Donald Trump, el magnate de bienes raíces y expresidente de los Estados Unidos, ha vuelto a lograr lo que parecía imposible: un segundo mandato no consecutivo en la Casa Blanca. Este martes, en una jornada electoral sin los disturbios que muchos temían, Trump consiguió 277 votos en el Colegio Electoral, venciendo a Kamala Harris, la candidata demócrata y entonces vicepresidenta. Con esta victoria, Trump se convierte en el primer presidente en más de un siglo en regresar al poder luego de una derrota electoral, reviviendo su carrera política de manera inesperada, como un verdadero Lázaro moderno que se levanta de entre los caídos para tomar las riendas del país nuevamente.
El periodista Derek Hunter, presentador del podcast Derek Hunter y ex miembro del equipo del senador Conrad Burns, analiza en su artículo en The Hill titulado: «De vuelta de entre los muertos: Donald Trump es el Lázaro político de Estados Unidos» esta notable resurrección política. Hunter observa que el regreso de Trump fue recibido con una mezcla de sorpresa, alivio y consternación en algunos sectores. A diferencia de lo que muchos críticos auguraban, la jornada electoral transcurrió sin mayores incidentes, salvo por algunos enfrentamientos menores. Para Hunter, este triunfo es más que una simple victoria electoral; representa una declaración de fuerza y resiliencia que desafía los intentos de sepultar su legado. Además, subraya que, al igual que Grover Cleveland, el único presidente en la historia estadounidense en servir dos mandatos no consecutivos, Trump ha hecho historia, pero en un contexto aún más polarizado y cargado de controversia.
Donald Trump siempre estuvo en campaña
En el ambiente político estadounidense, Trump ha sido una figura divisiva desde el primer día de su mandato en 2016. Después de perder la reelección en 2020 ante Joe Biden, muchos pensaron que su tiempo en la política había llegado a su fin. Sin embargo, para sorpresa de los expertos y el propio Partido Republicano, Trump comenzó a trazar su regreso casi de inmediato. Este regreso es aún más sorprendente si se consideran los numerosos desafíos legales y las múltiples investigaciones en su contra, que no lograron frenar su determinación ni su popularidad entre sus seguidores. Donald Trump, lejos de ser un político convencional, desafió una vez más las normas establecidas, convirtiendo su retorno en un fenómeno que los medios han comenzado a comparar con la resurrección de Lázaro.

La victoria de Trump también trajo consigo un cambio significativo en el Senado, donde los republicanos recuperaron el control con figuras clave como Bernie Moreno en Ohio, Jim Justice en Virginia Occidental y Deb Fischer en Nebraska. Este nuevo panorama político no solo facilita el camino para la administración de Trump, sino que representa una consolidación de poder que sus seguidores interpretan como una señal de que el país está listo para un cambio radical. Derek Hunter describe esta victoria como un golpe a las predicciones demócratas y a los esfuerzos de algunos sectores mediáticos por desacreditar a Trump. Para sus detractores, la idea de su regreso resultaba una broma; pero, para sus partidarios, es una prueba de la capacidad de Trump para superar los obstáculos y reivindicar su papel en la historia política.
Nuevamente a la Richard Nixon
Es interesante observar que el regreso de Trump guarda cierta similitud con el de Richard Nixon en 1968, quien volvió a la política después de su derrota en 1960 y de una fallida candidatura a gobernador de California en 1962. Nixon, en su momento, declaró que los medios ya no tendrían oportunidad de «patearlo», pero años después, logró convertirse en presidente en un contexto igualmente polarizado. Sin embargo, Trump ha llevado este regreso a otro nivel, pues no solo logró vencer al Partido Demócrata sino también a una buena parte del establishment republicano, que en su momento lo consideró una figura incómoda y polarizante. Su perseverancia, interpretada por algunos como obstinación y por otros como fortaleza, ha permitido que la figura de Donald Trump se consolide como la de un líder que desafía las convenciones y se mantiene en pie ante la adversidad.
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Para el público estadounidense, el retorno de Trump es una mezcla de esperanza y escepticismo. Aquellos que apoyaron su administración inicial y vieron en él a un líder capaz de tomar decisiones audaces para revitalizar la economía y reforzar la seguridad nacional, ahora esperan que este segundo mandato consolide sus políticas. Por otro lado, sus detractores ven este regreso como una señal de que la polarización y las divisiones continuarán, y se preguntan si la administración Trump podrá reconciliarse con aquellos que se oponen a su visión. Derek Hunter subraya en su análisis que, independientemente de la opinión que se tenga sobre él, Donald Trump representa una figura histórica que ha logrado sobrevivir a dos juicios políticos y a una derrota en las urnas, algo que pocos políticos en el mundo pueden reclamar.
Huele a pólvora en los medios
El impacto de su victoria también alcanza a los medios de comunicación, especialmente a aquellos que han sido críticos acérrimos de Trump desde sus primeros días en el poder. Con su retorno, las expectativas sobre cómo cubrirán los medios esta nueva etapa son altas, y se anticipa que las tensiones entre Trump y la prensa serán un tema recurrente. Hunter señala que es probable que la confrontación entre Trump y los medios continúe, dado que la relación entre ambos ha sido una de las características más notables de su primer mandato. De acuerdo con el periodista, la imagen que los medios intentaron proyectar de Trump como una figura autoritaria y divisiva podría tener un efecto opuesto ahora, fortaleciendo a sus seguidores y motivándolos a defender su legado.
En el plano internacional, la reelección de Trump representa también una incógnita para las relaciones de Estados Unidos con otros países. Su política de «América Primero» y su enfoque directo con líderes como Vladimir Putin y Kim Jong-un generaron controversias y aplausos por igual durante su primer mandato. Con su retorno, muchos analistas se preguntan si Donald Trump mantendrá esta postura y cómo afectará a las alianzas estratégicas y comerciales de Estados Unidos. Derek Hunter menciona en su análisis que esta vuelta al poder puede traer cambios importantes en la política exterior, especialmente en un momento en que el mundo enfrenta desafíos como la guerra en Ucrania y las tensiones en el mar de China Meridional.

¿EE.UU. ejemplo de democracia?
Quizás uno de los aspectos más interesantes de este retorno sea el mandato simbólico que representa. Para sus seguidores, el regreso de Trump es una suerte de redención, una oportunidad para rectificar lo que perciben como los errores de su derrota en 2020. En cambio, para sus opositores, es un recordatorio de que el sistema político estadounidense permite segundas oportunidades, incluso para los políticos más polémicos. Hunter destaca que, en un país que se enorgullece de la democracia y la libertad de elección, el regreso de Donald Trump es, en última instancia, una prueba de que la voluntad popular sigue siendo la fuerza más poderosa.
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En conclusión, el ascenso de Trump, como un Lázaro político, trae consigo preguntas y expectativas que la historia juzgará con el tiempo. Derek Hunter, en su análisis, describe este momento como uno que desafía las normas establecidas y pone a prueba la capacidad de la política estadounidense para adaptarse a lo inesperado. El regreso de Trump, más allá de su simbolismo, es una declaración de que, en la política de Estados Unidos, nada está escrito en piedra y que, en ocasiones, incluso los muertos pueden resurgir con más fuerza que nunca.