Deutsche Welle: De los países del BRICS a Brasil le va peor en asuntos de corrupción

En el vasto espectro de los desafíos globales, la corrupción se erige como una barrera persistente hacia el desarrollo sostenible y la justicia social. En este contexto, Brasil destaca lamentablemente, marcando un retroceso en la lucha contra este flagelo. Según un reciente informe de Transparencia Internacional, la nación verdeamarela no solo ha descendido diez puestos en su índice de percepción de la corrupción, sino que además se perfila para continuar en caída.

Entre los países del BRICS, Brasil es ahora quien presenta el panorama más desalentador en materia de corrupción. La nación carioca bajó diez puestos y ahora ocupa la posición 104 de 180 países situándose por detrás de naciones como mucho peor que China (76), Sudáfrica (83) e India (93). Este desliz hacia abajo en la escala no es un evento aislado, sino el resultado de una serie de decisiones judiciales y políticas que han socavado años de avances en la transparencia y la rendición de cuentas.

Brasil
La nación carioca bajó diez puestos y ahora ocupa la posición 104 de 180 países situándose por detrás de naciones como mucho peor que China (76), Sudáfrica (83) e India (93). Ilustración MidJourney

Brasil y el Lava Jato

El autor de este análisis, Alexander Busch, periodista de la Deutsche Welle, tituló su pieza «Brasil lleva camino de perder la lucha contra la corrupción». Busch, quien ha dedicado gran parte de su carrera a seguir los hilos de la corrupción en América Latina, se apoya en el estudio más reciente de la ONG Transparencia Internacional para trazar un panorama sombrío para Brasil. Este país, que una vez fue visto como un líder emergente en la lucha contra la corrupción, especialmente tras el inicio de la Operación Lava Jato, hoy parece retroceder a pasos agigantados. El informe de Transparencia Internacional revela que Brasil ha caído hasta el puesto 104 de 180 países en su índice de percepción de la corrupción de 2023, una posición mucho más baja que sus contrapartes del BRICS.

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Al Gigante de Suramérica le va peor en asuntos de corrupción, no solo en el contexto de sus pares de los BRICS, sino también en el escenario mundial. Este deterioro se ve exacerbado por decisiones judiciales recientes, como la suspensión de una multa millonaria contra Novonor (anteriormente conocida como Odebrecht) y la invalidación de todas las pruebas del acuerdo de clemencia de Odebrecht por parte del juez Dias Toffoli del Supremo Tribunal Federal. Estos eventos son indicativos de una tendencia preocupante hacia la impunidad y la desmantelación de los mecanismos de control y transparencia.

Jair Bolsonaro: un catalizador

La situación actual es el resultado de un proceso de erosión que comenzó hace seis años y que se aceleró durante los años de Jair Bolsonaro en la presidencia. El informe de Transparencia Internacional señala cómo, en un corto período, se pueden destruir los marcos legales e institucionales anticorrupción que el país tardó décadas en construir. Ahora, con la transición al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, aunque se esperaba un cambio de rumbo, la transparencia y los órganos de control del Estado continúan debilitándose. La designación de figuras cercanas a Lula en posiciones clave del poder judicial y del Ministerio de Justicia ha generado preocupaciones sobre la independencia y la imparcialidad de estas instituciones, lo que podría acelerar la polarización política y judicial del país.

Brasil
La distorsión de la historia por parte de figuras políticas, que ven en la Operación Lava Jato una conspiración liderada por Estados Unidos para debilitar a Brasil, ignora el daño fundamental que la corrupción ha infligido en la sociedad brasileña. Ilustración MidJourney

La Contraloría General de la Unión (CGU) ha intentado contrarrestar las conclusiones de Transparencia Internacional, argumentando avances en la lucha contra la corrupción. Sin embargo, la solicitud del juez Toffoli de investigar el financiamiento de la ONG por parte del Estado brasileño sugiere un intento de desacreditar a los críticos y minimizar la percepción de la corrupción. Esta táctica no es nueva; durante años, políticos de Brasil, incluyendo a Lula y su Partido de los Trabajadores (PT), han intentado socavar la Operación Lava Jato y eliminarla por completo.

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Teoría de la conspiración

La distorsión de la historia por parte de figuras políticas, que ven en la Operación Lava Jato una conspiración liderada por Estados Unidos para debilitar a Brasil, ignora el daño fundamental que la corrupción ha infligido en la sociedad brasileña. A pesar de las críticas válidas a la Operación Lava Jato y a sus protagonistas, como el juez Sergio Moro, la realidad es que Brasil tenía una oportunidad única de enfrentar su pasado corrupto. Esta oportunidad, ahora desperdiciada, deja al país en un punto crítico: la corrupción amenaza con arraigarse aún más en la política y la economía brasileñas, perpetuando las desigualdades sociales y debilitando las instituciones democráticas.

El descenso de Brasil en el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional es más que un número; es un reflejo de una crisis profunda que afecta no solo la estructura política y económica del país, sino también su tejido social. La lucha contra la corrupción, lejos de avanzar, parece estar retrocediendo a un ritmo alarmante. La situación de Brasil es un llamado de atención sobre la importancia de mantener firmes los principios de transparencia, rendición de cuentas y justicia, sin los cuales el desarrollo sostenible y la equidad social permanecen como metas distantes.

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