En una declaración que refuerza el endurecimiento de la postura diplomática iraní, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, afirmó este martes que “no hay absolutamente nada que discutir con Estados Unidos”. El mensaje, transmitido durante una entrevista televisiva en Teherán y reseñado por medios como teleSUR y Al Mayadeen, confirma la ruptura total de cualquier canal directo entre ambas potencias. La declaración se produce en un momento de tensión creciente, donde Irán asegura que sus acciones militares están dirigidas estrictamente contra “infraestructura militar y económica”, descartando ataques contra civiles.
Una línea roja diplomática: Irán cierra la puerta al diálogo
Durante su intervención en la televisión estatal iraní (IRIB), el canciller Abdollahian fue categórico al afirmar que “no habrá conversaciones directas o indirectas con Washington”, subrayando que la política de la República Islámica se basa en principios de soberanía, resistencia y reciprocidad.
Según reportes de teleSUR, la negativa iraní se interpreta como una respuesta directa a los intentos diplomáticos recientes del presidente Donald Trump, quien ha manifestado públicamente su disposición a negociar con Irán. No obstante, Teherán insiste en que EE. UU. debe levantar “todas las sanciones unilaterales” como condición mínima para considerar cualquier contacto.
La analista política Zahra Shafei, consultada por Press TV, argumentó:
“Irán ha aprendido de años de manipulación diplomática. Su mensaje es claro: no habrá más conversaciones vacías mientras se mantenga la opresión económica.”
Objetivos militares y económicos: la nueva doctrina de respuesta iraní
El canciller iraní también dejó claro que las acciones recientes de su país, incluidas las operaciones con misiles y drones en el norte de Irak, Siria y el Golfo Pérsico, han tenido blancos “estrictamente militares o infraestructuras económicas asociadas a agresores”.

Un comunicado del Ministerio de Defensa de Irán reitera que se respetan los principios del derecho internacional humanitario, y que las fuerzas armadas iraníes tienen órdenes de evitar bajas civiles.
Un informe del Centro para Estudios Estratégicos de Teherán sostiene que esta estrategia busca “minimizar el costo político internacional de la represalia”, al tiempo que demuestra capacidad disuasoria real frente a potencias extranjeras como Israel y Estados Unidos.
Escalada calculada: Irán apuesta por el control del conflicto
Pese al lenguaje confrontacional, expertos internacionales consideran que Irán está buscando imponer un equilibrio de poder disuasivo, sin provocar un conflicto a gran escala. De acuerdo con Al Jazeera, los ataques han sido diseñados para enviar un mensaje estratégico más que para desatar una guerra abierta.
La académica Trita Parsi, del Quincy Institute for Responsible Statecraft, afirmó:
“Esta no es una escalada caótica. Irán quiere mostrar fuerza, no iniciar una guerra total. Su comunicación es precisa: golpeamos si somos golpeados.”
Los recientes ejercicios militares en el estrecho de Ormuz, así como las movilizaciones en la frontera noroeste con Azerbaiyán, responden más a maniobras de presión regional que a preparación ofensiva directa.
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Respuesta internacional: silencio cauteloso en Washington y preocupación europea
La administración Trump aún no ha emitido una declaración oficial en respuesta a los dichos del canciller iraní. Fuentes diplomáticas citadas por The Washington Post indicaron que la Casa Blanca está evaluando posibles medidas de presión adicionales, aunque reconoce que las opciones son limitadas sin generar más inestabilidad en Medio Oriente.
Por su parte, la Unión Europea expresó “profunda preocupación” por la situación y llamó a “contención inmediata y regreso al diálogo multilateral”. La jefa de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, reiteró desde Bruselas que “la diplomacia sigue siendo el único camino sostenible”.