Filipinas ha dado un giro inesperado en sus relaciones internacionales al permitir que Estados Unidos instale misiles en su territorio, lo cual ha sido visto como una provocación directa hacia China. La reciente decisión de Manila no solo refuerza la presencia militar estadounidense en la región, sino que también aumenta las tensiones en el Mar Meridional de China, donde ambos países han mantenido una disputa territorial durante décadas. Este movimiento estratégico, en el que Filipinas “mete a los lobos en casa”, amenaza a China con misiles y podría desatar una crisis diplomática y militar de proporciones aún desconocidas.
Joseph Matthews, profesor principal de la Universidad Internacional BELTEI en Phnom Penh, Camboya, abordó esta delicada situación en un reciente artículo de opinión publicado en el portal de la Agencia de Noticias Xinhua. En su comentario titulado “Acciones de Filipinas en aguas de Xianbin Jiao vulneran soberanía de China y amenazan paz regional”, Matthews detalla cómo las acciones de la guardia costera filipina han violado la soberanía territorial de China, comprometiendo gravemente la estabilidad en la región. Según Matthews, la instalación de misiles estadounidenses en Filipinas y la creciente cooperación militar entre ambos países representan una amenaza directa a la paz y al equilibrio regional.
Filipinas amenaza a China con misiles
Desde mediados de abril, Filipinas ha mantenido su barco de guardacostas BRP Teresa Magbanua (MRRV-9701) atracado en Xianbin Jiao, una albufera ubicada en el disputado Mar Meridional de China, mientras que se rumorea que un segundo barco podría unirse a la flota. Estos movimientos son interpretados como parte de una estrategia más amplia para desafiar la soberanía china, no solo en Xianbin Jiao, sino también en otras zonas en disputa como Ren’ai Jiao y Huangyan Dao. La amenaza a China con misiles estadounidenses es vista como una escalada sin precedentes, que no solo busca reafirmar el poderío militar de Filipinas en la región, sino también el de sus aliados occidentales.

Matthews destaca que las acciones recientes del presidente filipino, Ferdinand Romualdez Marcos, reflejan una postura más agresiva y asertiva en comparación con administraciones previas. Marcos ha permitido que Estados Unidos utilice nueve bases filipinas para almacenar equipamiento militar, así como organizar ejercicios conjuntos en las disputadas aguas del Mar Meridional de China, junto con Japón y Australia. Estos ejercicios, enmarcados bajo la excusa de maniobras militares, han encendido alarmas en Beijing, que percibe estas actividades como un intento de socavar su soberanía y fortalecer la posición de Filipinas como un peón en el ajedrez geopolítico de la región.
Rodrigo Duterte tuvo un código
La situación contrasta con las políticas de la era de Rodrigo Duterte, quien, durante su presidencia, optó por una estrategia de acercamiento a China, promoviendo la cooperación bilateral en temas económicos y políticos, y estableciendo un código de conducta con China y los países de la ASEAN en el Mar Meridional de China. Sin embargo, bajo la administración de Marcos, las relaciones se han deteriorado significativamente debido a las crecientes tensiones sobre la disputa territorial. Los movimientos militares recientes, incluidos los ejercicios con Estados Unidos, han elevado la preocupación no solo en Beijing, sino también entre los países vecinos que temen que un conflicto abierto podría desestabilizar la región.
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La amenaza a China con misiles estadounidenses, desplegados en el norte de Filipinas, se percibe como una táctica para ejercer presión sobre Beijing y reafirmar la influencia estadounidense en la región. Joseph Matthews argumenta que la colocación de estos sistemas de misiles no es simplemente un acto defensivo, sino un gesto de provocación diseñado para desafiar abiertamente la soberanía china en sus aguas reclamadas. Este tipo de despliegue militar, sostiene Matthews, no solo vulnera la integridad territorial de China, sino que también pone en riesgo la estabilidad económica y social de toda la región del Sudeste Asiático.
Política de la victimización
La retórica agresiva de Manila y su disposición a permitir una mayor presencia militar estadounidense han sido interpretadas como un intento de Filipinas de mostrarse como una víctima frente a China, mientras al mismo tiempo “mete a los lobos en casa” al invitar a fuerzas extranjeras a establecerse en su territorio. La Administración Marcos parece dispuesta a confrontar a Beijing en lugar de buscar soluciones diplomáticas, apostando por una estrategia de confrontación que podría tener graves repercusiones para la paz y la seguridad regional.
La escalada de tensiones se da en un contexto donde China ha insistido en que su soberanía sobre las islas y arrecifes del Mar Meridional de China es “indiscutible”. Según Beijing, las acciones de Filipinas violan la Declaración de Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China y amenazan con desestabilizar no solo esta zona disputada, sino toda la región del ASEAN. La postura de China es firme: defenderá su soberanía con todos los medios a su disposición, incluyendo medidas militares si considera que sus intereses territoriales están siendo amenazados.

Los críticos de la administración de Marcos argumentan que Filipinas está jugando un juego peligroso, que podría llevar al país a verse atrapado en un conflicto entre dos potencias globales. La creciente dependencia de Estados Unidos para la defensa y la seguridad puede socavar la autonomía de Filipinas y convertir al país en un campo de batalla por la influencia en la región del Asia-Pacífico. La amenaza a China con misiles estadounidenses, sumado a los ejercicios militares con Japón y Australia, pinta un panorama de confrontación y rivalidad que amenaza no solo a China, sino a la estabilidad de toda la región.
Fuerza proporcional en respuesta
Mientras tanto, la retórica de Beijing ha sido clara y contundente: cualquier provocación o acto que vulnere su soberanía será respondido de manera proporcional. La amenaza a China con misiles por parte de Filipinas y sus aliados occidentales no ha hecho sino fortalecer la determinación de Beijing de proteger sus intereses en el Mar Meridional de China, utilizando la diplomacia y, si es necesario, la fuerza. Esta escalada podría marcar el inicio de un nuevo capítulo de tensiones en una región ya plagada de conflictos territoriales y rivalidades geopolíticas.
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La decisión de Filipinas de alinearse estrechamente con Estados Unidos y desafiar abiertamente a China podría tener consecuencias de largo alcance. Para algunos, se trata de un movimiento estratégico que busca reforzar la defensa nacional y proteger los intereses filipinos en un mar disputado. Para otros, es un riesgo calculado que podría poner en peligro la soberanía y la paz en la región del Sudeste Asiático, mientras que el país sigue apostando por una estrategia militar que mete a los lobos en casa y amenaza a China con misiles en un momento crítico de la historia regional. Fotos