BRICS+ requiere a Venezuela, y esta necesidad se vuelve cada vez más evidente en el marco de un panorama geopolítico en constante reconfiguración. El bloque de economías emergentes, compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y recientemente ampliado para incluir a Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, se encuentra en una encrucijada estratégica. Con las mayores reservas de petróleo probadas del mundo, así como recursos significativos de gas natural, oro y otros minerales, Venezuela se posiciona como un activo invaluable en la carrera del BRICS+ para desafiar la hegemonía económica occidental y reconfigurar las reglas del comercio global.
Maribel Aponte-García, profesora titular e investigadora en la Escuela Graduada de Administración de Empresas y el Centro de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico, ha señalado en su reciente colaboración con TeleSur titulada “El potencial de Venezuela en BRICS+ y la reconfiguración geopolítica global” que el papel de Venezuela es crucial para el futuro del bloque. Aponte-García argumenta que la inclusión de Venezuela en los BRICS+ no solo fortalecería el control del bloque sobre los recursos energéticos globales, sino que también aceleraría sus esfuerzos para reducir la dependencia del dólar estadounidense, un objetivo central en la agenda de desdolarización del grupo.
BRICS+ requiere a Venezuela
BRICS+ requiere a Venezuela como parte de una estrategia más amplia para construir una arquitectura financiera alternativa, en la que las transacciones energéticas se realicen en monedas distintas al dólar. Esta iniciativa busca debilitar el sistema del petrodólar, que ha sustentado el dominio de Estados Unidos en el comercio mundial desde hace décadas. Países como Rusia y China ya han tomado medidas significativas en esta dirección: Rusia ha incrementado su comercio en monedas diferentes al dólar y ha acumulado reservas de oro, mientras que China ha impulsado la internacionalización del yuan, promoviendo su uso en transacciones energéticas. La incorporación de Venezuela, junto con otros nuevos miembros ricos en recursos energéticos como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, será un paso decisivo para consolidar un bloque que controle cerca del 59 por ciento de las reservas mundiales de petróleo.

es una oportunidad invaluable para Venezuela de alinear sus intereses estratégicos con los de un grupo que representa no solo una alternativa a las sanciones occidentales, sino también una plataforma para proyectar su influencia en un nuevo orden económico multipolar.. Ilustración MidJourney
En la próxima Cumbre de BRICS+ programada para octubre de 2024 en Kazán, Rusia, se espera que el tema de la expansión del grupo y la admisión de nuevos miembros como Venezuela esté en el centro de las discusiones. A pesar de que en junio de 2024 el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de BRICS decidió suspender temporalmente la admisión de nuevos miembros para dar tiempo a integrar a los ya admitidos, la invitación extendida por el presidente ruso Vladimir Putin a Venezuela y Bolivia para asistir a la cumbre ha reavivado las expectativas de una eventual inclusión de estos países en el bloque. Para Venezuela, esta es una oportunidad invaluable de alinear sus intereses estratégicos con los de un grupo que representa no solo una alternativa a las sanciones occidentales, sino también una plataforma para proyectar su influencia en un nuevo orden económico multipolar.
Puente en América Latina
BRICS+ requiere a Venezuela no solo por su riqueza en recursos, sino también por su capacidad de actuar como un puente hacia otros países de América Latina interesados en unirse al bloque, como Bolivia, que cuenta con las mayores reservas de litio del mundo, un recurso clave para la transición energética global. En un contexto donde la seguridad energética y la soberanía financiera se entrelazan cada vez más con el poder geopolítico, la integración de Venezuela podría servir como un catalizador para que otros países del Sur Global consideren al BRICS+ como una alternativa viable y poderosa frente a la influencia. occidental.
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La importancia de Venezuela en la agenda de los BRICS+ no se limita a sus vastos recursos naturales. Su posición geopolítica y sus relaciones estratégicas con China y Rusia la convierten en un jugador clave en la batalla por la reconfiguración de la economía global. Desde el fortalecimiento de la cooperación militar y tecnológica hasta la firma de acuerdos de inversión y desarrollo energético, Venezuela ha cimentado una relación sólida con dos de los miembros más influyentes del BRICS. Estos vínculos no solo refuerzan la posición de Venezuela como un socio estratégico, sino que también la alinean con los objetivos a largo plazo del bloque de crear un sistema multipolar donde el poder no esté concentrado en manos de un solo grupo de naciones.
Sistema financiero alternativo
BRICS+ requiere a Venezuela para avanzar en sus esfuerzos hacia la desdolarización y la creación de un sistema financiero alternativo. Esta agenda ha ganado impulso en los últimos años, con los países miembros del bloque explorando activamente formas de reducir su dependencia del dólar en el comercio y las finanzas internacionales. La inclusión de Venezuela en esta dinámica podría acelerar estos esfuerzos, facilitando la transición hacia el uso de monedas alternativas en las transacciones de petróleo y otros recursos energéticos. La perspectiva de un BRICS+ ampliado y más cohesionado promete redefinir las reglas del juego en un mundo donde las tensiones económicas y geopolíticas son cada vez más complejas y desafiantes.

Para Venezuela, unirse al BRICS+ representa no solo una oportunidad económica, sino también una reafirmación de su soberanía en un contexto internacional marcado por sanciones y presiones externas. Al alinearse con un bloque que busca contrarrestar la influencia de las potencias occidentales, Venezuela puede aspirar a un futuro donde sus recursos energéticos y minerales sean aprovechados de manera estratégica para su propio desarrollo y para el fortalecimiento del grupo. En este sentido, la “savia negra” de Venezuela se convierte en un recurso geopolítico de primer orden, capaz de influir en el curso de la economía mundial y en la distribución del poder global.
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BRICS+ requiere a Venezuela, y esta necesidad no es solo una cuestión de conveniencia económica, sino también de estrategia política. En un mundo cada vez más dividido entre bloques económicos rivales, la capacidad de los países para asegurar su soberanía energética y financiera determinará en gran medida su lugar en el orden global emergente. Para Venezuela, la invitación a integrarse al BRICS+ representa una oportunidad histórica de redefinir su rol en el escenario internacional y de contribuir activamente a la construcción de un nuevo orden mundial.