Según Infobae: Brasil sería un santuario de capitales de Hamás, Hezbolá y Al Qaeda

Brasil sería un santuario de capitales de Hamás, Hezbolá y Al Qaeda, según un reciente informe publicado por Infobae. La frontera entre Chuí, en el estado de Río Grande do Sul, y Chuy, del lado uruguayo, ha surgido como un epicentro de actividades ilícitas que facilitan el lavado de dinero para organizaciones terroristas internacionales. Este territorio, caracterizado por su porosidad y escaso control aduanero, ha permitido la proliferación de «doleiros», cambistas ilegales que mueven grandes sumas de dinero sin reportarlo a las autoridades. En este escenario, las organizaciones terroristas han encontrado un terreno fértil para financiar sus operaciones a nivel global, convirtiendo a Brasil en un nuevo punto estratégico para la canalización de fondos de origen ilícito.

El reportaje original fue escrito por María Zuppello, una periodista italiana radicada en São Paulo, para Infobae, un medio electrónico internacional argentino reconocido por su cobertura detallada y extensa en asuntos globales. Bajo el título Al Qaeda, Hezbollah y ahora también Hamas: la financiación del terrorismo en Brasil tiene un nuevo centro de operaciones”, Zuppello expone cómo esta zona fronteriza se ha convertido en un refugio para la financiación del terrorismo. Según el periodista, la ciudad de Chuí alberga una comunidad palestina que, durante décadas, ha estado involucrada en diversas actividades de blanqueo de capitales, una situación que ha empeorado con la creciente presencia de los grupos terroristas Hamás y Hezbolá.

Brasil sería un santuario de capitales

Brasil sería un santuario de capitales ilegales debido a la vulnerabilidad de sus fronteras, particularmente en áreas como Chuí, donde las actividades criminales son rampantes. En este punto geográfico se encuentran tanto los intereses de los traficantes locales como los de las organizaciones terroristas internacionales. La operación policial Downtown, lanzada recientemente por la Policía Civil de São Paulo, reveló una amplia red de lavado de dinero del grupo criminal Primer Comando de la Capital (PCC), en complicidad con empresarios palestinos. Esta operación sacó a la luz la magnitud de los flujos financieros que cruzan esta frontera y su conexión con organizaciones terroristas. Entre los implicados se encuentran figuras destacadas del mundo delictivo y empresarios con lazos familiares en la región.

El reportaje original fue escrito por María Zuppello, una periodista italiana radicada en São Paulo, para Infobae, un medio electrónico internacional argentino reconocido por su cobertura detallada y extensa en asuntos globales. Bajo el título “Al Qaeda, Hezbollah y ahora también Hamas: la financiación del terrorismo en Brasil tiene un nuevo centro de operaciones”. Ilustración MidJourney

El modus operandi de estas organizaciones implica el uso de empresas pantalla, agencias de cambio y entidades offshore para canalizar grandes sumas de dinero hacia actividades terroristas. Uno de los casos más significativos revelados por la investigación de Zuppello es el de una red de lavado vinculada a un empresario palestino en São Paulo, cuyas operaciones se extendían hasta la frontera con Uruguay. La investigación detalló cómo los ingresos obtenidos por la venta de drogas en barrios marginales eran blanqueados y enviados a empresas en Uruguay y otros paraísos fiscales. Este tipo de transacciones no solo financian el crimen organizado en Brasil, sino también a grupos terroristas internacionales como Hamás, que se aprovechan de la infraestructura financiera ilegal en la región.

Supuesta complicidad oficial

Brasil sería un santuario de capitales sucios, también debido a la falta de controles rigurosos y la complicidad de algunos actores locales. La ausencia de vigilancia en la frontera permite que los fondos fluyan libremente entre los dos países, alimentando una economía clandestina que sirve tanto al crimen organizado local como a las redes terroristas globales. En un reciente operativo policial denominado Shawarma, las autoridades brasileñas desmantelaron otra red de blanqueo de dinero, esta vez vinculada a un ciudadano brasileño de origen palestino que utilizaba sus negocios en la frontera para mover millones de dólares de manera ilegal. Esta operación es solo una muestra de cómo la infraestructura financiera clandestina se ha cómodo y adaptado para servir a intereses terroristas internacionales.

