Felipe VI “abdicó” a disculparse por los desmanes de la conquista y México lo relega

La reciente omisión de Felipe VI en la ceremonia de toma de posesión de Claudia Sheinbaum como presidenta de México ha sido interpretada como una consecuencia de la negativa del monarca español a disculparse por los «desmanes de la conquista», una solicitud que desde hace años pesa sobre las relaciones diplomáticas entre México y España. Andrés Manuel López Obrador, presidente saliente de México, fue el primero en plantear públicamente la necesidad de una disculpa oficial por los abusos cometidos durante el período colonial. Sin embargo, tanto el Rey como el Gobierno español han evitado emitir una disculpa formal, lo que ha llevado a una creciente tensión entre ambas naciones. Sheinbaum, en su primera gran decisión diplomática, decidió no invitar al Rey a su toma de posesión, marcando un punto de inflexión en las relaciones bilaterales.

Elías Camhaji, reportero de EL PAÍS en México y especialista en temas políticos y sociales, fue el primero en difundir esta información en un reportaje titulado «Claudia Sheinbaum asegura que no se invitó al Rey a la toma de posesión por no responder sobre las disculpas por la Conquista”. Camhaji, con una carrera destacada en periodismo de investigación y graduada en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, ha seguido de cerca las tensiones diplomáticas entre ambos países. Según su reportaje, Sheinbaum ha dejado claro que el Gobierno mexicano aún espera una respuesta directa por parte del Rey o, al menos, una reconsideración sobre el oprobio de la conquista, un tema que sigue siendo delicado y que afecta no solo la relación entre España y México, sino también las percepciones históricas que persisten en ambas sociedades.

Los desmanes de la conquista

Sheinbaum ha insistido en que la exclusión de Felipe VI de la ceremonia no significa una ruptura total entre ambos países. En su carta dirigida al Gobierno español, la presidenta electa subrayó que “México y España comparten una sólida relación de amistad”, aunque aclaró que “se beneficiaría con una perspectiva renovada”. Sin embargo, el trasfondo de esta declaración radica en la constante demanda de México para que España reconozca públicamente los abusos cometidos durante la conquista, los cuales Sheinbaum se refiere como los desmanes de la conquista. Estos actos, según el relato histórico mexicano, representaron un capítulo doloroso y violento que aún pesa en la conciencia colectiva de la nación.

Sheinbaum ha dejado claro que el Gobierno mexicano aún espera una respuesta directa por parte del Rey o, al menos, una reconsideración sobre el oprobio de la conquista, un tema que sigue siendo delicado y que afecta la relación entre España y México. Ilustración MidJourney

El silencio del Rey respecto a la solicitud de disculpas no es nuevo. Desde marzo de 2019, cuando López Obrador envió su primera carta oficial exigiendo disculpas, la respuesta de España ha sido evitar el tema. Aunque no hubo una ruptura formal en las relaciones diplomáticas, el enfriamiento ha sido evidente. Felipe VI asistió a las tomas de posesión de los presidentes Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, y también a la de López Obrador en 2018. Sin embargo, en esta ocasión, su ausencia no es una sorpresa tras la decisión de Sheinbaum, quien aseguró que no hubo una respuesta directa de la Casa Real española, algo que la mandataria calificó como una falta de «mejores prácticas diplomáticas».

Imposible de olvidar

El Gobierno de Pedro Sánchez, por su parte, ha mantenido una postura firme respecto a las disculpas. Desde el inicio, el Gobierno español rechazó la petición de López Obrador con «toda firmeza», asegurando que no consideraba necesario disculparse por hechos ocurridos hace más de 500 años. Este rechazo fue acompañado de un comunicado oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, que dejó clara la postura del Estado español. A pesar de las tensiones, ambos gobiernos han seguido colaborando en otras áreas, pero el tema de los «desmanes de la conquista» sigue siendo un obstáculo difícil de superar.

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Sheinbaum, consciente de la importancia de la diplomacia, ha intentado mantener un tono conciliador en su discurso. En su carta a Sánchez, destacó que México ha sido “un aliado solidario y un destino generoso” en momentos críticos para España, recordando episodios como la acogida de exiliados republicanos durante la Guerra Civil Española. No obstante, dejó claro que la relación entre ambos países podría fortalecerse si España ofrece una perspectiva renovada sobre el pasado. La presidenta electa también citó la carta que López Obrador envió al Rey en 2019, en la que exigía que España reconociera públicamente «los agravios causados» durante la conquista, un llamado que, hasta la fecha, no ha recibido respuesta.

El colonialismo aún está vivo

El tema de las disculpas ha sido polarizador en ambos países. En México, muchos consideran que la negativa de España a disculparse es un acto de arrogancia y una falta de reconocimiento hacia el sufrimiento de los pueblos indígenas. En España, por otro lado, algunos argumentan que no tiene sentido disculparse por eventos ocurridos hace siglos y que tales exigencias son un intento de reavivar conflictos históricos. Sin embargo, lo que es indiscutible es que el tema ha reavivado un debate sobre el legado colonial y las relaciones entre España y América Latina, donde varios países han comenzado a exigir un mayor reconocimiento de los abusos cometidos durante el período de la conquista.

El tema de las disculpas ha sido polarizador en ambos países. En México, muchos consideran que la negativa de España a disculparse es un acto de arrogancia y una falta de reconocimiento hacia el sufrimiento de los pueblos indígenas. Ilustración MidJourney.

La decisión de Sheinbaum de no invitar al Rey Felipe VI a su toma de posesión envía un mensaje claro sobre las prioridades de su administración. La mandataria parece dispuesta a utilizar su nueva posición para presionar a España en este tema histórico. Sin embargo, su enfoque también está marcado por la diplomacia y el respeto mutuo, como lo dejó claro en su carta, al afirmar que confía en que las diferencias actuales puedan ser superadas para encontrar nuevas vías de entendimiento basadas en «nuestras soberanías y respeto mutuo».  En última instancia, el futuro de las relaciones entre ambos países dependerá de la capacidad de abordar estos temas con franqueza y apertura.

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Con la toma de posesión de Sheinbaum a la vuelta de la esquina, México se prepara para un cambio histórico, no solo en términos de género, sino también en la forma en que se enfrenta a sus relaciones internacionales. Aunque España no estará representada en la ceremonia, Sheinbaum ha dejado claro que está dispuesta a trabajar para fortalecer los lazos con la nación europea, siempre y cuando se aborde los temas pendientes, como los «desmanes de la conquista», que aún resuenan en la memoria colectiva de México.

 

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