y estratégica. Teherán ha suministrado drones militares a Moscú y ha establecido una instalación de producción en Rusia, lo que proporciona ingresos a Irán y refuerza su percepción de poder militar. Además, Irán ha encontrado en Venezuela un socio estratégico, intercambiando armas y asistencia técnica por oro, un recurso valioso y difícil de rastrear.

La cooperación entre China y Rusia ha revelado un grado de confianza que podría llevar a una integración más amplia de sus bases industriales de defensa. Esta alianza estratégica no solo desafía las sanciones occidentales, sino que también abre la puerta a una reconfiguración del orden global, con China como un actor central dispuesto a remodelar las dinámicas económicas y políticas internacionales.

Concepto de beneficio mutuo

Las sanciones, que originalmente buscaban debilitar a los adversarios de Estados Unidos, han impulsado la creación de un bloque económico capaz de operar de manera independiente. Este bloque, liderado por China, ha desarrollado mecanismos para eludir las restricciones y fortalecer sus economías a través de intercambios comerciales y financieros que desafían la supervisión occidental.

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China no solo ha logrado esquivar las sanciones, sino que también ha establecido una red de cooperación económica que desafía el orden global dominado por Estados Unidos. Ilustración MidJourney.

La relación entre China y los países sancionados ha creado una economía de escala que protege a estas naciones de la guerra financiera liderada por Washington. Los intercambios comerciales, basados en la igualdad y el beneficio mutuo, han permitido a estos países acceder a recursos vitales y mantener sus economías en funcionamiento a pesar de las sanciones. La capacidad de China para ofrecer una alternativa viable al sistema financiero occidental ha sido fundamental en este proceso.

Nuevas rutas para sobrevivir

Las sanciones han tenido un efecto inesperado, forzando a los países sancionados a buscar nuevas alianzas y rutas comerciales. China, con su vasta economía y recursos, ha emergido como el principal beneficiario de esta dinámica, utilizando su influencia para establecer una red de cooperación económica que desafía el poder de Estados Unidos. Esta red no solo ha permitido a China acceder a recursos vitales a precios reducidos, sino que también ha fortalecido su posición como un actor central en la economía global.

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El análisis de Ian Talley y Rosie Ettenheim destaca cómo las sanciones occidentales, en lugar de someter a los enemigos de Estados Unidos, han creado una economía subterránea global que une a los principales adversarios de la democracia, con China en el centro. La capacidad de Beijing para mantener en funcionamiento la maquinaria de guerra rusa y apoyar a otras naciones sancionadas ha sido crucial en este proceso, demostrando la resiliencia y adaptabilidad de la economía china.

Las sanciones impuestas por Estados Unidos han tenido consecuencias no deseadas, creando un eje de evasión liderado por China que desafía el orden global. La capacidad de China para desarrollar rutas comerciales alternativas y fortalecer sus lazos con naciones sancionadas ha permitido a estas economías prosperar a pesar de las restricciones occidentales. Este fenómeno subraya la complejidad de la economía global y la necesidad de reconsiderar las estrategias de sanciones en un mundo interconectado.

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