Análisis: por qué países BRICS+ buscan ventajas y quieren alejarse del dólar estadounidense

En un mundo donde el dólar estadounidense ha sido sinónimo de estabilidad y referencia para las transacciones internacionales, la tendencia hacia la desdolarización por parte de los países BRICS+ (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica+) señala un cambio tectónico en la geopolítica y economía global. Este movimiento, impulsado por la búsqueda de mayor autonomía y el deseo de mitigar la influencia de Estados Unidos en sus economías, plantea preguntas profundas sobre el futuro del orden financiero mundial y las consecuencias de un sistema monetario global diversificado.

La narrativa de la desdolarización adquiere mayor relevancia en el contexto de los Acuerdos de Bretton Woods de 1944, que establecieron al dólar estadounidense como moneda de reserva mundial. Esta posición ha otorgado a Estados Unidos una ventaja económica significativa, permitiéndole influir en las políticas económicas globales y sostener un nivel de endeudamiento sin precedentes. Sin embargo, la dominancia del dólar también ha sido un punto de fricción, especialmente para los países BRICS+, que buscan equilibrar el poder económico global y fomentar un sistema más multipolar.

Otra vez los países BRICS+

La reciente cumbre de los BRICS+ en Johannesburgo ha puesto de relieve la intención de estos países de avanzar hacia la desdolarización. Esta iniciativa no es meramente simbólica; refleja un descontento creciente con la vulnerabilidad que conlleva depender de la moneda de una nación que enfrenta sus propios desafíos económicos, como la gran recesión de 2008 y las recientes turbulencias financieras desencadenadas por la pandemia de COVID-19 y las tensiones geopolíticas.

países BRICS+
La desdolarización, por lo tanto, se presenta como una estrategia para fortalecer la soberanía económica de los países BRICS+, reducir su exposición a las fluctuaciones de la política monetaria estadounidense y diversificar sus reservas en monedas más representativas de sus intereses comerciales y alianzas estratégicas. Ilustración MidJourney

La desdolarización, por lo tanto, se presenta como una estrategia para fortalecer la soberanía económica de los países BRICS+, reducir su exposición a las fluctuaciones de la política monetaria estadounidense y diversificar sus reservas en monedas más representativas de sus intereses comerciales y alianzas estratégicas. China y Rusia, en particular, han sido los promotores más fervientes de esta causa, buscando no solo una alternativa al dólar sino también consolidar su influencia en la arena global a través del control de recursos clave como el petróleo y el gas.

La expansión del grupo BRICS a BRICS+, con la inclusión de Irán, Arabia Saudí, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos, subraya esta ambición. La incorporación de estos nuevos miembros no solo aumenta el poder geopolítico del bloque sino que también ofrece una plataforma para promover la utilización de monedas locales en el comercio internacional, un paso crucial hacia la independencia del dólar.

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Costos de endeudamiento

Este giro hacia la desdolarización no está exento de desafíos. La transición hacia un sistema monetario más diversificado podría exponer a estos países a una mayor volatilidad del tipo de cambio y aumentar los costos de endeudamiento, dada la posibilidad de que sus instituciones financieras emitan deuda en monedas que podrían ser más costosas que el dólar. Además, la resistencia de las instituciones establecidas y la inercia del sistema financiero global podrían ralentizar el proceso.

A pesar de estas dificultades, los beneficios potenciales de un sistema monetario global más equilibrado y menos dependiente de una sola moneda son claros. La diversificación de las reservas y el fomento de la integración económica regional pueden ofrecer a los países BRICS+ una mayor estabilidad económica, reducir su vulnerabilidad ante crisis externas y promover un crecimiento más inclusivo.

Orden mundial más descentralizado

El impulso hacia la desdolarización, por lo tanto, no solo refleja un deseo de autonomía financiera sino también una apuesta por un orden mundial más descentralizado, en el que la influencia económica y política se distribuya de manera más equitativa. Este cambio podría representar el inicio de una nueva era en las relaciones internacionales, una en la que la cooperación multilateral y la diversificación económica sean las piedras angulares.

La exploración de alternativas al dólar estadounidense por parte de los países BRICS+ es, en última instancia, un reflejo de las dinámicas cambiantes del poder global y la economía. Mientras estos países buscan redefinir su papel en el escenario mundial, también están desafiando la hegemonía de una moneda que ha dominado el comercio internacional y las finanzas globales durante más de siete décadas. Este esfuerzo colectivo hacia la desdolarización se inscribe dentro de un contexto más amplio de transformaciones geopolíticas y económicas que incluyen el ascenso de los mercados emergentes, el cuestionamiento del liberalismo económico tradicional y el aumento de las tensiones entre grandes potencias.

Multipolaridad del siglo XXI

Los países BRICS+, al promover la desdolarización, no solo buscan una mayor independencia económica sino también influir en la creación de un sistema financiero mundial que refleje la diversidad y multipolaridad del siglo XXI. Este esfuerzo va acompañado de un llamado a la reforma de las instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, cuyas políticas y prácticas han sido a menudo criticadas por favorecer los intereses de las economías avanzadas en detrimento de los países en desarrollo.

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Los países BRICS+, al promover la desdolarización, no solo buscan una mayor independencia económica sino también influir en la creación de un sistema financiero mundial que refleje la diversidad y multipolaridad del siglo XXI. Ilustración MidJourney.

El proceso de desdolarización también se ve influenciado por los avances tecnológicos en el área financiera, como las criptomonedas y los sistemas de pago digitales, que ofrecen nuevas posibilidades para realizar transacciones internacionales sin depender de monedas dominantes como el dólar. Estas innovaciones podrían acelerar el movimiento hacia un sistema financiero global más inclusivo y diversificado, aunque también plantean desafíos regulatorios y de seguridad.

Relaciones internacionales más estables

La respuesta de Estados Unidos a estos movimientos será crucial. Mientras algunos ven la desdolarización como una amenaza potencial a la supremacía económica estadounidense, otros argumentan que un sistema monetario global más equilibrado podría conducir a relaciones internacionales más estables y cooperativas. La capacidad de Estados Unidos para adaptarse a estas transformaciones y participar constructivamente en la creación de un nuevo orden económico será determinante para su posición en el mundo futuro.

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El éxito de los países BRICS+ en su búsqueda de la desdolarización dependerá de su capacidad para superar desafíos internos, como las disparidades económicas entre sus miembros, y externos, como la resistencia de las estructuras de poder existentes. También requerirá la construcción de alianzas estratégicas más amplias y la promoción de un diálogo inclusivo sobre el futuro del sistema financiero mundial.

La desdolarización representa no solo un desafío a la hegemonía del dólar estadounidense sino también una oportunidad para avanzar hacia un sistema financiero global más justo y equitativo. A medida que los países BRICS+ y otros actores internacionales exploran alternativas al dólar, se abre la posibilidad de reimaginar las relaciones económicas globales en términos de mayor equidad y cooperación. La transición hacia un mundo multipolar y económicamente diversificado es un proceso complejo y lleno de incertidumbres, pero también ofrece la promesa de un futuro en el que el crecimiento y el desarrollo sean más accesibles para todas las naciones.

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