Mentir y hacer mal al prójimo: Las confesiones de JD Vance a CNN

En una reciente entrevista con CNN, el senador JD Vance ofreció lo que muchos consideran una sorprendente revelación: confesó haber difundido historias falsas para aumentar la atención mediática sobre la inmigración en Estados Unidos. Durante la conversación con la periodista Dana Bash, Vance admitió haber fabricado una historia sobre inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio, que supuestamente se comían a sus mascotas. Estas confesiones de JD Vance generaron un debate inmediato sobre la ética de mentir en la política moderna y hasta qué punto los líderes están dispuestos a llegar para captar la atención pública.

El contexto de estas declaraciones proviene de un análisis reciente realizado por Austin Sarat, profesor de Jurisprudencia y Ciencias Políticas en Amherst College. Sarat, una figura influyente en el portal de periodismo político estadounidense The Hill, escribió un artículo titulado: «Las mentiras maquiavélicas de JD Vance deben ser una advertencia para todos nosotros». En él, Sarat expone cómo la política de mentiras de Vance es preocupante, señalando que las recientes confesiones de JD Vance solo agravan la preocupación sobre el impacto que un líder de este tipo podría tener si se le concede mayor poder en el gobierno de los Estados. Unidos.

Confesiones de JD Vance

Las confesiones de JD Vance son particularmente inquietantes dado el contexto político actual en el país. Vance, un senador que inicialmente ganó notoriedad por su libro «Hillbilly Elegy«, ha evolucionado de un crítico del expresidente Donald Trump a un ferviente aliado del movimiento MAGA. Durante la entrevista en CNN, Vance no solo reconoció haber inventado la historia de los inmigrantes haitianos, sino que también lo hizo con una franqueza que dejó muchos atónitos. Afirmó que si necesitaba crear historias para que los medios prestaran atención a lo que considera los problemas reales de Estados Unidos, no tendría reparo en hacerlo nuevamente. Esto, según muchos observadores, revela una estrategia peligrosa en la política contemporánea, donde la verdad parece estar cada vez más subordinada a la conveniencia.

Durante la entrevista en CNN, Vance no solo reconoció haber inventado la historia de los inmigrantes haitianos, sino que también lo hizo con una franqueza que dejó muchos atónitos. Ilustración MidJourney

Lo que hace que las confesiones de JD Vance sean aún más impactantes es la manera en que refleja un patrón visto antes en la figura de Donald Trump. A lo largo de su carrera política, Trump ha sido conocido por su relación flexible con la verdad. Como lo destacó el periodista Matthew Yglesias, Trump es más que un simple mentiroso; es un prevaricador, alguien que no siente la necesidad de justificar sus falsedades porque no le importa si son descubiertas o no. Al igual que Trump, Vance parece haber adoptado este enfoque, mostrándose dispuesto a sacrificar la verdad en aras de lo que él considera un objetivo mayor.

¿Normalización de la mentira?

Sin embargo, a diferencia de Trump, las confesiones de JD Vance revelan un nivel de franqueza que resulta sorprendente. Mientras Trump rara vez admite haber mentido, Vance lo hizo sin reservas. Cuando Bash lo confrontó, él simplemente respondió «¡Sí!», reconociendo que había inventado la historia. Este reconocimiento llevó a muchos a preguntarse si Vance, al admitir su manipulación de los hechos, estaba intentando distanciarse de las tácticas más burdas de su mentor político o si, en cambio, estaba normalizando una práctica profundamente preocupante.

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Austin Sarat, en su análisis en The Hill, plantea una reflexión crucial: las mentiras en la política no son una novedad. Desde Platón, los filósofos han debatido sobre la legitimidad de la «mentira noble», aquella que se justifica porque, en última instancia, sirve para proteger el bien común. Sin embargo, las confesiones de JD Vance no encajan en esa definición. No hay nada noble en difundir historias falsas sobre inmigrantes vulnerables que podrían provocar miedo y odio. Más bien, como lo argumenta Sarat, estas mentiras tienen un efecto corrosivo en la sociedad, dividiéndola y exacerbando tensiones raciales.

Mentir para arengar al MAGA

Uno de los aspectos más alarmantes de estas confesiones de JD Vance es cómo refleja una estrategia política que busca aprovechar la indignación de un sector del electorado. Los seguidores del movimiento MAGA, como lo han señalado varios estudios, tienden a tolerar las mentiras de sus líderes cuando estos se alinean con su visión del mundo. Según el análisis de Daniel Effron en The New York Times, cuando las mentiras «resuenan con la política de las personas», estas tienden a perdonarlas o incluso justificarlas como necesarias en una guerra política. Este fenómeno parece estar en juego con las confesiones de Vance, quien, al manipular la verdad, busca reforzar un discurso antiinmigrante que resuena con su base política.

Las mentiras de Vance, sin embargo, no son simplemente fabricaciones inofensivas. Las historias que se difunden sobre inmigrantes tienen el potencial de generar un daño real. En una era donde las noticias falsas y la desinformación pueden propagarse a una velocidad alarmante, la difusión de cuentos relatos podría desencadenar actos de violencia o discriminación contra comunidades ya marginadas. Las confesiones de JD Vance no son solo un problema ético; representan una amenaza para la cohesión social y el bienestar de los más vulnerables.

Vance, al igual que Trump, ha demostrado estar dispuesto a sacrificar la verdad si eso le permite ganar la atención y el apoyo de sus votantes. Ilustración MidJourney.

Trampas caza medios

Otra cuestión que surge de estas confesiones es el papel de los medios en la política moderna. Vance, al igual que Trump, ha sabido explotar la dinámica mediática para su beneficio. Al reconocer que inventó la historia sobre los haitianos comiéndose a sus mascotas, también admitió que lo hizo para forzar a los medios a cubrir ciertos temas. Esto plantea preguntas sobre cómo los políticos manipulan las narrativas mediáticas y sobre la responsabilidad de los periodistas para no caer en trampas diseñadas para desviar la atención de los problemas reales.

En última instancia, las confesiones de JD Vance reflejan un panorama político donde la verdad y la mentira se entremezclan de maneras peligrosas. Mientras que los políticos siempre han utilizado la retórica y la manipulación para avanzar en sus agendas, la era actual parece estar marcada por un desprecio sin precedentes por la veracidad. Vance, al igual que Trump, ha demostrado estar dispuesto a sacrificar la verdad si eso le permite ganar la atención y el apoyo de sus votantes. La gran pregunta es si el electorado estadounidense estará dispuesto a aceptar este nuevo estándar político o si, como lo plantea Sarat, las mentiras de Vance servirán como una advertencia de los peligros que acechan cuando los líderes políticos abandonan la integridad en favor de la conveniencia.

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Las elecciones de 2024 serán una prueba crucial para esta cuestión. A medida que se acerca la fecha, los votantes tendrán que decidir si quieren seguir apoyando a políticos que, como Vance, ven en la mentira una herramienta legítima para avanzar en sus objetivos. Las confesiones de JD Vance, aunque inquietantes, han servido para poner en primer plano un debate urgente sobre el estado de la política estadounidense y el papel de la verdad en la era moderna.

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