La dudosa acción curativa del Windex podría debilitar a los aranceles de Trump

En la película Mi gran boda griega (2002), Gus Portokalos, el patriarca de la familia, tiene una solución universal para todos los problemas de salud: Windex. Desde granos hasta hiedra venenosa, cualquier malestar podía ser tratado con una rociada de este limpiavidrios. Esta escena cómica ha trascendido la ficción y se ha convertido en una metáfora para describir enfoques simplistas ante problemas complejos. En la política económica de Donald Trump, los aranceles parecen cumplir una función similar a la del Windex en la película: una solución mágica para cualquier problema, desde la producción industrial hasta la crisis del fentanilo. Sin embargo, su efectividad es tan dudosa como la de un limpiavidrios en el tratamiento de afecciones médicas. Más allá de la retórica, la implementación de estas medidas podría debilitar a los aranceles de Trump al generar inflación, represalias comerciales y pérdida de confianza en la economía estadounidense.

Pinar Çebi Wilber, economista jefe y vicepresidenta ejecutiva del Consejo Americano para la Formación de Capital, publicó recientemente en The Hill un artículo titulado: “Los aranceles de Trump solo provocarán inflación, represalias y pérdida de confianza”. En su análisis, Wilber desglosa las consecuencias de los nuevos aranceles impuestos por la administración Trump sobre bienes de Canadá, México y China. El economista sostiene que, si bien los proteccionistas buscan reactivar la industria estadounidense y reducir la dependencia de importaciones extranjeras, su efecto real es el aumento de costos para consumidores y empresas. En su artículo, Wilber compara estos aranceles con la creencia del patriarca Portokalos en el Windex: una cura milagrosa que, en la práctica, podría resultar en efectos adversos más graves que el problema original.

Un mal uso podría debilitar a los aranceles de Trump

El gobierno de Trump ha impuesto un arancel del 25% sobre importaciones provenientes de Canadá y México, además de un 10% adicional sobre productos chinos. Según Trump, estas tarifas buscan frenar la inmigración ilegal, reducir el tráfico de drogas y equilibrar el déficit comercial. No obstante, los expertos advierten que la medida tendrá repercusiones negativas para la economía estadounidense. Debilitar a los aranceles de Trump podría convertirse en un efecto colateral inevitable, ya que los países afectados han comenzado a planear represalias. Canadá, por ejemplo, está elaborando una lista de productos estadounidenses que serán gravados con aranceles de respuesta, apuntando especialmente a bienes provenientes de estados que votaron por Trump en 2024.

El gobierno de Trump ha impuesto un arancel del 25% sobre importaciones provenientes de Canadá y México, además de un 10% adicional sobre productos chinos. Según Trump, estas tarifas buscan frenar la inmigración ilegal, reducir el tráfico de drogas y equilibrar el déficit comercial. Ilustración MidJourney

China, por su parte, ha tomado medidas más agresivas. Además de aplicar tarifas de represalia sobre productos estadounidenses, el gigante asiático ha iniciado una investigación antimonopolio contra Google, lo que podría desencadenar un conflicto comercial de mayor envergadura. Si bien Trump ha mostrado disposición a elevar aún más los aranceles en respuesta, este tipo de escalada recuerda a un “juego de la gallina”, donde ninguno de los participantes quiere ceder primero. Las consecuencias de esta guerra comercial no solo afectarán a las grandes corporaciones, sino también a consumidores y pequeñas empresas en Estados Unidos, que enfrentarán precios más altos y una menor competitividad en el mercado global. Debilitar a los aranceles de Trump no es solo una posibilidad teórica, sino una realidad que se va materializando con cada nueva respuesta de los países afectados.

Reducción del ingreso en EE.UU.

