Brasil ha propuesto un ingreso básico universal para los indígenas que cuidan los bosques, una medida que podría transformar la vida de miles de personas y contribuir significativamente a la conservación de la Amazonía. Esta iniciativa surge en un contexto donde la deforestación sigue siendo una amenaza persistente. Al igual la acción rescata el valor de las comunidades indígenas que han demostrado ser los mejores guardianes del medio ambiente que el Estado.
El reportaje original fue escrito por Johan Oldekop, Lector de Medio Ambiente y Desarrollo en la Universidad de Manchester, Bowy den Braber, Investigador postdoctoral en la Facultad de Biociencias de la Universidad de Sheffield, y Marina Schmoeller, candidata a Doctorado en Ecología en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG). Publicado en el portal The Conversation bajo el título “La deforestación en la Amazonía es hasta un 83% menor en lugares protegidos por comunidades indígenas”, el artículo analiza cómo las comunidades indígenas desempeñan un papel crucial en la protección de los bosques amazónicos.
Brasil lo están talando
Brasil enfrenta una pérdida anual de más de 5.000 km² de bosques, un área cuatro veces mayor que la capital de Río de Janeiro. Sin embargo, la investigación de Oldekop, den Braber y Schmoeller muestra que la deforestación es hasta un 83% menor en áreas protegidas por comunidades indígenas en comparación con las no protegidas. Esto subraya la efectividad de los indígenas en la gestión ambiental, aunque también revela que estos grupos tienen los niveles más bajos de desarrollo socioeconómico en el país.
A pesar de que las comunidades indígenas han fortalecido su representación política, el 33% de los indígenas en Brasil viven por debajo del umbral de pobreza. Mejorar su bienestar económico no solo es justo desde un punto de vista social, sino que también puede ser ambientalmente eficaz. Estudios en Nepal indican que las comunidades con mejores niveles socioeconómicos son menos propensas a cambiar el desarrollo por deforestación. Así, proporcionar a los indígenas la capacidad de proteger sus bosques y desarrollarse económicamente podría beneficiar tanto a las personas como al medio ambiente.

Un apoyo internacional
En la cumbre climática COP-26 de 2021 en Glasgow, los gobiernos y organizaciones filantrópicas prometieron un apoyo sin precedentes para los bosques y las comunidades indígenas. Sin embargo, los bosques y sus recursos siguen siendo codiciados por diversos intereses, incluyendo la minería y la agroindustria. La Corte Suprema de Brasil está debatiendo la validez del “Marco Temporal”, una teoría que podría limitar los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras ancestrales. Este marco establece que los indígenas solo pueden reclamar tierras que poseían antes del 5 de octubre de 1988, cuando se promulgó la actual Constitución brasileña.
A pesar de la controversia, los resultados de la investigación sugieren que es poco probable que el desarrollo agrícola en la Amazonía proporcione más beneficios socioeconómicos a las comunidades locales que las alternativas centradas en la conservación forestal. Devolver tierras a las comunidades indígenas podría ser extremadamente eficaz para reducir la deforestación y aumentar la biodiversidad, ayudando a combatir el cambio climático. Sin embargo, esta conservación no debería tener un costo económico para las comunidades indígenas que gestionan estas tierras.
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Las comunidades indígenas de Brasil necesitan recuperar el acceso a sus tierras ancestrales y, simultáneamente, tener oportunidades de desarrollo. Programas de bienestar social como Bolsa Familia han sacado a millones de brasileños de la pobreza, pero las comunidades rurales enfrentan dificultades para acceder a estos beneficios debido a la lejanía y la falta de tecnología. El gobierno brasileño está considerando desarrollar un programa de “asignación familiar indígena” para resolver estos problemas de acceso.
Agenda 30×30
A medida que aumentan los esfuerzos para recuperar los derechos sobre la tierra con la Agenda 30×30, más gobiernos y ONG deben apoyar los derechos de los pueblos indígenas y reducir las barreras estructurales que enfrentan. Este contexto resalta la importancia de proporcionar un ingreso básico universal a los indígenas que cuidan los bosques, no solo como una medida de justicia social, sino también como una estrategia efectiva para la conservación ambiental.
Brasil ha demostrado que la participación de los pueblos indígenas en la gestión de los bosques puede ser crucial para reducir la deforestación. Sin embargo, para que esta estrategia sea sostenible a largo plazo, es necesario que los indígenas tengan acceso a recursos económicos adecuados. La propuesta de un ingreso básico universal es un paso significativo en esta dirección, reconociendo el valor de las comunidades indígenas como guardianes del medio ambiente y asegurando que no paguen un precio injusto por su papel en la conservación.

Justicia y sostenibilidad
El desarrollo socioeconómico de las comunidades indígenas en Brasil es una cuestión de justicia y sostenibilidad. Las políticas que apoyan a estas comunidades no solo promueven la equidad social, sino que también fortalecen la protección ambiental. A medida que el mundo enfrenta desafíos cada vez mayores relacionados con el cambio climático, el enfoque de Brasil en proporcionar un ingreso básico universal a los indígenas que cuidan los bosques podría servir como un modelo para otros países.
Además de la propuesta de ingreso básico universal, es crucial que las políticas gubernamentales continúen apoyando los derechos territoriales de los pueblos indígenas. La devolución de tierras ancestrales y el acceso a oportunidades de desarrollo son fundamentales para el éxito de cualquier iniciativa de conservación. Las comunidades indígenas deben ser vistas no solo como beneficiarias de la ayuda estatal, sino como socios activos en la protección del medio ambiente.
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La iniciativa de Brasil de proporcionar un ingreso básico universal a los indígenas que cuidan los bosques es una medida audaz y necesaria. Este enfoque reconoce el papel vital de las comunidades indígenas en la conservación de la Amazonía y promueve su desarrollo socioeconómico. Al hacerlo, Brasil no solo está protegiendo uno de los ecosistemas más importantes del mundo, sino que también está avanzando hacia una mayor justicia social para sus pueblos indígenas. Esta política podría marcar el comienzo de una nueva era de colaboración y sostenibilidad, donde la protección del medio ambiente y el bienestar de las comunidades indígenas van de la mano.