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La conexión entre las actividades de los «doleiros» y el financiamiento del terrorismo ha encendido las alarmas de las autoridades, quienes reconocen la magnitud del problema, pero se encuentran desbordadas por la complejidad del mismo. Infobae revela que los agentes financieros ilegales en Chuí no solo envían dinero a Palestina, sino que también podrían estar financiando a Hamás. Esta conexión es especialmente preocupante dado el historial de actividades de este grupo en otras regiones sensibles del continente, como la Triple Frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay, conocida por ser un centro de operaciones para Hezbollah y otras organizaciones extremistas.

Una lavadora en la jungla

Brasil sería un santuario de capitales mal habido debido a la combinación de factores socioeconómicos y geopolíticos que facilitan la operación de estos grupos en el país. La región de Chuí no solo representa un punto débil en la seguridad fronteriza de Brasil, sino que también es un lugar estratégico para las redes de lavado de dinero debido a la presencia de una comunidad palestina históricamente vinculada a actividades ilegales. Desde los años 60, esta comunidad ha servido como un enclave para la movilización de fondos y reclutamiento de militantes, lo cual ha contribuido a la consolidación de estas prácticas ilícitas.

Las implicaciones de esta realidad van más allá del ámbito financiero. La capacidad de estas organizaciones para operar con relativa impunidad en Brasil representa una amenaza directa para la seguridad nacional y regional. En un contexto global en el que los flujos financieros ilícitos son cada vez más atractivos, la facilidad con la que estas redes pueden establecerse y prosperar en Brasil es alarmante. Las investigaciones de Infobae sugieren que los mecanismos de control existentes son insuficientes para frenar la actividad de estas redes, que se aprovechan de la laxitud en la aplicación de la ley y la corrupción en la región.

El modus operandi de estas organizaciones implica el uso de empresas pantalla, agencias de cambio y entidades offshore para canalizar grandes sumas de dinero hacia actividades terroristas. Uno de los casos más significativos revelados por la investigación de Zuppello es el de una red de lavado vinculada a un empresario palestino en São Paulo, cuyas operaciones se extendían hasta la frontera con Uruguay. Ilustración MidJourney.

Desde Brasil se financia el terrorismo

Brasil sería un santuario de capitales, que van a parara a manos terroristas, y esta afirmación resuena con fuerza en un momento en que las conexiones entre el crimen organizado local y las organizaciones terroristas internacionales se hacen cada vez más evidentes. El país, conocido por su diversidad y multiculturalismo, se enfrenta al reto de desmantelar una red de financiamiento que no solo sustenta el terrorismo, sino que también erosiona la estabilidad económica y social. A medida que las investigaciones continúan, queda claro que abordar este problema requerirá una cooperación internacional robusta y un compromiso serio por parte de las autoridades brasileñas para fortalecer sus fronteras y mejorar la vigilancia de los flujos financieros sospechosos.

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La situación expuesta por María Zuppello en su reportaje para Infobae es un llamado de atención sobre los peligros que enfrenta Brasil al convertirse en un punto clave para el financiamiento del terrorismo. Las fronteras vulnerables, la corrupción y la falta de controles eficaces han creado un entorno en el que organizaciones como Hamás, Hezbolá y Al Qaeda pueden operar con relativa libertad, utilizando a Brasil como un santuario para sus capitales. La comunidad internacional y las autoridades brasileñas deben tomar medidas urgentes para cerrar estas brechas y evitar que el país siga siendo un refugio para los fondos de grupos que buscan desestabilizar el orden global.

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