En un discurso polémico ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente argentino Javier Milei acusó a la ONU de promover una agenda “socialista” que, según sus palabras, atenta contra las libertades individuales y fomenta un colectivismo global. La intervención de Milei no pasó desapercibida y generó una fuerte respuesta de líderes latinoamericanos como Gustavo Petro, presidente de Colombia, y Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, quienes criticaron abiertamente al mandatario argentino por sus declaraciones. El evento puso de manifiesto las tensiones ideológicas entre el populismo ultraliberal de Milei y los líderes de izquierda que abogan por un enfoque más inclusivo y sostenible en la política global.
El reportaje original que describió esta jornada fue realizado por el portal digital eldiarioar.com en colaboración con la agencia EFE. Estos medios, poseen una amplia trayectoria y especialista en coberturas internacionales, tituló su artículo «Milei, un día en Nueva York: del aislacionismo a la conspiración en la ONU», en el que retrató la agitada jornada del presidente argentino en uno de los foros diplomáticos más importantes del mundo. Según eldiarioar y EFE, las encuestas en Argentina muestran que la popularidad de Milei ha caído considerablemente, lo que parece reflejarse en su postura cada vez más extremista y aislacionista en la arena internacional.
Javier Milei no ha dejado el show
Milei inició su discurso sin rodeos, acusando a la ONU de haber perdido su objetivo inicial de promover la paz y el entendimiento global, para convertirse en un «instrumento de imposición ideológica». El presidente argentino criticó duramente la Agenda 2030 de la organización, tildándola de un plan para “controlar a las naciones soberanas mediante políticas colectivistas disfrazadas de sostenibilidad”. Con un tono conspiranoico, Milei afirmó que estas políticas son promovidas por una “élite global” que, según él, busca limitar la libertad individual y favorecer un nuevo orden mundial socialista.
Las respuestas a sus declaraciones no se hicieron esperar. Gustavo Petro, en su intervención en la misma Asamblea, lanzó una dura crítica contra la retórica libertaria de Milei. Sin mencionarlo directamente, Petro condenó lo que él denominó la «libertad del 1%», en alusión a las políticas ultraliberales que, según el mandatario colombiano, solo favorecen a los más ricos del mundo, mientras destruyen el medio ambiente y perpetúan la desigualdad. Petro subrayó que la verdadera libertad debe ser colectiva y sustentable, lo que contrasta radicalmente con la visión individualista de Milei. Además, el presidente colombiano aprovechó para recordar los enfrentamientos anteriores con Milei, quien en el pasado lo había calificado de “terrorista comunista”.

El guardado de Lula da Silva
Por su parte, Lula da Silva se mostró igualmente contundente en su respuesta. En su intervención, sin mencionar a Milei por nombre, Lula advirtió sobre los peligros de recurrir a «falsos patriotas» y «ultraliberales que agravan las dificultades» en América Latina. Según Lula, la región no puede caer en manos de líderes que promueven soluciones simplistas y destructivas, cuando lo que se necesita es construir estados inclusivos y sostenibles que enfrenten los problemas estructurales de la región. El presidente brasileño también hizo un llamado a no ceder ante las presiones de las corporaciones y plataformas digitales, una crítica que muchos vieron como un golpe directo a la postura de Milei sobre la libertad de mercado sin restricciones.
A pesar de las críticas, Milei se mantuvo firme en su postura. Durante su discurso, el mandatario argentino defendió la necesidad de liberar a las naciones de lo que él llamó “el yugo de las regulaciones impuestas por organismos internacionales”. Refiriéndose a la pandemia de COVID-19, Milei señaló que las cuarentenas y las restricciones de movilidad, que fueron apoyadas por la ONU, deben ser consideradas “crímenes de lesa humanidad”. Además, criticó lo que denominó la “hipocresía” de la ONU al permitir la participación de países que, según él, no respetan los derechos humanos, mencionando específicamente a Cuba y Venezuela.
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Ni rastro de algún puente
Las tensiones entre Milei y otros líderes latinoamericanos no son nuevas, pero este evento marcó un nuevo punto álgido en el conflicto diplomático. Durante su campaña electoral y su primer año de mandato, Milei había atacado en repetidas ocasiones a sus vecinos izquierdistas, en especial a Petro y Lula, acusándolos de ser responsables de las crisis económicas y sociales en sus respectivos países. En marzo de este año, las relaciones entre Argentina y Colombia alcanzaron un punto de quietud cuando el gobierno de Petro expulsó a varios diplomáticos argentinos en respuesta a las críticas de Milei. Aunque las tensiones se han suavizado desde entonces, la Asamblea General de la ONU mostró que las diferencias ideológicas entre estos líderes están lejos de resolverse.
La figura de Milei ha despertado polémica tanto en Argentina como en el escenario internacional. A medida que su gobierno avanza, su enfoque radical y sus declaraciones incendiarias han comenzado a generar descontento en amplios sectores de la sociedad argentina. Según el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) de la Universidad Torcuato Di Tella, la confianza en la administración de Milei cayó un 14,8% en septiembre de 2024, alcanzando su nivel más bajo desde que aumentó el poder. Las críticas hacia su gestión del gasto público y su enfoque hacia los problemas estructurales del país han sido constantes, y su popularidad ha ido disminuyendo de manera sostenida.
Una mano de contradicciones
En su discurso ante la ONU, Milei no solo reafirmó su compromiso con su agenda ultraliberal, sino que también dejó en claro que Argentina tomará una postura cada vez más aislacionista en los asuntos globales. Anunció que su país abandonará su posición histórica de neutralidad para “liderar la lucha en defensa de la libertad” a nivel internacional. Esta declaración fue recibida con escepticismo por varios analistas, quienes consideran que el aislamiento de Argentina podría agravar aún más la situación económica del país, que ya enfrenta una profunda crisis de deuda y alta inflación.

Además de sus críticas a la ONU, Milei también se arremetió contra el secretario general de la organización, António Guterres, por su propuesta de un “nuevo contrato social” global. El presidente argentino calificó esta iniciativa como un intento de profundizar el control sobre las naciones soberanas y condenó lo que él percibe como la imposición de regulaciones que van en contra de los intereses de los países en desarrollo. Para Milei, las soluciones a los problemas globales deben venir desde la libertad individual y el libre mercado, y no desde las imposiciones de organismos internacionales.
Una irreal paridad
La intervención de Milei ante la ONU y las respuestas de Petro y Lula evidencian la creciente polarización política en América Latina. Mientras que algunos sectores apoyan la retórica libertaria y antisistema de Milei, otros ven en sus propuestas un peligro para la estabilidad y el progreso de la región. La Asamblea General de la ONU se convirtió en un campo de batalla ideológico en el que las diferencias entre estos líderes quedaron al descubierto, y los próximos meses serán clave para ver cómo estas tensiones se desarrollan tanto en el ámbito diplomático como en el interno.
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Este episodio marca un momento crucial para la política exterior de Argentina bajo el liderazgo de Milei. Su enfrentamiento con líderes de la región como Petro y Lula pone en evidencia no solo las divisiones ideológicas en América Latina, sino también el desafío que representa para la ONU tratar de mantener un equilibrio en un contexto de creciente polarización global. Mientras Milei se aferra a su visión de una lucha por la libertad contra lo que él considera un colectivismo opresivo, otros líderes continúan promoviendo un enfoque más cooperativo y sustentable para el futuro de la región y el mundo.