El futuro de los acuerdos entre China y Panamá enfrenta incertidumbre ante la presión ejercida por el senador estadounidense Marcos Rubio. La posibilidad de que Panamá no renueve ciertos convenios con China responde a una estrategia geopolítica de Washington, que busca contrarrestar la creciente influencia china en América Latina y en puntos estratégicos como el Canal de Panamá. Frente a este escenario, China tiene varias opciones para resguardar sus intereses en la región.
Reforzar la Diplomacia y la Negociación Directa
China podría optar por una estrategia de negociación más agresiva con el gobierno panameño, ofreciendo incentivos económicos o estratégicos para asegurar la continuidad de los acuerdos. Esto incluiría aumentar inversiones en infraestructura, comercio y tecnología, resaltando los beneficios que ha traído la relación bilateral desde el establecimiento de lazos diplomáticos en 2017.
Diversificación de Inversiones en América Latina
Si Panamá cede a la presión de EE.UU., China podría redirigir sus inversiones hacia otros países estratégicos en la región, como Colombia, Costa Rica o El Salvador. Esto le permitiría mantener su influencia en el comercio y la logística de América Latina sin depender exclusivamente de Panamá.
Uso de Empresas Privadas como Mediadoras
Otra alternativa sería utilizar empresas chinas con operaciones globales para continuar su presencia en Panamá sin depender de acuerdos gubernamentales. Empresas de infraestructura, energía y tecnología podrían seguir operando a través de acuerdos privados con el sector empresarial panameño.

Estrategia de Presión Económica y Comercial
China también podría tomar medidas económicas en respuesta a un eventual distanciamiento de Panamá. Esto incluiría restricciones a las importaciones panameñas, reconfiguración de rutas comerciales o incluso el fortalecimiento de relaciones con naciones competidoras en sectores clave como logística y transporte marítimo.
Apostar por la Diplomacia Multilateral
Finalmente, China podría recurrir a organismos multilaterales como la ONU, la OMC y foros como el BRICS para denunciar lo que considere una intromisión estadounidense en su relación con Panamá. De esta forma, buscaría apoyo de otros países que ven con preocupación la influencia de EE.UU. en la política interna de sus socios comerciales.

La presión de EE.UU. sobre Panamá es un reflejo del pulso global entre Washington y Pekín. China no carece de opciones para contrarrestar una posible pérdida de influencia en Panamá, pero la estrategia que elija dependerá de cómo evolucione el panorama diplomático en los próximos meses. Lo cierto es que, en un mundo cada vez más polarizado, las decisiones que tome el gobierno panameño podrían redefinir su posición en el juego geopolítico mundial.