Racismo estructural en Brasil puede percibirse en la Cámara de Diputados donde hay menos negros

El racismo estructural en Brasil se manifiesta de diversas formas, una de ellas, quizás menos evidente a simple vista, pero no por ello menos significativa, se observa en la composición de su Cámara de Diputados. A pesar de que más de la mitad de la población brasileña se identifica como negra o mestiza, esta representatividad no se refleja en el número de diputados de estas etnias. La disparidad se hace aún más notoria al considerar los resultados electorales más recientes, donde, pese a un incremento en la cantidad de mujeres negras elegidas, la representación de hombres negros ha disminuido. Este fenómeno no solo destaca la persistencia de barreras raciales en la política, sino que también subraya cómo el racismo estructural permea las instituciones democráticas de Brasil.

Este reportaje se inspira en el trabajo de Fray David Raimundo Santos y Jesús dos Santos, respectivamente filósofo, teólogo de Educafro, e investigador de Políticas Públicas de la Red de Consejos Brasileños. Ambos contribuyeron con un análisis profundo en The Conversation, titulado «La reducción de hombres negros en la Cámara de Diputados perpetúa una historia de exclusión en la política». En su estudio, destacan cómo, pese a que el 56,1% de los brasileños se identifica como negro o mestizo, esta mayoría no se ve reflejada en la representación política del país.

El notorio racismo estructural de Brasil

La elección de 2022 marcó un momento histórico al elegir a 135 personas negras y morenas de un total de 513 vacantes en el Congreso Nacional de Brasil. Sin embargo, este avance es matizado por el hecho de que el número de hombres negros o mestizos elegidos disminuyó de 111 a 106. Esta reducción se puede atribuir a múltiples factores, incluida la dificultad de los candidatos negros para acceder a recursos para sus campañas. Durante los procesos electorales de 2014 y 2018, la disparidad en la distribución de los recursos de campaña entre candidatos negros y otros grupos ya había evidenciado una preocupante tendencia hacia la exclusión y el racismo estructural en el panorama político de Brasil.

Racismo estructural
El racismo estructural en Brasil también se refleja en la distribución de los recursos de campaña. Los candidatos negros, pese a constituir un 21% de los aspirantes a diputados federales, recibieron sólo el 16% de todo tipo de donaciones de campaña. Ilustración MidJourney

El racismo estructural en Brasil también se refleja en la distribución de los recursos de campaña. Los candidatos negros, pese a constituir un 21% de los aspirantes a diputados federales, recibieron sólo el 16% de todo tipo de donaciones de campaña. Este desequilibrio financiero no solo limita su visibilidad y alcance durante las campañas, sino que también sugiere una desigualdad estructural arraigada que afecta su capacidad para competir en igualdad de condiciones.

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Racismo y partidismo

Paralelamente, la representación de parlamentarios negros ha visto una reducción, especialmente entre los partidos de izquierda. Este fenómeno ha generado interrogantes sobre la relación entre el racismo estructural y la política partidaria en Brasil. Curiosamente, en las elecciones de 2022, los partidos de derecha eligieron una mayor proporción de candidatos negros o mestizos en comparación con los partidos de izquierda, lo que subraya una compleja intersección entre raza, política y poder.

La historia política de Brasil muestra que el debate racial y su relación con la derecha no son fenómenos nuevos. Desde el fin del imperio hasta mediados del siglo XX, diversas organizaciones negras han formado parte del espectro político de derecha, en parte debido a la influencia de la propaganda mesiánica asociada al isabelismo. Esta relación histórica, sin embargo, contrasta con las políticas de importación de mano de obra europea y la marginalización económica de los trabajadores negros y mestizos, destacando las contradicciones inherentes al racismo estructural en Brasil.

Figuras negras ultraconservadoras

El impacto del pensamiento conservador y la presencia significativa de negros en las iglesias neopentecostales también han influido en la política brasileña, posibilitando el ascenso de figuras negras con ideologías ultraconservadoras. Aunque estas figuras han ganado espacios de poder, su presencia ha sido cuestionada por reforzar narrativas que niegan la existencia de racismo estructural en Brasil, perpetuando así la deshumanización de los hombres negros y minando los esfuerzos por combatir la discriminación racial. Este escenario refleja cómo la exclusión y la marginación de los hombres negros no se limitan al ámbito político, sino que son fenómenos omnipresentes en todas las estructuras sociales del país, lo que afecta su representación y participación en los partidos políticos de todos los espectros ideológicos.

Racismo estructural
La lucha contra esta forma de discriminación requiere un esfuerzo concertado para aumentar la representación política de los negros, desmantelando las barreras que limitan su participación en la política. Ilustración MidJourney.

La insistencia en minimizar los recursos electorales destinados a los hombres negros, sin dejar de lado la representación de las mujeres negras, pone de manifiesto la necesidad de un cambio estructural profundo. La realidad cotidiana, marcada por alarmantes niveles de violencia urbana y la imposición de una educación de calidad inferior en las escuelas públicas, es precursor del racismo estructural, que genera un ciclo pernicioso que afecta desproporcionadamente a los hombres negros en todos los sectores de la sociedad, incluida la política. Este ciclo no solo perpetúa la exclusión y el racismo estructural, sino que también refuerza la idea de que los espacios de poder y toma de decisiones no son accesibles para ellos, lo que dificulta aún más la ruptura de estas barreras.

No hay dinero para los negros

La demanda de inversión en los hombres negros por parte de los partidos políticos, en particular de aquellos de izquierda, es crucial. Hasta ahora, la baja inversión financiera en su representación política ha sido un tema de preocupación en todos los municipios de Brasil. Es fundamental que los dirigentes de los partidos de izquierda en cada municipio se comprometan a realizar cambios públicos y concretos que promuevan una mayor inclusión de los hombres negros en la política. La ausencia de referentes masculinos negros en posiciones de poder no solo limita las aspiraciones de los jóvenes negros, sino que también perpetúa la percepción de que estos espacios les son inherentemente inaccesibles.

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La representación política de los hombres negros es crucial no solo para desafiar los estereotipos y prejuicios existentes, sino también para garantizar que sus voces sean escuchadas y que sus comunidades estén adecuadamente representadas. Este esfuerzo conjunto no debe descuidar la representación de las mujeres negras, quienes también enfrentan desafíos significativos en la política debido al racismo y al sexismo estructurales. La inclusión de ambos géneros en los espacios de poder y decisión es fundamental para abordar las complejas dinámicas de exclusión y discriminación que afectan a la población negra en Brasil.

El racismo estructural en Brasil se manifiesta claramente en la Cámara de Diputados, donde la subrepresentación de los negros, especialmente de los hombres negros, refleja desigualdades profundas y arraigadas. La lucha contra esta forma de discriminación requiere un esfuerzo concertado para aumentar la representación política de los negros, desmantelando las barreras que limitan su participación en la política. Solo a través de un cambio estructural significativo, que incluya una mayor inversión en candidatos negros y el compromiso de los partidos políticos con la inclusión, Brasil podrá avanzar hacia una democracia verdaderamente representativa y equitativa. La tarea es ardua, pero esencial para construir una sociedad que reconozca y celebre la diversidad en todas sus formas, asegurando que todos los ciudadanos, independientemente de su raza, tengan la oportunidad de contribuir plenamente al desarrollo y bienestar de la nación.

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