Delete A: China está borrando todo vestigio tecnológico de Estados Unidos de su país

En un movimiento sin precedentes que sacude los cimientos de la tecnología global, China está llevando a cabo una campaña sistemática para erradicar cualquier vestigio de tecnología estadounidense de su territorio. Conocida internamente como «Delete A», por sus siglas en inglés «Delete America«, esta operación está impulsada por una directiva del gobierno chino que marca un hito en el esfuerzo del país por lograr la autosuficiencia tecnológica. Este esfuerzo no solo refleja las tensiones crecientes entre Washington y Beijing sino que también presagia un cambio de paradigma en las dinámicas de poder tecnológico a nivel mundial.

El reportaje de segunda mano ha sido investigado y redactado por Liza Lin, una respetada periodista que cubre noticias tecnológicas para The Wall Street Journal desde Singapur, con un enfoque principal en China, Internet, semiconductores y empresas extranjeras. Lin, con años de experiencia y un profundo conocimiento del paisaje tecnológico chino, nos ofrece una visión detallada de cómo «China intensifica su presión para ‘eliminar a Estados Unidos‘ de su tecnología», explorando las ramificaciones de una directiva conocida como Documento 79. Esta política del gobierno chino de 2022 es una expansión de iniciativas previas que buscan desterrar la tecnología estadounidense del país, marcando un esfuerzo que algunos han apodado «Delete A».

Para borrar a EE.UU. presione Delete A

«Delete A» no es solo un lema; es una política enraizada en las preocupaciones de seguridad nacional y el deseo de autosuficiencia tecnológica. La iniciativa ha ganado impulso en medio de una guerra tecnológica y comercial en escalada con Estados Unidos, que ha visto la imposición de restricciones a la exportación de chips y sanciones a empresas tecnológicas chinas.

Delete A
La iniciativa ha ganado impulso en medio de una guerra tecnológica y comercial en escalada con Estados Unidos, que ha visto la imposición de restricciones a la exportación de chips y sanciones a empresas tecnológicas chinas. Ilustración MidJourney

El Documento 79, revelado en septiembre de 2022, es emblemático de este esfuerzo. Prohibiendo a los funcionarios y ejecutivos hacer copias del mismo, el documento exige que las empresas estatales en sectores críticos como el financiero y el energético reemplacen el software extranjero en sus sistemas de TI para 2027, una tarea monumental que refleja la determinación de China de cortar lazos con la tecnología extranjera.

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Adiós a los gigantes tecnológicos

Esta campaña de «Delete A» no se limita a los sistemas operativos y el software, sino que también afecta a los fabricantes de hardware. Gigantes tecnológicos estadounidenses como Dell, IBM y Cisco han visto cómo sus productos son reemplazados gradualmente por alternativas locales en China, alterando significativamente el panorama tecnológico del país. Este reemplazo sistemático de tecnología extranjera por opciones locales no solo demuestra el deseo de China de fortalecer su independencia tecnológica sino también de impulsar su economía interna apoyando a las empresas nacionales.

La estrategia de China va más allá de simplemente reemplazar productos extranjeros con locales. Está diseñada para desarrollar un ecosistema tecnológico autónomo que pueda innovar independientemente de Occidente. Este esfuerzo se ve facilitado por el Documento 79, que aprovecha el poder adquisitivo del vasto sector estatal chino para apoyar a las empresas tecnológicas locales. A pesar de los desafíos, incluida la calidad a veces inferior de los productos de sustitución, el gobierno chino ha logrado avances significativos, aumentando las compras de marcas nacionales y desarrollando alternativas viables a tecnologías previamente dominadas por empresas estadounidenses.

Autosuficiencia en áreas críticas

La campaña «Delete A» se inscribe en un esfuerzo más amplio por parte del líder chino, Xi Jinping, de lograr la autosuficiencia en áreas críticas, desde semiconductores hasta producción de alimentos. La iniciativa de Xi refleja una estrategia a largo plazo para hacer que China sea menos dependiente de Occidente en varios frentes, centrándose en fortalecer las cadenas de suministro internas y apoyar el desarrollo tecnológico nacional. Este enfoque se ha vuelto aún más crucial a medida que las tensiones entre China y Estados Unidos continúan escalando, con restricciones comerciales y tecnológicas que profundizan la división entre las dos superpotencias.

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La estrategia de China, marcada por el Documento 79 y la campaña «Delete A», no solo está remodelando su propio panorama tecnológico, sino que también está redefiniendo las relaciones internacionales y comerciales en la era digital. Ilustración MidJourney.

«Delete A» no solo tiene implicaciones para las relaciones China-Estados Unidos sino también para la economía global y el futuro de la innovación tecnológica. A medida que China avanza hacia la autosuficiencia tecnológica, el equilibrio de poder en la industria tecnológica global podría cambiar significativamente. Las empresas estadounidenses, que durante mucho tiempo han visto a China como un mercado crucial para sus productos, se enfrentan ahora a la realidad de un mercado cada vez más inaccesible. Este cambio no solo afecta a los gigantes tecnológicos sino también a las empresas emergentes y a las industrias que dependen de la tecnología para sus operaciones diarias.

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Adaptarse o retirarse

La respuesta de las empresas tecnológicas estadounidenses a esta campaña ha sido variada. Mientras algunas buscan adaptarse y encontrar nuevos mercados, otras han reducido sus operaciones en China o se han retirado por completo. Este reajuste refleja la creciente dificultad de navegar en un entorno donde las políticas nacionales y las ambiciones de autosuficiencia dictan las reglas del juego. La estrategia de China, marcada por el Documento 79 y la campaña «Delete A», no solo está remodelando su propio panorama tecnológico, sino que también está redefiniendo las relaciones internacionales y comerciales en la era digital.

«Delete A» es mucho más que una simple política de sustitución tecnológica; es una declaración de independencia tecnológica y un desafío al status quo global. A medida que China continúa su marcha hacia la autosuficiencia, el mundo observa atentamente para ver cómo se reconfigurará el equilibrio de poder tecnológico. La determinación de China de «eliminar a Estados Unidos» de su infraestructura tecnológica es un testimonio de su visión de futuro y su deseo de forjar un camino independiente en la era digital.

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