Ahora en la Bolsa de Valores de Hong Kong se habla fuerte y claro el mandarín

Con gongs dorados resonando y discursos en Guoyu, la Bolsa de Valores de Hong Kong (HKEX) se está transformando en un epicentro donde “se habla fuerte y claro el mandarín”. Esta transición no es solo lingüística; es un reflejo del cambio estructural que atraviesa la ciudad, consolidando su rol como una extensión del poder económico de China continental y dejando atrás la influencia occidental que durante décadas marcó su identidad financiera. Lo que antes se percibía como un puente entre Oriente y Occidente, hoy parece inclinarse definitivamente hacia el Este.

Rebecca Feng, periodista de The Wall Street Journal, ha sido testigo y analista de este cambio. Feng, quien posee una maestría en literatura poscolonial y mundial de la Universidad de St. Andrews, cubre temas financieros y de mercado en Hong Kong. Su reciente pieza editorial, titulada: “Cómo Pekín tomó el control del centro financiero de Hong Kong y dejó atrás a Occidente”, arroja luz sobre cómo el mandarín se ha convertido en el idioma dominante en ceremonias de cotización y reuniones clave. Este artículo destaca que Bonnie Cha, directora ejecutiva de HKEX y graduada de Harvard, prefirió dar su discurso inaugural en mandarín en un evento reciente, marcando un claro alejamiento del inglés o cantonés, las lenguas que tradicionalmente dominaban estos eventos.

Se habla fuerte y claro el mandarín

El uso predominante del mandarín en un escenario que solía priorizar el bilingüe inglés-cantonés simboliza una transformación mayor: la consolidación de Hong Kong como un centro financiero cada vez más enfocado en satisfacer las necesidades del mercado chino continental. Como lo indica Feng, esta transición ha sido impulsada por un aumento de empresas y bancos chinos que operan en la ciudad, reemplazando a las instituciones occidentales que solían liderar el panorama financiero. Hoy, se habla fuerte y claro el mandarín en reuniones, transacciones y eventos corporativos.

Los cambios también se reflejan en la demografía y cultura empresarial de la ciudad. Bares como The Iron Fairies, que alguna vez fueron frecuentados por banqueros occidentales, ahora están llenos de clientes chinos que prefieren botellas de tequila y whisky en lugar de las bebidas individuales. Ilustración MidJourney

Los cambios también se reflejan en la demografía y cultura empresarial de la ciudad. Bares como The Iron Fairies, que alguna vez fueron frecuentados por banqueros occidentales, ahora están llenos de clientes chinos que prefieren botellas de tequila y whisky en lugar de las bebidas individuales. Incluso las bandas de jazz del lugar han adaptado su repertorio para incluir éxitos de mandopop como “The Moon Represents My Heart”. Este cambio cultural acompaña la transformación económica, con los bancos chinos liderando la generación de ingresos en el mercado de deuda y capital de Hong Kong.

Bancos internacionales son menos

A pesar de los esfuerzos de los bancos internacionales por mantenerse relevantes, su participación ha disminuido significativamente. En 2023, solo el 20% de las ofertas públicas iniciales contaron con la participación de bancos extranjeros, comparado con casi el 50% hace dos años. Mientras tanto, los bancos chinos no solo dominan el mercado, sino que también muestran una mayor disposición a asumir riesgos en sectores como bienes raíces y financiamiento gubernamental local, algo que las instituciones occidentales han evitado debido a su opacidad y alto riesgo de impago.

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El cambio también es evidente en el mercado laboral. Hoy en día, hablar mandarín es un requisito fundamental para quienes buscan empleo en sectores clave de Hong Kong. Esta demanda refleja no solo la creciente influencia de las empresas chinas, sino también la disminución de la necesidad de conectar con inversores occidentales. Se habla fuerte y claro el mandarín, incluso en las entrevistas laborales, donde el dominio del idioma es visto como una habilidad básica para navegar en un entorno cada vez más dominado por normas y costumbres del continente.

Un desalojo progresivo

Los bancos internacionales, por su parte, están adaptando sus estrategias. Muchos han trasladado recursos a India y Oriente Medio, o han reenfocado sus operaciones en la gestión de patrimonios para atender a los millonarios chinos. Esta adaptación busca mantener una presencia relevante en un mercado donde las prioridades han cambiado drásticamente. Mientras tanto, Pekín ha consolidado su control sobre el sector financiero local, dirigiendo capital hacia áreas prioritarias como la tecnología de semiconductores y otras industrias consideradas estratégicas.

Algunos expresan su preocupación por la disminución de la diversidad y la transparencia en las prácticas financieras, pero los ejecutivos chinos argumentan que los bancos del continente ofrecen servicios más competitivos, con menores costos y redes más amplias en China. Ilustración MidJourney.

En este contexto, los expatriados y banqueros occidentales enfrentan una creciente alienación. Algunos expresan su preocupación por la disminución de la diversidad y la transparencia en las prácticas financieras, pero los ejecutivos chinos argumentan que los bancos del continente ofrecen servicios más competitivos, con menores costos y redes más amplias en China. Se habla fuerte y claro el mandarín también en los foros de decisión corporativa, donde las prioridades locales predominan sobre las expectativas internacionales.

Reconfiguración del panorama

El impacto de esta transformación también se siente en la vida cotidiana de la ciudad. Mientras que los precios de los alquileres residenciales se han recuperado a niveles pre-pandemia, los alquileres comerciales permanecen bajos, facilitando la entrada de más empresas chinas. Esto subraya cómo la pandemia y los cambios políticos han reconfigurado el panorama económico, favoreciendo a las compañías del continente. Se habla fuerte y claro el mandarín incluso en lugares como Sevva, un icónico bar frecuentado por banqueros occidentales que cerró en 2023, dando paso a cadenas de restaurantes de China continental.

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A pesar de todo, Hong Kong conserva ventajas clave como su moneda vinculada al dólar y su sistema legal basado en el derecho consuetudinario. Sin embargo, las prioridades de los clientes chinos, más enfocadas en costos bajos y conexiones locales, continúan reduciendo el papel de los bancos occidentales en la región. Esto refuerza la idea de que la ciudad ya no es un puente equitativo entre Oriente y Occidente, sino un centro profundamente integrado al mercado chino.

Mientras los gongs dorados siguen resonando en la HKEX, queda claro que el idioma, la cultura y las prioridades económicas han cambiado. Hoy, se habla fuerte y claro el mandarín en una ciudad que se redefine como un nodo esencial del engranaje financiero de China. Este cambio no solo marca el fin de una era dominada por Occidente, sino que también establece un nuevo paradigma donde el mandarín es el idioma del poder y la influencia.

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