En la cumbre de líderes de países BRICS y socios en Río de Janeiro, Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia, junto a Bolivia, Vietnam y Cuba, destacaron el potencial transformador de la inteligencia artificial (IA), sin buscar entrar en choque directo con Estados Unidos ni con la retórica proteccionista de Donald Trump.
IA como motor de desarrollo con ética e inclusión
El primer ministro indio Narendra Modi instó a los BRICS a trabajar por una “IA responsable”, subrayando la necesidad de normativas inclusivas y de cadenas de suministro de minerales para esta industria. En tanto, un borrador ministerial propuso protecciones contra el uso no autorizado de datos y mecanismos de remuneración justa para contenidos usados en modelos de IA.

Regulación global apoyada por la ONU
En el marco del debate, los líderes pidieron que la ONU lidere la regulación de IA, priorizando el cierre de la brecha digital entre naciones desarrolladas y en desarrollo, y esquivando adopciones fragmentadas de modelos normativos. Lula añadió que la tecnología no debe ser un “privilegio de pocos” ni un instrumento de manipulación.
Equilibrio estratégico frente a EE.UU.
Este enfoque cuidadoso busca evitar un enfrentamiento directo con Washington —especialmente tras la amenaza de Trump de imponer aranceles— al priorizar una narrativa de cooperación y multilateralismo, en lugar de confrontación abierta.
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Desafíos prácticos: entre principio y aplicación
Expertos como Oliver Stuenkel (FGV, Brasil) advierten que, sin mecanismos efectivos de supervisión y cooperación institucional, estas declaraciones quedan en papel. Otros estudios señalan que la fragmentación regulatoria puede debilitar el impacto real, haciendo urgente un marco internacional articulado .
Innovación, soberanía y equidad tecnológica
Este consenso enfatiza la búsqueda de una tecnología que impulse innovación, seguridad, equidad y desarrollo sostenible. Sin embargo, su efectividad dependerá de cómo se traduzcan las buenas intenciones en políticas nacionales y sistemas de compensación real para países del sur.

¿Podrán los BRICS convertir este impulso ético sobre la IA en una plataforma global que reconcilie innovación, equidad y soberanía sin antagonizar a potencias como Estados Unidos?