El pasado sábado 12 de julio, desde Sonora, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió al anuncio del presidente Donald Trump sobre la imposición de un arancel del 30 % a las exportaciones mexicanas, expresando plena confianza en alcanzar un acuerdo antes del 1 de agosto. “Hay que pensar con cabeza fría, porque la soberanía no se negocia nunca”, enfatizó la mandataria durante la inauguración de un hospital rural en Vícam, resonando en un entorno de creciente tensión comercial entre ambos países.
Diplomacia frente al proteccionismo extremo
Sheinbaum destacó que México ya mantiene mesas de trabajo en Washington, con representantes de las Secretarías de Economía, Relaciones Exteriores, Hacienda y Energía, buscando un paquete bilateral que evite la aplicación del arancel. Advirtió que no se tolerará daño a la soberanía nacional, insistiendo en que la distancia arancelaria es una «carta global», no un ataque exclusivo a México.

Contexto y riesgos económicos inmediatos
Esta nueva medida amenaza a los sectores fuera del TMEC, como el tomate, el cobre, el acero y aluminio. El arancel del 30 % se suma a gravámenes recientes escalonados desde febrero, como el 17 % al tomate, el 50 % al cobre y materiales metálicos críticos. Analistas de Bloomberg consideran que el impacto directo podría ser limitado — dado que el 83 % de las exportaciones están cubiertas por TMEC —, pero los sectores expuestos enfrentan alta vulnerabilidad.
Seguridad y migración: condicionantes políticos clave
Trump justifica el arancel al culpar a México de no frenar el flujo del fentanilo hacia EE.UU., al decir que “no han hecho lo suficiente” en materia de seguridad fronteriza. Por su parte, Sheinbaum ha citado avances concretos en combate al crimen organizado y ha propuesto una estrategia integral que incluya migración, seguridad y comercio — acercamiento validado previamente por Trump durante una conversación de junio.
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Experiencia pragmática y soberanía diplomática
Consciente de la histórica relación de rivalidad y cooperación de México con EE.UU., Sheinbaum recurrió a una postura moderada: negociar con firmeza, sin ceder, y cuidar las inversiones. Aluden a la experiencia previa del gobierno mexicano, que logró retrasos arancelarios al comprometerse a reforzar la seguridad fronteriza y el combate al tráfico de drogas, incluyendo el acero y aluminio.

¿Logrará México, bajo la estrategia de «cabeza fría» y firme defensa de su soberanía, desactivar los aranceles de EE.UU. sin sacrificar sectores industriales y laborales esenciales?