La transformación digital del agro en Latinoamérica se ha convertido en una de las iniciativas más relevantes en la cooperación entre la FAO y China, según afirmó Eve Crowley, representante regional adjunta de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en una reciente entrevista con la Agencia de Noticias Xinhua. Este proyecto busca mejorar la inclusión social y económica de las comunidades rurales, facilitando el acceso a herramientas digitales que revolucionen el sector agrícola en la región. La alianza no solo impulsa la digitalización de los procesos agrícolas, sino que también promueve la conectividad en áreas con escasa infraestructura tecnológica, abriendo nuevas oportunidades para pequeños y medianos agricultores.
El material original fue presentado por Xinhua bajo el título «FAO y China cooperan para la transformación digital de las zonas rurales de Latinoamérica y el Caribe, destaca representante regional adjunta de la FAO». La pieza destaca la trayectoria de Eve Crowley, una estadounidense con experiencia en desarrollo rural sostenible, medios de vida sostenibles y empleo rural, quien asumió su rol en la FAO en 2013. Crowley resaltó que el proyecto de cooperación con China es uno de los esfuerzos más significativos de la organización para lograr una transformación inclusiva en la región, especialmente en las áreas rurales, donde la brecha digital es más pronunciada.
Transformación digital del agro
El plan, conocido como «Cooperación Sur-Sur: Transformación digital e innovación en la agricultura», ha sido una pieza clave en la estrategia de la FAO para mitigar los efectos de la pandemia de COVID-19 en las comunidades rurales de la región. La iniciativa, apoyada por China, busca cerrar la brecha digital que quedó expuesta durante la crisis sanitaria, afectando de manera desproporcionada a los agricultores de pequeñas y medianas empresas en zonas alejadas de los centros urbanos. Este proyecto no solo aporta recursos financieros y técnicos, sino que también introduce innovaciones digitales basadas en la vasta experiencia tecnológica de China, aplicadas en países como Argentina, Chile, México, y varios otros.

Durante la entrevista, Crowley subrayó que la transformación digital del agro es esencial para cerrar las brechas de desarrollo en las comunidades rurales, afectando todos los aspectos de la vida cotidiana. La falta de conectividad, que se acentuó durante la pandemia, ha obstaculizado el acceso a información vital y servicios en línea, limitando las posibilidades de crecimiento y modernización del sector agrícola. Según datos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), cerca de 72 millones de habitantes rurales en Latinoamérica y el Caribe carecen de un acceso adecuado a Internet, lo que representa un desafío significativo para el desarrollo sostenible en la región.
Capacitación e independencia
La iniciativa implementada a partir de 2022 busca no solo mejorar la conectividad, sino también capacitar a las comunidades en el uso de tecnologías digitales para la agricultura. Esto incluye el acceso a herramientas de producción agrícola, monitoreo de cultivos con drones, y la digitalización de procesos administrativos que antes tomaban mucho tiempo y recursos. Crowley mencionó que, en algunos países como Guyana y México, la incorporación de estas tecnologías ha llevado a una mayor eficiencia en la gestión del agua y los recursos, optimizando la siembra y el riego de cultivos clave.
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La transformación digital del agro no solo impacta en la productividad agrícola, sino también en la vida social y comercial de las comunidades. Crowley destacó que el proyecto ha mejorado la capacidad de los agricultores para acceder a mercados más amplios, facilitando la venta de sus productos y el acceso a servicios que antes estaban fuera de su alcance. Además, ha permitido que las comunidades realicen trámites y gestiones de manera más eficiente, reduciendo tiempos y costos asociados a las actividades cotidianas y potenciando el capital social local.
Ejemplo de trabajos
En Panamá, por ejemplo, se enseñó a jóvenes de comunidades indígenas a instalar y mantener equipos tecnológicos, lo que les brindó la capacidad de resolver problemas técnicos sin necesidad de asistencia externa. Este enfoque no solo empodera a las comunidades, sino que también asegura la sostenibilidad a largo plazo de los avances tecnológicos introducidos. De igual manera, en Uruguay, los habitantes rurales han comenzado a utilizar la conectividad no solo para actividades recreativas, sino también para acceder a servicios médicos a distancia, lo que demuestra el amplio espectro de beneficios que la digitalización puede traer a las zonas rurales.
El impacto del cambio climático en las comunidades rurales de Latinoamérica y el Caribe es otro de los factores que ha motivado la transformación digital del agro. La región enfrenta grandes desafíos, como sequías severas, erosión del suelo y temperaturas extremas, que afectan la producción agrícola. Crowley señaló que, para los pequeños agricultores, estas condiciones son particularmente difíciles de manejar debido a la falta de recursos y asistencia técnica. Sin embargo, con la mejora en la conectividad, los agricultores pueden acceder a información crucial y asistencia en línea que les permite enfrentar de manera más efectiva estos problemas ambientales.

China y el conocimiento
La cooperación con China ha sido fundamental no solo en términos financieros, sino también por el intercambio de conocimientos y experiencias. Diversos países latinoamericanos han tenido la oportunidad de visitar China para aprender sobre la implementación de herramientas digitales en la agricultura, adaptando estos aprendizajes a sus contextos locales. Crowley enfatizó que esta colaboración es un ejemplo de cómo la cooperación internacional puede acelerar el desarrollo de soluciones innovadoras para los desafíos más apremiantes del sector rural.
La transformación digital del agro se perfila como una solución integral para los problemas estructurales de las comunidades rurales, facilitando el acceso a recursos y herramientas que antes eran impensables. Aunque aún es temprano para evaluar todos los efectos positivos del proyecto, Crowley subrayó que los avances ya visibles son prometedores y marcan un camino hacia una mayor inclusión y sostenibilidad en la región. La conectividad y la digitalización no solo están mejorando la calidad de vida de las comunidades rurales, sino que también están fortaleciendo sus economías y posicionándolas como actores clave en el desarrollo agrícola del futuro.
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La alianza entre la FAO y China para la transformación digital del agro representa un paso significativo hacia la modernización de la agricultura en Latinoamérica y el Caribe. A través de la implementación de tecnologías digitales y la mejora de la conectividad, el proyecto no solo promueve la inclusión social y económica de las comunidades rurales, sino que también ofrece un modelo de cooperación internacional que puede replicarse en otras regiones del mundo. Eve Crowley, con su liderazgo y visión, destaca la importancia de esta iniciativa como un motor de cambio que promete transformar la vida de millones de personas en una de las áreas más vulnerables del planeta.