PIB del BRICS+ será de 33,8 % y desplazará al ya lánguido indicador del G7

El PIB del BRICS+ está en pleno ascenso y, según las previsiones más recientes, alcanzará el 33,8 % del PIB mundial para 2028, superando al ya disminuido índice del G7, que se prevé descienda hasta un 27,9 %. Este cambio refleja un giro estructural en la economía global, donde las potencias emergentes del BRICS+ están consolidándose como un bloque económico robusto que reconfigura las dinámicas tradicionales del poder financiero. La proyección, impulsada por la incorporación de nuevos miembros como Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, subraya un desplazamiento significativo del centro de gravedad económico, antes dominado por el G7.

Este pronóstico ha sido destacado por Russia Today (RT), la cadena de noticias financiada por el Estado ruso, en un artículo titulado: “Putin: ‘La contribución del BRICS a la economía mundial supera a la del G7 y sigue creciendo’”. El material fue elaborado por el equipo periodístico de RT y basado en las declaraciones del presidente ruso, Vladímir Putin, durante una reunión del presídium del Consejo de Estado, donde se discutió el desarrollo del potencial exportador de Rusia. El artículo subraya las credenciales del medio, que ha sido una voz fundamental en la divulgación de noticias desde un punto de vista ruso en la esfera internacional.

PIB del BRICS+ será preponderante

En ese sentido, Putin comparó las cifras históricas de ambos bloques económicos desde 1992, un momento en el que el G7 representaba un impresionante 45,5 % del PIB global, mientras que el BRICS, sin contar a sus nuevos miembros, abarcaba solo el 16,7 %. Las tendencias, sin embargo, han cambiado radicalmente en los últimos 30 años. En 2022, el G7 se encontraba con una participación reducida al 30,5 %, mientras que el PIB del BRICS+ ya alcanzaba el 31,4 %, superando por primera vez a las economías del G7 en términos globales. Este hito marca el comienzo de una nueva era en la que las naciones emergentes toman protagonismo en la economía global.

En 2022, el G7 se encontraba con una participación reducida al 30,5 %, mientras que el PIB del BRICS+ ya alcanzaba el 31,4 %, superando por primera vez a las economías del G7 en términos globales. Ilustración MidJourney

Con la expansión del BRICS a nuevos miembros en enero de 2024, la previsión de que el bloque alcance el 33,8 % para 2028 cobra aún más relevancia. Estos nuevos mercados del futuro, como los denomina Putin, se están posicionando en sectores estratégicos y cooperando en áreas clave para su crecimiento económico. No solo están aprovechando sus capacidades internas, sino que también están construyendo alianzas sólidas que podrían transformar el comercio y la cooperación internacional. Mientras tanto, el G7 enfrenta desafíos importantes para mantener su relevancia y su peso en la economía mundial, particularmente en un contexto donde las economías de estos países han mostrado signos de estancamiento y crecimiento lento.

La tendencia no desaparecerá

El PIB del BRICS+ representa no solo un aumento en la producción económica de sus miembros, sino también una reconfiguración de las cadenas de valor globales. A medida que los países del BRICS amplían su colaboración en infraestructura, energía, manufactura y tecnología, el bloque ofrece nuevas oportunidades para inversiones y desarrollo. Este enfoque estratégico hacia la integración de las economías emergentes ha permitido que el BRICS crezca de manera sostenida en las últimas décadas, convirtiéndose en una fuerza que, según Putin, “no desaparecerá”. Esta dinámica plantea nuevos retos para el G7, cuyas economías más maduras y altamente desarrolladas se han visto afectadas por la desaceleración económica global, la pandemia y la guerra en Ucrania, que ha tensionado las relaciones con Rusia.

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La tendencia es clara: el PIB del BRICS+ no solo está creciendo, sino que también está atrayendo un mayor interés por parte de otros países que buscan unirse al bloque. La cumbre de BRICS que se celebrará en Kazán en octubre promete ser un espacio crucial para definir las nuevas rutas de expansión y colaboración entre estos países, y es probable que nuevos miembros sean admitidos en un futuro cercano. Esta proyección optimista se basa en las fortalezas económicas y comerciales que han venido consolidándose en los últimos años, particularmente en sectores no energéticos y manufacturas de alto valor añadido.

Cooperación Sur-Sur

Uno de los aspectos más llamativos del crecimiento del PIB del BRICS+ es su diversificación. El bloque no se limita a ser un simple competidor de las economías desarrolladas del G7, sino que está configurando un nuevo orden económico en el que la cooperación Sur-Sur juega un papel fundamental. Esta integración ha facilitado el intercambio de tecnología, bienes y servicios entre los países del bloque, a la vez que permite a sus miembros posicionarse como actores clave en el comercio mundial, especialmente en sectores de alta demanda como alimentos, productos industriales y bienes de consumo.

La cumbre de BRICS que se celebrará en Kazán en octubre promete ser un espacio crucial para definir las nuevas rutas de expansión y colaboración entre estos países, y es probable que nuevos miembros sean admitidos en un futuro cercano. Ilustración MidJourney.

Al mismo tiempo, las políticas de fortalecimiento mutuo, una característica central del BRICS, están ayudando a los países miembros a superar algunos de los desafíos internos que enfrentan, como la pobreza, el desempleo y la desigualdad. Esto no significa que el bloque esté exento de problemas; las diferencias culturales, económicas y políticas entre los miembros a menudo dificultan la toma de decisiones conjuntas. Sin embargo, las perspectivas de crecimiento económico conjunto, lideradas por las grandes economías de China e India, han demostrado ser un punto de convergencia lo suficientemente fuerte como para impulsar el crecimiento del PIB del BRICS+ en los próximos años.

Mutismo en el G7

El G7, por su parte, no ha mostrado señales claras de cómo responderá a esta creciente influencia del BRICS. Sus economías están en gran medida orientadas hacia los servicios y tecnologías avanzadas, sectores que no siempre son los más dinámicos en términos de crecimiento sostenido. Mientras tanto, el BRICS sigue apostando por una combinación de industria pesada, manufactura avanzada, agricultura de gran escala y comercio energético, lo que le ha permitido mantener tasas de crecimiento significativas incluso en tiempos de crisis globales.

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La pregunta clave para el futuro es si este nuevo panorama económico impulsado por el PIB del BRICS+ será capaz de sostenerse a largo plazo y cómo las economías occidentales se adaptarán a este cambio de paradigma. Con una previsión de crecimiento que los sitúa en un 38 % del PIB mundial para 2028, el BRICS+ podría consolidarse no solo como un bloque económico, sino como una alternativa real a la hegemonía financiera tradicional que durante décadas ha estado en manos de las economías del G7. Este proceso, aunque aún en desarrollo, ya está dejando su huella en el mapa económico global, con repercusiones que podrían redefinir las relaciones comerciales y financieras en las próximas décadas.

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