Según un estudio del Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale, la última ronda de aranceles podría provocar un aumento adicional del 0,76% en la inflación, lo que se traduciría en una reducción del ingreso real promedio de los estadounidenses en aproximadamente 1.245 dólares. Este impacto es significativo, especialmente considerando que la inflación ha sido una de las principales preocupaciones del electorado estadounidense en los últimos años. Irónicamente, Trump llegó al poder en parte debido a la insatisfacción de los votantes con el aumento del costo de vida, y ahora sus propias políticas podrían empeorar esta situación. Debilitar a los aranceles de Trump no solo implicaría una erosión de su efectividad, sino también una amenaza para su base electoral, que podría volverse en su contra si el impacto económico se siente de manera directa.

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Además de los efectos sobre la inflación y el comercio internacional, las políticas arancelarias de Trump están poniendo en riesgo las relaciones diplomáticas con dos de sus principales aliados comerciales: Canadá y México. Wilber advierte que, al amenazar con cambios unilaterales en los acuerdos comerciales, la administración Trump está enviando señales contradictorias sobre la confiabilidad de Estados Unidos como socio económica. El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que Trump calificó en su momento como “el acuerdo comercial más grande, significativo, moderno y equilibrado de la historia”, está siendo puesto en duda por las propias acciones del presidente. Si las tensiones continúan escalando, es posible que otros países comiencen a buscar alternativas comerciales que los desvinculen de la economía estadounidense, debilitando así la influencia global de Washington. Debilitar a los aranceles de Trump no solo es una cuestión económica, sino también geopolítica, con implicaciones a largo plazo que podrían redefinir el orden comercial internacional.

Volatilidad frente al crecimiento

Un elemento clave en este debate es la confianza de los mercados. Los inversionistas reaccionan con cautela ante las políticas arancelarias, ya que la incertidumbre genera volatilidad y frena el crecimiento. Tras el anuncio de los nuevos aranceles, los mercados experimentaron caídas significativas, reflejando la preocupación de los analistas sobre el impacto de estas medidas en la estabilidad financiera. Si bien Trump ha promovido su imagen como un negociador experto, capaz de utilizar los aranceles como una herramienta de presión para obtener concesiones, la realidad es que la constante incertidumbre puede disuadir a empresas y gobiernos de comprometerse con acuerdos a largo plazo. Debilitar a los aranceles de Trump podría convertirse en un efecto inevitable si la confianza en su estrategia continúa erosionándose.

Si bien Trump ha mostrado disposición a elevar aún más los aranceles en respuesta, este tipo de escalada recuerda a un “juego de la gallina”, donde ninguno de los participantes quiere ceder primero. Ilustración MidJourney.

Desde una perspectiva económica, los aranceles han sido históricamente una medida de doble filo. Si bien pueden ofrecer protección temporal a ciertas industrias, su impacto general tiende a ser negativo en términos de eficiencia y crecimiento. La administración Trump insiste en que estas tarifas fortalecerán la industria estadounidense, pero las cifras indican lo contrario: los costos adicionales serán absorbidos por las empresas y, eventualmente, trasladados a los consumidores. En un contexto global cada vez más interconectado, tratar de aislar la economía estadounidense mediante barreras comerciales es un enfoque que puede resultar contraproducente. Debilitar a los aranceles de Trump es, en última instancia, una consecuencia de la propia dinámica del comercio internacional, que no responde a soluciones simplistas como un limpiavidrios multiuso.

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El debate sobre la eficacia de los aranceles está lejos de resolverse, pero los primeros indicios sugieren que la política comercial de Trump está generando más problemas de los que resuelve. La comparación con el Windex no es casual: al igual que en la película, la idea de que una sola herramienta pueda solucionar una variedad de problemas complejos es más una ilusión que una estrategia realista. Debilitar a los aranceles de Trump puede ser una cuestión de tiempo, en la medida que los efectos adversos comiencen a manifestarse en la economía y en la percepción pública. En última instancia, la administración tendrá que decidir si persiste en esta política o si reconoce que, al igual que con el Windex, no todas las soluciones milagrosas son efectivas.

 

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