Brasil, Chile y Colombia están dispuestos a jugar estratégicamente su carta china en un contexto marcado por la tensión económica internacional. Mientras Estados Unidos mantiene abierta una agresiva guerra arancelaria que sacude mercados mundiales, los tres mandatarios sudamericanos—Luiz Inácio Lula da Silva, Gabriel Boric y Gustavo Petro—viajan a Pekín con objetivos claros: reforzar alianzas, ampliar vínculos comerciales y mostrar independencia diplomática frente a la polarización global generada por las políticas de Donald Trump. La carta del Gigante Asiático se convierte así en una jugada geopolítica indispensable para estas tres naciones que, aunque con intereses y estilos diferentes, buscan aprovechar la creciente influencia del gigante asiático en la región.
Naiara Galarraga Gortázar, corresponsal en Brasil para EL PAÍS, tituló recientemente un artículo relacionado como «Lula, Petro y Boric viajan a China para estrechar lazos comerciales en plena guerra arancelaria». Galarraga Gortázar, licenciada y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), cuenta con una sólida trayectoria periodística que incluye experiencias como subjefa de Internacional, corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+ y diversas funciones dentro de las redacciones de EL PAÍS en Madrid, Bilbao y México. La periodista destacó que esta visita coincide con la cuarta reunión ministerial del Foro China-Celac, evento creado hace más de una década para fomentar el desarrollo y cooperación entre América Latina, el Caribe y China, y cuya relevancia hoy se multiplica ante la incertidumbre provocada por Estados Unidos.
Latinoamérica juega su carta china
Brasil ha tomado la iniciativa en la jugada regional de la carta china. Lula entiende que mantener una relación sólida con China, principal socio comercial brasileño desde hace más de una década, es una prioridad estratégica que trasciende las fluctuaciones económicas inmediatas. Este viaje a Pekín no solo marca la continuidad diplomática con el presidente Xi Jinping, con quien ya se reunió en 2023 tras asumir su tercer mandato presidencial, sino que representa una oportunidad para que Brasil profundice en áreas más allá de su tradicional exportación agrícola. Lula pretende diversificar la relación comercial, impulsando inversiones chinas en el proceso de neoindustrialización brasileño, incorporando capacitación tecnológica y apoyando la transición energética. La carta china para Brasil significa también posicionarse claramente en el multilateralismo frente al proteccionismo estadounidense, lo que fortalece la imagen de un Brasil autónomo en su política exterior.

Por su parte, Gustavo Petro ha decidido jugar su carta china en el tablero geopolítico con particular audacia. El presidente colombiano llega a China con el objetivo de adherir oficialmente al país a la iniciativa de La Franja y la Ruta—la Nueva Ruta de la Seda impulsada por Pekín—, iniciativa de la que Colombia ha permanecido hasta ahora distante oficialmente. Este paso refleja un notable cambio de rumbo diplomático y económico que, aunque genera suspicacias internas y tensiones con Estados Unidos, también es visto como un mecanismo clave para mitigar la incertidumbre económica generada por la guerra arancelaria de Trump. La carta china de Petro apunta especialmente a consolidar grandes proyectos de infraestructura, transporte y minería, sectores donde las inversiones chinas ya tienen protagonismo, destacando la construcción de la primera línea del metro de Bogotá por parte de consorcios chinos. Este viaje representa además una apuesta personal de Petro, quien ha reafirmado recientemente que él es el verdadero arquitecto de la política exterior colombiana.
Acerca del multilateralismo
Chile, por otro lado, ha decidido que su carta china será la de promover un multilateralismo activo como mecanismo de defensa contra la política proteccionista norteamericana. Gabriel Boric, quien visitará China por segunda vez desde que asumió la presidencia en 2023, lo hace con la clara intención de fortalecer vínculos comerciales vitales para la economía chilena, cuyo principal socio y comprador de cobre es precisamente el país asiático. Esta estrategia multilateral se completa con recientes visitas a India y Brasil y próximamente a Japón, consolidando una política exterior dinámica orientada a contrarrestar el impacto económico negativo derivado de las medidas arancelarias estadounidenses. La carta china chilena se sostiene sobre pilares sólidos como la exportación de cobre y la profundización del diálogo político con Xi Jinping, con quien Boric se reunirá personalmente durante este viaje.
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Este uso estratégico de la carta china por parte de Lula, Petro y Boric adquiere mayor relevancia considerando la ausencia de otros mandatarios importantes de la región en la cita del Foro China-Celac, como es el caso de México, cuya presidenta ha confirmado que no viajará a Pekín. La asistencia limitada de presidentes latinoamericanos subraya aún más la importancia que estos tres mandatarios otorgan a la alianza con China como contrapeso al liderazgo de Estados Unidos y evidencia su voluntad de diversificar sus socios estratégicos frente a la actual polarización económica global.
Relaciones entre América Latina y China
En términos geopolíticos, la jugada de estos tres países sudamericanos evidencia una transformación significativa en las relaciones entre América Latina y China, cuyo alcance trasciende lo meramente económico para posicionarse en la esfera política global. La carta china pasa a simbolizar no solo oportunidades comerciales y económicas, sino una opción diplomática clara frente al declive de la influencia tradicional estadounidense en la región. Aunque cada presidente ha definido sus propias prioridades, todos coinciden en el objetivo de capitalizar el auge chino para mantener autonomía estratégica.
No obstante, esta jugada diplomática tiene riesgos evidentes. La dependencia económica de China podría generar desequilibrios internos, especialmente en países como Brasil y Chile que poseen sectores comerciales altamente concentrados en exportaciones hacia China. Además, las reacciones políticas desde Estados Unidos podrían profundizar tensiones diplomáticas y generar presiones económicas adicionales, considerando la agresividad arancelaria mostrada hasta ahora por Trump.

En busca de un reequilibrio
A pesar de los riesgos, Lula, Petro y Boric parecen haber tomado la decisión conjunta de jugar su carta china de manera contundente, buscando un reequilibrio que les permita navegar en medio de las incertidumbres globales actuales. En Pekín, estos presidentes no solo buscarán asegurar mercados y capitales; intentarán también consolidar un mensaje político conjunto sobre la necesidad del multilateralismo frente al proteccionismo y la confrontación unilateral promovida desde Washington.
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Finalmente, el viaje a China no es solo una cita más en la agenda diplomática, sino la reafirmación contundente de una América Latina dispuesta a redefinir sus relaciones internacionales en tiempos convulsos. La carta china, jugada por Brasil, Chile y Colombia, es el reflejo inequívoco de cómo estos países perciben el nuevo equilibrio de poder global y, simultáneamente, una declaración de independencia diplomática que podría marcar un antes y un después en la región. Con esta apuesta estratégica en juego, el tablero global observa con atención cómo se moverán las fichas en Pekín durante los próximos días.

