Los neopentecostales brasileños han demostrado una asombrosa habilidad para combinar la expansión religiosa con una efectiva estrategia política, consolidando su influencia en la vida pública del país. Este movimiento, que ha crecido de manera exponencial desde la década de 1990, ha desplazado gradualmente el protagonismo de la Iglesia Católica, especialmente en las comunidades más vulnerables. Su discurso de prosperidad, adaptado a las necesidades de una población diversa, les ha permitido construir una red de poder político y mediático que sigue transformando el panorama social y cultural brasileño.
Según Maria Alice Costa, politóloga y doctora en urbanismo, cuyo reciente artículo publicado en The Conversatio Baril jo el título: “Historia: cómo se han mezclado religión y política desde elba siglo XVI en Brasil”, la relación entre religión y política en Brasil es tan antigua como el mismo país. Costa describe cómo, durante siglos, la Iglesia Católica ocupó el centro de la vida política y social, actuando como guardiana de las normas morales y legitimadora del poder político. Sin embargo, este rol comenzó a transformarse con la expansión del movimiento neopentecostal, que adoptó nuevas tácticas de evangelización y organización para alcanzar a sectores marginados y construir una sólida base política.
Neopentecostales brasileños
Los neopentecostales brasileños han encontrado su fortaleza en la capilaridad, llegando a los rincones más remotos del país con un mensaje que combina fe, prosperidad y orden. A diferencia de la centralización histórica de la Iglesia Católica, estas iglesias han sabido aprovechar la descentralización, estableciendo una presencia cercana y constante en las vidas de sus fieles. Con la compra de medios de comunicación como Rede Record, la Iglesia Universal del Reino de Dios marcó un hito al vincular su mensaje religioso con una narrativa política y social, reforzando su capacidad de influir en la opinión pública y las decisiones electorales.

En la esfera política, los neopentecostales brasileños han sido fundamentales en la formación de la llamada bancada evangélica en el Congreso Nacional, un bloque político cohesionado que promueve una agenda conservadora. Este grupo ha sido clave en la defensa de valores tradicionales como la familia y la moral cristiana, oponiéndose a temas como el aborto y los derechos LGBTQIA+. Su capacidad para movilizar recursos y votar les ha permitido posicionarse como aliados indispensables para los gobiernos de derecha, especialmente desde la década de 2010, cuando el conservadurismo social ganó mayor protagonismo en Brasil.
Líderes religiosos con curul
La influencia de los neopentecostales brasileños no se limita al poder legislativo. Líderes religiosos han ocupado puestos clave en el ejecutivo, particularmente en áreas como educación y derechos humanos, impulsando políticas que refuerzan su agenda ideológica. Este alineamiento político-religioso ha planteado desafíos significativos para la diversidad y la inclusión, pues muchas tradiciones religiosas, como el espiritismo y las religiones de origen africano, han sido marginadas en el proceso. La politización de la fe ha contribuido a la polarización social, un fenómeno que preocupa tanto a académicos como a defensores de los derechos humanos.
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El espíritu empresarial de las iglesias neopentecostales es otro elemento que explica su éxito en la concentración de poder. Estas organizaciones han adoptado estrategias corporativas para movilizar recursos, gestionar medios de comunicación y ampliar su alcance. Al ofrecer un mensaje que vincula prosperidad material con bendiciones espirituales, han logrado captar la atención de sectores de la población que buscan respuestas tanto económicas como espirituales. Este enfoque práctico y orientado a resultados ha permitido a los neopentecostales posicionarse como una alternativa viable frente a las fallas del Estado en la provisión de servicios básicos.
No hay éxito sin desafíos
El impacto de los neopentecostales brasileños en la política también puede observarse en su capacidad para movilizar votantes. Utilizando su red de iglesias y canales mediáticos, estos grupos han influido en el comportamiento electoral de millones de brasileños, fortaleciendo a candidatos que comparten su visión conservadora. Su éxito en las urnas ha consolidado su posición como una fuerza política relevante, capaz de moldear las políticas públicas y las narrativas nacionales.
A pesar de su notable crecimiento, los neopentecostales brasileños enfrentan críticas por su tendencia a monopolizar el discurso religioso y político. La influencia desproporcionada de estas iglesias en el ámbito público plantea interrogantes sobre el futuro de la democracia brasileña y la convivencia pluralista. Mientras algunos sectores ven en el neopentecostalismo una fuerza de inclusión y empoderamiento, otros temen que su ascenso pueda derivar en un sistema más excluyente y polarizado.

¿Para qué a igualdad religiosa?
El desafío para Brasil radica en equilibrar la creciente influencia de los neopentecostales brasileños con el respeto a la diversidad religiosa y la promoción de una democracia inclusiva. La politización de la fe no es un fenómeno nuevo en el país, pero el nivel de organización y alcance mediático de este movimiento representa un cambio significativo. Garantizar que todas las tradiciones religiosas sean tratadas con igualdad y respeto será crucial para preservar la cohesión social y los principios democráticos.
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En última instancia, los neopentecostales brasileños han demostrado que el proselitismo puede ser una herramienta poderosa no solo para ganar adeptos, sino también para influir en la dirección de una nación. Su capacidad para adaptarse a las transformaciones sociales y utilizar los medios de comunicación como plataforma de poder los ha convertido en actores clave del Brasil contemporáneo. Sin embargo, su creciente protagonismo también subraya la necesidad de un Estado fuerte y laico que garantice la equidad y la inclusión en una sociedad cada vez más compleja y diversa.

