Nuevo Orden Mundial: ¿ocurrirá en mesas de negociación o en campos de batalla?

El mundo parece estar en el umbral de una nueva era. Las relaciones internacionales, las alianzas tradicionales y las dinámicas de poder global están siendo desafiadas de formas que no habíamos visto desde el final de la Guerra Fría. Este año, 2025, se proyecta como un poderoso catalizador hacia un Nuevo Orden Mundial, un concepto que sigue generando controversia y especulación. La pregunta fundamental que surge es si este nuevo equilibrio se alcanzará mediante diálogos diplomáticos en mesas de negociación o a través de la fuerza bruta en campos de batalla.

Andrea Rizzi, corresponsal de asuntos globales del diario español EL PAÍS, ha explorado esta compleja temática en su artículo titulado: “Guerras, desastres climáticos y tecnomillonarios: 2025 abre paso a un nuevo orden mundial”. Con una sólida trayectoria como redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del mismo diario, y un perfil académico que incluye una licenciatura en Derecho y másteres en Periodismo y Derecho de la Unión Europea, Rizzi ofrece un análisis profundo de las fuerzas que configuran esta transición. En su texto, publicado recientemente, destaca cómo la invasión rusa de Ucrania, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y el papel disruptivo de tecnomagnates como Elon Musk están moldeando este cambio paradigmático.

Nuevo Orden Mundial

El término «Nuevo Orden Mundial» ha sido históricamente asociado con momentos de reconfiguración global tras grandes conflictos o transformaciones económicas. Hoy, la narrativa ha vuelto a cobrar relevancia, marcada por una fragmentación acelerada del multilateralismo. Según Ángel Saz-Carranza, director del centro de Geopolítica y Economía Global de ESADE, el sueño del multilateralismo, aunque nunca perfecto, garantizó la estabilidad global por décadas. Sin embargo, ese marco ahora es un esqueleto disfuncional, incapaz de abordar los conflictos más graves. Estados Unidos, una vez arquitecto y garante de este sistema, parece estar liderando su desmantelamiento, mientras China y Rusia persiguen sus propios intereses en detrimento de las normas compartidas.

El término «Nuevo Orden Mundial» ha sido históricamente asociado con momentos de reconfiguración global tras grandes conflictos o transformaciones económicas. Hoy, la narrativa ha vuelto a cobrar relevancia, marcada por una fragmentación acelerada del multilateralismo. Ilustración MidJourney

En este contexto, el regreso de Donald Trump como presidente de Estados Unidos supone un acelerador para la erosión del multilateralismo. Su preferencia por las relaciones bilaterales, que priorizan la fuerza sobre la cooperación institucional, amenaza con consolidar un escenario de incertidumbre global. El Nuevo Orden Mundial que Trump impulsa no solo implica cambios geopolíticos, sino que también plantea interrogantes sobre cómo se abordarán cuestiones críticas como el cambio climático, el comercio internacional y la misma democracia. Rizzi subraya que este segundo mandato será mucho más disruptivo, dado que Trump ahora cuenta con un equipo preparado y un contexto global propicio para ejecutar su visión unilateral.

El tema de las guerras

Mientras tanto, los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo se perfilan como epicentros de esta transición global. En Ucrania, el informe del International Crisis Group destaca que 2025 podría ser un año de treguas diplomáticas, pero no necesariamente de paz duradera. Rusia, habiendo alterado los equilibrios post-Guerra Fría con su invasión, parece más enfocada en consolidar sus conquistas que en negociar una resolución justa. Por otro lado, en Oriente Próximo, la agresiva estrategia militar de Israel contra Hamás ha generado un sufrimiento humano inmenso, sembrando las semillas de futuros conflictos. Aunque Trump podría buscar anotarse éxitos diplomáticos en ambos casos, las raíces profundas de estos conflictos hacen improbable una estabilidad sostenible.

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El cambio climático y la guerra comercial son otros frentes críticos en este panorama que revisa los albores de un Nuevo Orden Mundial. La retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París bajo la administración de Trump en 2017 fue un indicio de su desinterés por las soluciones multilaterales. Ahora, con su regreso al poder, el avance en la lucha contra el cambio climático enfrenta nuevos obstáculos. Asimismo, su política comercial proteccionista amenaza con desatar una cadena de represalias y tensiones inflacionarias que impactarán especialmente a los países más vulnerables. En ambos casos, la ausencia de instituciones internacionales efectivas dificulta encontrar soluciones a problemas globales de una magnitud sin precedentes.

Acerca de la democracia mediatica

Otro elemento disruptivo en este Nuevo Orden Mundial es el creciente poder de los tecnomagnates. Elon Musk, con su influencia en sectores como la tecnología, la energía y el transporte, se ha convertido en una figura clave en la configuración de políticas globales. Según Vicente Palacio, del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, la alianza entre gobiernos y empresas tecnológicas representa una amenaza para la democracia tal como la conocemos. Este fenómeno, que Palacio denomina “democracia mediática”, se caracteriza por el control de la información y la desinformación como herramientas de manipulación política, una tendencia que probablemente se acentuará en los próximos años.

Europa, por su parte, enfrenta el desafío de redefinir su papel en este nuevo escenario. Ilke Toygur, directora del IE Global Policy Center, señala que la Unión Europea debe encontrar formas más flexibles de cooperación interna y de relación con el sur global. Mientras que países en vías de desarrollo priorizan el financiamiento climático y la transición energética, la UE lucha por mantener su autonomía estratégica en un entorno de rivalidades geopolíticas. La pregunta clave es si Europa podrá contribuir a resolver problemas globales en un mundo donde la seguridad nacional se ha convertido en el interés primordial.

El regreso de Donald Trump como presidente de Estados Unidos supone un acelerador para la erosión del multilateralismo. Su preferencia por las relaciones bilaterales, que priorizan la fuerza sobre la cooperación institucional, amenaza con consolidar un escenario de incertidumbre global. Ilustración MidJourney.

El concepto de un Nuevo Orden Mundial no es nuevo, pero su concreción actual parece estar marcada por un proceso más fragmentado y caótico que en épocas anteriores. Como concluye Andrea Rizzi en su análisis, la gran transformación de las relaciones internacionales está en marcha, impulsada por una combinación de intereses nacionales cada vez más descarnados, conflictos irresolubles y un desmantelamiento del sistema multilateral. Lo que queda por ver es si los actores globales encontrarán la forma de abordar pacíficamente estos desafíos o si, como temen algunos expertos, el futuro se decidirá mediante confrontaciones en campos de batalla.

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