El poder blando de China en el mundo está vigoroso y el de EE.UU. envejece mal

En un mundo cada vez más interconectado, la batalla por la influencia global se intensifica. Mientras Estados Unidos lucha por mantener su prestigio, la estrategia de ‘poder blando’ de China se fortalece y se expande, planteando desafíos significativos a la hegemonía estadounidense. Fred P. Hochberg, ex presidente del Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos y autor de «El comercio no es una palabra de cuatro letras», destaca una marcada diferencia en el enfoque de ambos gigantes mundiales.

El reciente comentario del presidente chino Xi Jinping en California sobre el regreso de los pandas a los zoológicos estadounidenses ilustra la habilidad de China en el uso de símbolos culturales para ganar influencia. Esta táctica, parte de la ‘diplomacia panda’, ha sido un componente clave de la estrategia de poder blando de China desde la visita de Nixon en 1972. Hoy, cada panda en el extranjero es no solo un embajador de la cultura china, sino también una fuente de ingresos sustanciales para Beijing.

El poder blando constante

El ‘poder blando’ chino se extiende más allá de la diplomacia panda. En la última década, Xi Jinping ha respaldado un programa coordinado de poder blando, con una inversión anual de 10.000 millones de dólares en iniciativas culturales. Esto incluye los Institutos Confucio, que promueven la lengua y cultura chinas en todo el mundo. A pesar de los cierres recientes de algunos de estos institutos en Estados Unidos, su influencia global sigue siendo considerable.

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China ha utilizado su Iniciativa de la Franja y la Ruta para extender su influencia a través de acuerdos portuarios, proyectos de infraestructura, intercambios académicos y culturales. Ilustración MidJourney

Además, China ha utilizado su Iniciativa de la Franja y la Ruta para extender su influencia a través de acuerdos portuarios, proyectos de infraestructura, intercambios académicos y culturales. Paralelamente, el alcance de los medios de comunicación estatales chinos, como Xinhua y China Daily, refuerza su narrativa en numerosos países, especialmente en regiones donde las opiniones sobre China son generalmente positivas.

Washington está estancado

En contraste, la estrategia de poder blando de Estados Unidos parece estancada, un vestigio de la era de la Guerra Fría. Iniciativas como el programa Arte en Embajadas y las giras de compañías artísticas como el American Ballet Theatre han sido exitosas, pero su enfoque ha sido principalmente en la ‘alta cultura’. Esta brecha ofrece a China una ventaja en la lucha por la influencia global.

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Las actitudes hacia la cultura china están cambiando, particularmente en naciones africanas y en el sur global. El creciente interés en la cultura y tecnología chinas entre los jóvenes de todo el mundo es un indicador de este cambio. Para mantener su posición, Estados Unidos necesita revitalizar su estrategia de poder blando. Esto implica mantener la ayuda exterior y los programas culturales existentes, pero también innovar y adaptarse a un mundo en cambio.

La competencia entre grandes potencias ha entrado en una nueva fase, donde la cultura y los símbolos se vuelven críticos. Estados Unidos debe reimaginar y fortalecer su enfoque de diplomacia cultural. Esto implica reconocer y promover una cultura estadounidense diversa y rica, capaz de competir con la narrativa unificada de naciones como China.

EE.UU. debe reenfocarse

Mientras China continúa ampliando su influencia global a través de una estrategia de poder blando bien orquestada, Estados Unidos enfrenta el desafío de actualizar y revitalizar su enfoque para mantener su relevancia. La cultura, en todas sus formas, debe ser una pieza central en esta nueva estrategia de poder blando, no solo para preservar la influencia estadounidense, sino también para promover los valores democráticos en un mundo cada vez más multipolar.

El poder blando, una herramienta crucial en el arsenal de cualquier nación, se centra en la capacidad de persuadir e influir en lugar de coaccionar. Mientras que el poder duro se basa en la fuerza militar y económica, el poder blando se nutre de la cultura, los valores políticos y la diplomacia. En este contexto, la capacidad de un país para atraer y cooptar se vuelve tan importante como su capacidad para imponer.

China aumenta su atractivo

China ha comprendido esta dinámica y ha invertido considerablemente en aumentar su atractivo cultural y político en el escenario mundial. Su creciente influencia en el cine, la música y la literatura es evidente, con esfuerzos para promover su cultura tanto a través de medios tradicionales como digitales. Los Institutos Confucio, por ejemplo, han jugado un papel importante en la enseñanza del idioma chino y la difusión de la cultura china, aunque han enfrentado críticas por presunta influencia política.

Por otro lado, Estados Unidos, que históricamente ha ejercido un fuerte poder blando a través de su dominio cultural y tecnológico, parece haber perdido terreno. Su influencia cultural, impulsada por Hollywood, la música y la innovación tecnológica, aún es significativa, pero enfrenta nuevos desafíos. Las tendencias globales muestran un creciente interés y respeto por la cultura y los logros chinos, particularmente entre las generaciones más jóvenes.

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Mientras que el poder duro se basa en la fuerza militar y económica, el poder blando se nutre de la cultura, los valores políticos y la diplomacia. Ilustración MidJourney

Cambio en geopolítica mundial

Este cambio en la dinámica de poder blando tiene implicaciones significativas para la geopolítica global. Mientras que el poder militar y económico sigue siendo crucial, la capacidad de influir en la opinión pública y las élites culturales a nivel mundial se ha vuelto cada vez más importante. En este escenario, la competencia entre Estados Unidos y China no se limita solo al comercio o la tecnología, sino que también se extiende al ámbito de la cultura y los valores.

Para responder a este desafío, Estados Unidos debe reconsiderar y reforzar su estrategia de poder blando. Esto requiere una inversión en la promoción de su cultura y valores, no solo a través de canales tradicionales, sino también aprovechando las nuevas plataformas digitales y las redes sociales. La diplomacia cultural, la educación y el intercambio académico deben ser componentes clave de esta estrategia. Además, es esencial que Estados Unidos mantenga su compromiso con los valores democráticos y los derechos humanos, elementos centrales de su atractivo global.

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Desafíos internos de la Unión

En el frente doméstico, el fortalecimiento del poder blando de Estados Unidos también implica abordar sus propios desafíos internos, como la polarización política y las tensiones sociales. Un país dividido internamente puede tener dificultades para proyectar una imagen cohesiva y atractiva en el exterior. Por lo tanto, la cohesión social y la unidad en torno a valores compartidos son fundamentales para mejorar la influencia global de Estados Unidos.

La competencia entre Estados Unidos y China en el ámbito del poder blando es un reflejo de un mundo en transformación, donde la cultura y la influencia suave se han vuelto tan decisivas como el poder militar y económico. Para mantener su posición como líder global, Estados Unidos debe innovar y adaptar su enfoque de poder blando, promoviendo activamente su cultura y valores en un mundo cada vez más competitivo y multipolar.

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