China y Latinoamérica, aunque separadas por vastos océanos, han demostrado tener una afinidad natural que va más allá de las relaciones diplomáticas formales. Este lazo, descrito como “verdaderos amigos siempre cerca” por el presidente chino Xi Jinping, se ha materializado en Múltiples proyectos de infraestructura, intercambios culturales y una creciente relación comercial que confirma el compromiso de ambas partes. En este reportaje, exploramos cómo esa cercanía ha evolucionado en un amor correspondido, visible en las obras de infraestructura, el intercambio cultural y la cooperación económica, elementos que consolidan esta relación estratégica.
El autor de este análisis es Ma Qian, periodista de la Agencia de Noticias Xinhua, la agencia oficial del gobierno chino y la mayor red de corresponsales en todo el mundo. Su artículo, publicado en la versión en español de Xinhua bajo el título: “A medio mundo de distancia, pero aún buenos vecinos: la afinidad de Xi Jinping con América Latina”, destaca las experiencias de Xi en la región, sus encuentros con líderes y las diversas colaboraciones entre China y los países de América Latina. Qian inicia con una frase poética para enfatizar la cercanía entre ambos pueblos, citando al propio Xi, quien ha visitado la región en cinco ocasiones y siempre ha subrayado la afinidad mutua y los profundos lazos culturales y comerciales que los unen.
Hermandad entre China y Latinoamérica
China y Latinoamérica comparten, como menciona el propio Xi, un sentimiento de afinidad cultural. Este vínculo no es casual; se ha forjado a lo largo de años de intercambios culturales, programas de hermandad entre ciudades y asociaciones que han permitido que ambas culturas se enriquezcan mutuamente. Xi Jinping, en un gesto simbólico, recibió una camiseta de fútbol argentina con su nombre, un detalle que refleja la profunda conexión de los pueblos y el aprecio mutuo. Además, programas como el Año de Intercambio Cultural China-América Latina han permitido que ambas regiones celebren y compartan sus culturas a través de exposiciones de arte, danza y otros eventos culturales. La relación también tiene un pilar económico, pero el componente cultural, desde los intercambios artísticos hasta la adopción de costumbres y tradiciones, ha permitido que la relación se sienta más cercana y auténtica.

Un ejemplo concreto de esta afinidad es el mega puerto de Chancay en Perú, una obra de infraestructura de gran magnitud en la cual China se ha invertido significativamente. Esta colaboración entre China y Perú se convertirá en un nuevo eje del comercio marítimo entre Asia y América Latina. Una vez operativo, el puerto reducirá en casi la mitad el tiempo de transporte entre ambos continentes, lo que beneficiará no solo a Perú, sino también a otros países de la región como Chile, Ecuador, Colombia y Brasil. Este puerto es una pieza clave en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), un proyecto global de infraestructura liderado por China que ha generado oportunidades de desarrollo y conectividad en América Latina. La frase “De Chancay a Shanghái” se ha convertido en un eslogan de esperanza para los peruanos, quienes ven en este proyecto una puerta de entrada a un comercio más eficiente y nuevas oportunidades económicas. En este sentido, la BRI ha sido la manifestación tangible de la voluntad china de colaborar en proyectos de beneficio mutuo.
Segundo socio comercial
En cuanto a la cooperación económica, China ha sido el segundo socio comercial más importante para América Latina desde el año 2012. La magnitud de esta relación se observa en los 485.700 millones de dólares en comercio que ambas partes alcanzaron en 2022, un aumento del 7,7% con respecto al año anterior. Este incremento es reflejo del compromiso de ambas partes de fortalecer sus lazos comerciales. China ha invertido en áreas estratégicas como energía y transporte, ayudando a mejorar la infraestructura en varios países. Los proyectos de energía solar en Brasil, por ejemplo, son una muestra de cómo China está contribuyendo al desarrollo sostenible de la región. Empresas chinas han construido plantas solares y fotovoltaicas en diversas áreas de Brasil, generando energía suficiente para abastecer a millones de hogares y promoviendo una transición energética hacia fuentes más limpias. Además de los beneficios económicos, estas inversiones demuestran el interés de China en el bienestar y desarrollo de las naciones latinoamericanas.
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China y Latinoamérica han compartido también una visión de desarrollo común, una visión que los une en sus respectivos esfuerzos de modernización. Durante la visita de Xi a Brasil en 2014, propuso que ambas regiones construyeran una “comunidad de futuro compartido”, una idea que refleja el compromiso de ambos pueblos de avanzar juntos en sus objetivos de desarrollo. América Latina, con su riqueza en recursos naturales y su gran potencial de crecimiento, se alinea con la ambición de China de asegurar fuentes de materias primas y de expandir su mercado para productos manufacturados. Esto ha llevado a un alineamiento de las estrategias de desarrollo de ambos lados, que se ha convertido en cooperación en áreas como la economía digital y las telecomunicaciones.
Diplomacia basada en la amistad
La relación entre China y Latinoamérica también se ha visto reforzada por una diplomacia que, según Xi, va más allá de la política y entra en el terreno de la amistad. En su discurso ante el Congreso Nacional brasileño en 2014, Xi citó a figuras culturales brasileñas y recordó el impacto que la serie de televisión brasileña Escrava Isaura tuvo en China en los años 80, cuando se convirtió en un fenómeno cultural en el país asiático. Estos detalles personales de Xi en sus interacciones con líderes latinoamericanos han sido interpretados como una muestra de respeto y admiración por la cultura local, lo que refuerza la percepción de un vínculo genuino entre ambas partes.
La visión de una relación basada en el “sueño chino” y el “sueño latinoamericano” ha sido constantemente reiterada por Xi. Ambos sueños, que aspiran a la revitalización y el desarrollo de sus respectivos pueblos, se encuentran en esta relación un apoyo mutuo. Durante la visita del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a China el año pasado, se firmaron acuerdos de cooperación en áreas clave, destacando el interés de ambas partes en reducir la pobreza y mejorar la conectividad digital. Xi ha insistido en que estas asociaciones permiten a ambos países construir motores de crecimiento económico que beneficien directamente a sus ciudadanos, reforzando la idea de que los pueblos de China y América Latina son aliados estratégicos y amigos.

Un futuro de prosperidad
La cooperación y el respeto mutuo entre China y Latinoamérica han alcanzado un nivel sin precedentes en las últimas décadas. Este “amor correspondido” no solo se expresa en los grandes proyectos de infraestructura y en los intercambios culturales, sino en la visión compartida de un futuro de prosperidad. A medida que China sigue ampliando su presencia en América Latina a través de inversiones en energía, telecomunicaciones y transporte, la región continúa abriendo sus puertas a este socio, apreciando tanto sus contribuciones económicas como su disposición a entender y valorar la cultura local. Con la construcción de un puerto en Perú y el establecimiento de asociaciones culturales, ambos lados han dado pasos significativos hacia una relación duradera y mutuamente beneficiosa.
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En conclusión, el vínculo entre China y Latinoamérica no es simplemente el resultado de una diplomacia estratégica, sino la expresión de un deseo genuino de progreso compartido. Las pruebas materiales de este amor correspondido son evidentes: desde proyectos como el puerto de Chancay hasta la integración cultural y los intercambios comerciales, esta relación ha madurado y se ha fortalecido con el tiempo. A medida que ambas regiones se enfrentan a desafíos globales, su cooperación ofrece un modelo de cómo diferentes culturas y economías pueden unirse en pro de objetivos comunes y construir un futuro compartido.

